
LUGANO, Suiza.- La Confederación Helvética, más conocida como Suiza, es un verdadero rompecabezas de culturas e idiomas. En este diminuto territorio, algo más grande que la provincia de La Rioja, conviven en forma bastante armoniosa la comunidad de lengua alemana -que conforma la mayoría de la población-, los francófonos, los de cultura italiana -casi un 10 por ciento-, y los romanches, una minoría que ronda el 1 por ciento, pero cuyo idioma es reconocido como la cuarta lengua oficial.
El único cantón suizo que está al sur de los Alpes es el del Ticino, habitado por una población que habla italiano, come como los italianos, cultiva el amor por la estética como los tanos , pero dará un respingo mayor si se los trata de italianos. Porque son puntuales, no exageran con los gestos y enarbolan una cultura que hace de la precisión y la mesura pilares fundamentales.
Este pueblo vive en un pequeño triángulo que, como una cuña, se introduce en la Lombardía, con una geografía tortuosa por la cual Italia parece querer colarse, disfruta de un clima y una geografía casi perfecta y ha sabido teñir con calidez humana la rigidez y austeridad de los suizos.
El territorio perteneció hasta fines del siglo XIV al ducado de Milán y Como, cuando se hizo evidente la necesidad geopolítica de la Confederación de tomar posesión del paso del Gotardo y la ciudad fortificada de Bellinzona, que controlaban las vías de comunicación entre el sur y el norte de Europa. Pero fue en 1803, en virtud del Acta de Mediación Napoleónica, que el Ticino se convirtió en el 26º cantón de la Confederación Suiza.
Capital financiera
El avión apenas acababa de acariciar las nevadas cimas de los Alpes cuando inició un abrupto descenso en un estrecho valle donde las alas les hacen cosquillas a las montañas.
Parece difícil encontrar un lugar para aterrizar, pero los suizos, acostumbrados a lidiar con la estrechez de su país, colocaron el aeropuerto de Lugano-Agno casi sobre las márgenes del lago homónimo. Apenas quince minutos lo separan del centro de la ciudad que es la tercera plaza financiera de Suiza.
Ticino cuenta con alrededor de 354 oficinas bancarias, muy apreciada por los hombres de negocios, que encuentran aquí la solidez y eficacia del sistema bancario aunada a la paz social y política ya tradicional de los helvetas.
Lugano es una ciudad paqueta, elegida como refugio por muchas parejas adineradas de la tercera edad para pasear sus pieles, joyas y perros por la Riva Antonio Caccia, arbolada costanera que bordea el lago desde el Parque Cívico hasta Paradiso.
A lo largo de Via Nassa, principal calle comercial, hacen ostentación de riquezas las más importantes tiendas europeas que se codean con joyerías afamadas y tiendas que venden ropa de las mejores marcas internacionales, un desafío para las billeteras más abultadas.
La mayoría de las calles del centro histórico tiene recovas donde se ubican vendedores de flores, de castañas calientes o de sándwiches. A la altura de la Piazzeta Maraini la calle se convierte en una sinfonía de productos gastronómicos, con todo tipo de salames, mortadelas y mozzarellas que cuelgan del techo. En cualquier encrucijada de calles hay una peatonal con su mercadito callejero donde las frutas y las verduras se exhiben con una prolijidad y una limpieza que cada estante parece una naturaleza muerte.
Mejor, prevenir...
Algo más adelante se abre la Plaza de la Reforma con bares de amplias terrazas que se transforman en una lugar ideal para probar algún aperitivo teniendo como entorno el lago, el monte Generoso (límite con Italia) y los barcos que parten de Giardino y recorren las diferentes localidades del lago de Lugano.
Un dato curioso: los escolares llevan pecheras con una gran equis fosforescente, que hace imposible no verlos cuando cruzan las calles. Es otro rasgo de las precauciones que toman los suizos para evitar accidentes. Vale recordar que el suizo es el individuo que más plata gasta en seguros en el mundo (con un promedio de 400 dólares per cápita).
Si de vistas espectaculares se trata, nada mejor que emprender la ascención del monte San Salvatore (912 m) que puede hacerse a pie, para los más deportistas, o tomando el funicular que parte de Paradiso y en pocos minutos (12 dólares mediante) deposita a los pasajeros en la cima desde donde se tiene una vista incomparable de toda la región de Lugano, el lago de Como y los Alpes.
Las terrazas del restaurante son un lugar ideal para introducirnos en la gastronomía ticinesa, mientras el sol se recuesta sobre el lago Maggiore (Italia) y sus rayos iluminan con todas las tonalidades del ocre los pueblitos de Morcote, Brusino, Carabbia y Orancia.
También se puede observar, lago de por medio, el enclave italiano de Campione, en pleno territorio suizo, un minúsculo pueblo de sólo cuatro cuadras de extensión, que tiene como principal atracción un importante casino muy concurrido por los turistas que visitan Lugano.
Si los suizos quieren jugar en Campione, tienen que hacerlo en una sala exclusiva para ellos, donde la apuesta máxima es de sólo 5 francos (3 dólares).
Esto es lo máximo permitido para este tipo de juegos en Suiza, resabio de una cultura calvinista, extraña para un país que hace de las libertades individuales un culto permanente.
Bordeando el lago hacia el Sur, por lo que se conoce como la Ruta de las Flores, se llega al pueblito de Melide, donde se levanta un interesante parque temático: Suiza Miniatura. Aquí están representados en una escala de 1/25 los lugares más pintorescos de Suiza, como también ciudades, monumentos y medios de comunicación.
La red ferroviaria de Suiza Miniatura tiene casi cuatro kilómetros de extensión y está totalmente automatizada. Siguiendo hacia el Sur se llega a uno de los pueblos más bellos de Ticino: Morcote. Con sus estrechas calles floridas, que trepan por las colinas, entre arcadas y casas profusamente decoradas.
Las mansiones fastuosas tienen propietarios famosos: joyeros, tenores, artistas y miembros de la realeza europea. Son también reconocidos los grotos (cantinas) donde se comen platos regionales y pescados frescos del lago. La gastronomía de Ticino está profundamente influida por la cocina lombarda, toscana y piamontesa.
El plato más típico es el risotto con azafrán , prepardo con hongos y osobuco; la polenta acompaña prácticamente todas las comidas: carnes braseadas, conejo al horno, cazzola (salchichas de cerdo con papas y repollo), rusticiada (carne de cordero), costine (costillas de cerdo). Durante la época de caza, el ciervo es uno de los manjares predilectos. Estas comidas se acompañan perfectamente con un vino tinto merlot, el de mayor producción en la región.
Marcos Joly
Datos útiles
Cómo llegar: el pasaje, de ida y vuelta, hasta Lugano, la ciudad más importante de Ticino, es de 1300 dólares, con tasas e impuestos. El vuelo es vía Zurich.
Alojamiento: la hotelería es excelente en Suiza. Los precios van desde 250 dólares por una habitación en un hotel 5 estrellas, hasta 40 o 50 por una en uno de dos.
Gastronomía: los precios en Suiza son, en general, más caros que en los otros países europeos. Una comida en un restaurante de primer nivel cuesta entre 25 y 50 dólares, aunque se puede comer desde 10 dólares.
Idioma: Ticino es el único cantón suizo donde el idioma oficial es el italiano.
- En los pequeños pueblos se hablan dialectos, aunque el inglés es usado para recibir turistas.
Clima: si no se quiere esquiar, el verano es la mejor época para visitar Suiza, aunque los precios son más caros.También es aconsejable ir en abril-mayo y septiembre-octubre, para conseguir mejores tarifas.
Más información: embajada de Suiza, Avda. Santa Fe 846, piso 10º; 4311-6491. Atención de lunes a viernes, de 9 a 12.
En Internet:
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