
En trineo por el bosque
Como alternativa al esquí, un paseo a toda velocidad por la nieve de Cerro Chapelco, muy bien guiado por perros husky
14 de agosto de 2016

Pluto es el líder clásico. Simba, el galán morocho de ojos claros, el que siempre sale en las fotos. Larsen, el gringo, llegó el año pasado de los Pirineos. Lanín es tan ansioso que, en su caso, “morder los talones” no es sólo una figura: si los de adelante no arrancan es capaz de clavarles los dientes para apurarlos.
Todos son perros muy especiales: tienen la genética y el entrenamiento para tirar de trineos por la nieve. Junto con otros sesenta colegas, integran la jauría del Bosque de los Huskies, en Chapelco. Una cabaña en la cota 1600, a la salida de la telecabina del centro de esquí, donde se ofrecen actividades alternativas al esquí clásico: caminatas con raquetas, esquí backcountry y, claro, paseos en trineo.
Sol conoce al detalle la personalidad de cada husky. Les habla, los llama y los reta como si fueran sus cachorros. De algún modo lo son: hace ya cinco años que oficia de musher, como se llama a los conductores de estos trineos, que traccionados por seis perros pueden cargar más de cien kilos a buena velocidad. “Empecé con las raqueteadas, pero en seguida probé con los trineos y ya no quise hacer ninguna otra cosa”, grita desde la parte trasera del trineo, donde viaja parada mientras el pasajero va cómodamente sentado y a resguardo del frío y del agua sin otra ocupación que disfrutar como un chico.

El circuito apto para toda la familia recorre tres kilómetros entre nieve y lengas
Es todo un viaje. La travesía habitual parte desde la cabaña ubicada junto a la pista de principiantes de este centro de esquí, donde pueden llegar a transitar hasta siete mil fans de la nieve. Pero en cuestión de segundos, trineo, pasajeros y mushers se internan en un cerrado bosque de lengas, que en invierno se cubre de blanco y adquiere esos rasgos surrealistas, de foresta encantada, que distinguen a Chapelco entre los centros argentinos. En cuestión de segundos, cuesta recordar que a pocos metros quedaron las familias, la música, las filas para subir a los medios de elevación o para comprar comida y el wifi.
El programa consiste en una vuelta por un sendero de unos tres kilómetros, al que los huskies, algunos de la variedad alaskan y otros siberian, no pueden contener las ganas de volver. “De hecho si no hay pasajeros, igual tenemos que salir porque si no se frustran, necesitan correr y pueden hacerlo hasta por 150 kilómetros”, cuenta Sol, durante una parada para levantar con bolsa y pala lo que acaba de depositar Simba, como quien salió a dar una vuelta manzana con su mascota. Cuando retoma la marcha, pregunta si está bien un poco de velocidad. Ante la respuesta positiva, lo que sigue es algo similar a una montaña rusa, sin descensos abruptos, pero con saltos a la altura de los que se sienten en los famosos caminos rompehuesos de Chapelco, con el trineo acariciando los troncos de las lengas mientras avanza por la huella en la nieve.

Otra opción: caminatas con raquetas
Hace más de veinte años que en el cerro se ofrecen estos paseos en trineo. La idea fue de Pablo Germann, un criador de huskies que empezó con la actividad incluso antes, cerca de Ushuaia. Germann, de 62 años, es todo un personaje de Chapelco: vivió una temporada (y se casó) en la Antártida, tuvo una hostería en Tierra del Fuego, corrió y organizó carreras de trineos, tiene mil anécdotas y parece siempre listo para la próxima aventura, aunque disfruta igualmente de compartir unos mates con su staff (30 personas, nada menos) junto al fogón de su cabaña.
“Acá no alquilamos nada –dice Germann-. Recreamos una vieja epopeya, cómo el hombre se movió en otros tiempos. La idea es volver a las fuentes para no olvidarnos de dónde venimos y para tener un poco más claro adónde vamos. Es lo que me gusta a mí: ir para adelante sin olvidarme de lo que pasó”.
Mientras prepara un proyecto de entrenamiento de perros para rescate urbano y en avalancha, cierra también los detalles de una nueva excursión múltiple en Chapelco, combinando trineo, caminatas y algo de esquí de travesía. “Hay gente que quiere y que nos pide algo más, así que les vamos a ofrecer una opción más larga, con trineos dobles tirados por diez, doce perros –explica Pablo–. Pero la esencia es la misma: desconectarte. No tenemos wifi, por suerte. Por eso hay gente que, más allá de tomar una excursión puntual, se pasa medio día sentada en la cabaña, junto al fogón. Acá nadie te molesta, esto es un refugio en la montaña.” Se escuchan cada vez más aullidos desde los caniles debajo de la oficina de Germann, pronto algún musher deberá volver a salir.
Datos útiles
Qué hacer. Paseos en trineo: 1200 pesos por trineo (un adulto solo o con un chico de 2 a 5 años o dos chicos juntos).
Caminatas con raquetas de nieve: paseo corto por el bosque de lengas, de una hora y cuarto. Adultos, 600 pesos; menores, 400. Paseo largo, de dos horas, 750 pesos.
Esquí backcountry: circuito de dos horas, 900 pesos. Incluye equipo. Consultas y reservas, en el domo de la base de Chapelco del Bosque de los Huskies; tel.: 0294-154 935986; e-mail: bosquedeloshuskies@smandes.com.ar
Esquí en Chapelco: hasta el 3 de septiembre, el pase para los medios de elevación cuesta $ 850 por día y $ 4465 por semana para mayores. Menores, $ 680 y $ 3570. Durante septiembre, $ 750 y $ 3935 mayores y $ 600 y $ 3145, menores. www.chapelco.com
Dónde dormir
Paihuen es un complejo de cabañas dentro del Parque Nacional Lanín a 4 kilómetros de San Martín de los Andes, camino a Chapelco, con spa y recreación para chicos, entre otros servicios. Tarifas: durante agosto, por noche, para 4 personas, con desayuno, desde $ 4112, según el tipo de cabaña. En septiembre, desde $ 3600. Reservas, 4849-4457/8.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
