
Mariano me llama anoche y me dice que le encantaría que nos fuésemos el fin de semana juntos a algún lado. Tiene un amigo que le viene ofreciendo su casa en la playa hace semanas; está desocupada y nadie de la familia la usa.
A ver, todo bien con la propuesta pero salimos una media docena de veces y nos habremos dado otra media docena de besos. Qué se yo. Creo que no estoy para un fin de semana entero juntos. De repente estoy más para un ensayo local y después ver si da para alejarse de la Capital Federal. Como demasiada intimidad toda junta, ¿no? Pasar del beso a compartir el baño, la cama y todas las comidas juntos me parece too much. Era una propuesta sin compromiso de compra dijo, la casa en la playa está disponible y es solo cuestión de agarrar el auto y mandarnos este fin de semana o el próximo o cuando sea. Creo que le voy a sugerir que nos quedemos y hagamos algo por acá. Si no puedo decirle a él con confianza que no me da para irnos juntos a esta altura es una clara señal de que todavía no es momento.
Además, ¿si nos vamos y esta noche me doy cuenta de que en la cama somos un cero? ¿O que nos irritamos con alguna cosa, o no le gusto? ¿O me siento insegura/incómoda/aburrida/claustrofóbica? Pensando en eso, un fin de semana entero me parece una eternidad; imposible. Mejor ensayar en Palermo y otro fin de semana, en todo caso, elegimos otros destinos, ¿o no?
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