•

Entendelo: privacidad = no sexo

23 de mayo de 2008 • 11:40

Hay una parte de la historia que no me entra en la cabeza.

Un asuntillo que, te juro, me quita el sueño. Que ya me tomo como motivo de investigación. Como intriga científica.

A ver, empiezo por el principio.

Anoche, apenas acosté a las 3 bestias, le dije a Nicolás (noten la NO casual falta de diminutivo) que me iba a dar in baño de inmersión.

Me preparé el agua, puse dos velas de vainilla, bajé, le dejé prendida sólo la luz del tocador, me saqué la ropa (tratando de evitar el cruel reflejo del espejo. Sólo por un rato, aunque más no fuera…) y me sumergí en lo que, en ese momento sentí, el magma de la felicidad.

A los seis segundos, no te miento, seis segundos, si no cinco, knock knock knock.

Ahá?

Mi vida, paso un segundo a buscar la afeitadora? Me estoy preparando las cosas para

Sí, pasá, agarrá.

Entra "mi vida", agarra sus excusas baratas del vanitory. Yo cierro los ojos, esperando escuchar lo más rápido posible la puerta que se cierra.

Pero no

En cambio: Cuánto hace que no te relajabas, no?

Mhm

Un montón hace que no te relajabas

Mseh (siempre ojos cerrados)

Es que claro, se complica encontrar el momento

Ehhh…abro los ojos

Y lo veo, ya metiendo el dedo gordo del pie, totalmente en bolas él, en el agua.

Claro, qué mejor momento para tener sexo que cuando estoy desnuda, no?

Digo, mi desnudez es una invitación a la lujuria.

Ahá

Que yo esté sin ropa en el agua, con la puerta cerrada es un claro llamado al sexo, verdad?

Bueno, se ve que yo creí que no.

Porque le expresé primero educada y cariñosamente que mejor no, para luego terminar expulsándolo con clara vehemencia.

Salí del agua, me sequé, me vestí, fui al living, en donde estaba ofendidísimo y le hablé, le expliqué suavemente que nada de lo que había pasado en el baño tenía por qué ofuscarlo.

Le hablé de mi privacidad, de mi necesidad muy esporádica de soledad, de mi derecho a tenerla.

Le dije

Le conté

Le expliqué

No entendió.

Y bueh

¡Compartilo!