
Entre el lujo y lo barato, nada
Para Pierre Jochem, gerente general del cinco estrellas La Mamounia, en Marruecos, la franja media de alojamientos tiende a desaparecer
7 de junio de 2015

Cada vez con menos frecuencia llega de visita a Buenos Aires el CEO de algún hotel legendario, emblema de lujo y exotismo a miles de kilómetros de acá. Estos ejecutivos casi siempre paran en el Alvear o el Faena, se toman un cafecito con periodistas y olfatean si el mercado local está preparado para afrontar lo que cuesta una noche en los paraísos que comandan. En general llegan a la conclusión de que en Brasil, incluso en Chile, tienen más posibilidades de captar ese nicho capaz de pagar desde 600 euros por una noche en un palacete como La Mamounia, en Marrakech (Marruecos). Pero con moneda devaluada y todo, aún siguen poniendo fichas a los potenciales huéspedes argentinos. Pierre Jochem, gerente general de ese establecimiento, conversó sobre tendencias hoteleras en materia de superlujo.
La Mamounia es considerado uno de los cinco estrellas más selectos del planeta, niño mimado de la colección The Leading Hotels of the World. Construido en 1923 y en el corazón de la ciudad vieja de Marrakech, fue el hotel donde Winston Churchill pasó las tardes de su vejez pintando y bebiendo (el bar lleva su nombre, de hecho); donde Alfred Hitchcock filmó El hombre que sabía demasiado, y -descendiendo a los infiernos del cholulismo- el sitio que recibió a Sarah Jessica Parker y su pandilla de cuarentonas (¿cincuentonas?) insufribles en Sex and The City 2.
-Usted tiene 31 años dirigiendo alojamientos de alta categoría en varios continentes. ¿Cómo evolucionó el concepto de lujo en todo ese tiempo?
-La definición de lujo en un hotel es muy vasta. Se puede definir en relación a lo que representa ese establecimiento para la ciudad donde está emplazado; por la calidad de los materiales, de la restauración del edificio o por la excelencia del servicio mismo. La idea de lujo siempre estuvo ahí, lo que evoluciona son los gustos y las tendencias de la gente.
-Tomando el enorme espectro de hoteles que existen hoy, ¿cuáles son los que están en peligro de extinción?
-Yo creo que quedarán los de alta gama y, en el otro extremo, los de precios bajos. El segmento medio, en mi opinión, tiende a desaparecer. Es decir: habrá gente dispuesta a pagar desde 600 dólares para arriba o menos de US$ 200. Entre esas dos franjas no quedarán demasiadas opciones. Muchas grandes cadenas hoteleras tendrán que reciclarse para sobrevivir.
-El costo de mantener un palacio como La Mamounia, en Marrakech; o el Copacabana Palace, en Río de Janeiro, así como decenas de hoteles históricos de superlujo en todo el mundo, ¿no destruye cualquier ganancia?
-Sólo te diré que, para empezar a percibir beneficios, nosotros tenemos que facturar un piso de 12 millones de euros al año. Hay que tener en cuenta que nuestras habitaciones cuestan de 600 a 8000 euros la noche y que tenemos 1000 empleados para nuestros 209 cuartos, es decir un promedio de 4,5 personas por habitación. Así que sí, efectivamente, los costos son enormes.
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