

MINA CLAVERO.- Casi escondida en la ladera oeste de la cumbre de Achala se descubre Traslasierra que fue tierra de los Comechingones, hoy una de las zonas turísticas más agreste de Córdoba. Allí, enmarcada por un paisaje de bellas serranías y legados jesuíticos, ríos y arroyos está La Constancia, una tradicional estancia donde pasar días de descanso con la perfecta combinación de confort y una muy buena gastronomía.
La Constancia tiene su historia. Quizá su nombre se debió a los viajes que a fines del siglo XIX y desde Santiago del Estero tuvo que hacer María de la Plaza de Arias Moreno, para paliar la frágil salud de su marido en una zona famosa por su microclima.
Sobrina del presidente Victorino de la Plaza construyó allí una primera vivienda de adobe y ya restablecido el enfermo, fue agregándole otras construcciones. En 1920 María de la Plaza acondicionó el camino para poder llegar en automóvil, y en 1935 emprendió una capilla dedicada a San José.
Encargó a talladores del Vaticano las imágenes de mármol de Carrara de sus santos favoritos que adornan el interior y en 1938 sonaron por primera vez las campanas del bello oratorio de San José.
En la Quebrada del Tigre, a 1400 metros en un entorno serrano coronado por el Champaquí de 2880 metros, sobre el filo de la Sierra de los Comechingones, la estancia recuperó su tradicional fisonomía gracias a la familia Dorado, que luego de 40 años de abandono la recuperó manteniendo su habitual elegancia.
Cabalgar por el Champaquí
En ese marco, con las sierras ahí no más, la estancia aparece de pronto sumergida en la quebrada. La casona principal de dos plantas cuenta con nueve habitaciones dobles con baño privado, decoradas en un estilo campo con detalles de buen gusto. Las cuatro confortables salas de estar invitan al descanso.
El amplio living compite con el salón-bar, lugar de reunión de los visitantes por la noche. La piedra de la zona está presente en paredes, chimeneas y en los irregulares bordes de la piscina, alimentada por una caída de agua que viene de las sierras.
El hotel de campo ofrece variados programas. Los jinetes avezados podrán elegir entre una larga cabalgata por el cerro Champaquí, la Cuesta de las Cabras o la Piedra del Molino, donde disfrutar de un buen asado criollo. Para los que aman las caminatas hay trekking por las profundidades de la Quebrada del Tigre, remontando el arroyo San Javier entre helechos y tabaquillos, hasta una cascada que se derrama desde 15 metros de altura o cortos paseos entre algarrobos, chañares y todas las especies imaginables de la región, acompañados por el perfume de las hierbas aromáticas.
La estancia tiene el acceso a una cancha de golf a sólo 7 kilómetros y para los que se aventuren, parapente en la cercana ciudad de Merlo.
Con productos regionales
El complemento ideal de una estada en cualquier lugar es sin duda la gastronomía, y en La Constancia es el plato fuerte. Luis Dorado, el anfitrión, es un fanático de la cocina y en su establecimiento pudo dar rienda suelta a sus dotes de cocinero, para lo cual preparó sus armas tomando clases antes de instalarse definitivamente en la estancia.
Los espíritus gourmet sabrán apreciar sus recetas, en las que combina productos de la zona con modernas técnicas logrando memorables platos. Para empezar, entradas como el pan de campo con hongos silvestres, omelette de morcilla y ciboulette, variedad de quiches y pequeñas tortillas, deliciosas brochetitas de salchicha ahumada, terrinas de hongos o budín de zanahoria con crema de tomillo.
En platos principales se puede probar risotto de remolacha confitada, malfatti de espinaca, ricota y nuez; escalopes de ternera en salsa de limón y tians de verduras; lomo mechado con panceta ahumada acompañado con zanahorias glaseadas y papas chacareras, o raviolones de berenjena y cordero con menta y romero.
No faltan nuevas versiones de platos criollos como la carbonada en zapallo, esta vez de pollo, así como la humita al plato con queso fundido o un locro de cordero. El asado viene acompañado con verduras grilladas o al disco, y variedad de ensaladas. Como final de fiesta se pude elegir entre un bavarois de frutilla, crêpes quemados de dulce de leche y nuez, mousse de chocolate con avellanas tostadas, flan de manzanas ácidas, budín de castañas o la mousse de dulce de leche con banana caramelizada al ron.
Datos útiles
Cómo llegar
Ofrecen transfer del aeropuerto a la estancia.
En los aviones turbohélice de Bairesfly hasta Merlo, San Luis, que está a 60 km. Hasta La Constancia en remise.
En automóvil por la RN 8 hasta Río IV. Desde allí tomar la ruta 1 en dirección a Achiras, continuando en dirección a Merlo, San Luis. Son 50 km hasta San Javier.
Informes
Marta Salinas
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