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Escapada fierrera




El Museo Fangio fue el destino elegido para agasajar a mi padre (es mecánico y en un tiempo preparó autos de carrera).
La ruta, el horizonte y la expectativa crecían a medida que nos acercábamos a Balcarce.
Ingresamos al mundo del automovilismo, la adrenalina, el vértigo y la emoción. Una mágica construcción que plasma cuidadosamente la vida de Fangio desde sus inicios, acompañada de los demás corredores que, con sus logros y actitudes, fueron y son muy reconocidos. Quedamos impactados ante tremenda obra. Nos recibió Fangio saludándonos desde una gigantografía, la Bandera, las 5 escuderías y un particular e impresionante trofeo, que ocupa el lugar central y fue entregado por la Asociación Argentina de Volantes en Rosario cuando ganó el cuarto campeonato del mundo. Tiene la altura y el peso de Fangio, y 4 estrellas de oro.
Empezamos el recorrido por los diferentes niveles. Es tan atrapante la historia de este ídolo que la emoción es inevitable. Innumerables trofeos, medallas, distinciones, títulos, homenajes, condecoraciones, están exhibidos en todo el circuito. Una gran frase estratégicamente ubicada llama la atención: Tratar de ser el mejor sin creer ser el mejor. También el diseño del piso de la planta baja donde año por año figuran todas las carreras ganadas, los cascos que utilizó desde el inicio, una boina, luego una gorra de tela, un casco de cuero al cual le ponía hojas de lechuga para refrescarse en los días de calor; las antiparras, los guantes, el calzado, todo perfectamente cuidado.
Llegamos a la parte de los autos. Mi padre nos explicó con detalles cómo era el alma de esos autos, los miraba como escaneándolos. Y llegó el turno de la emblemática cupé roja 1939. Con una simple mirada adiviné lo que en ese momento pensaba y surgió espontáneamente la complicidad de la travesura. Le dije: "Subite que te sacamos una foto". Ese instante fue mágico, ¡qué bueno que pasó!
Mirábamos esas máquinas imaginándolas en alguna carrera de turismo carretera, de TC o de Fórmula 1. De alguna manera estábamos en boxes con Gálvez, Emiliozzi, Di Palma, Reutemann, Ayrton Senna, Bordeu, Pairetti, Bessone, Traverso y todos los grandes del automovilismo.
Fangio siempre decía que no hay que desestimar al adversario, que a todos hay que respetar. Así actuó en su vida para recibir tanto reconocimiento. Voluntad, entrenamiento y continuidad lo describían. Paradójicamente, su simpatía por las tortugas, su explicación: Las tortugas siempre llegan, no tienen accidentes y viven muchos años. Amo la velocidad de la lentitud.
Al frente, la parte de El Viejo Taller, una reconstrucción perfecta del ámbito fierrero, fue otro de los momentos en los que no fue necesario ningún comentario.
Pasamos al sector de La Epopeya Sudamericana, una ambientación muy lograda de los Chevrolet y la destacada actitud de Eusebio Marcilla, que llegó en segundo lugar por auxiliar a Fangio y su acompañante Urrutia que habían sufrido un accidente. Sacrificó su puesto, pero obtuvo por su conducta el título de El Caballero del Camino.
Ayrton Senna, que también tiene su espacio, siempre consideró a Fangio su maestro. Tanto es así que cuando Fangio le entregó el trofeo del GP de Brasil (1993) lo invitó a subir al escalón más alto del podio, y le dijo: "Ninguno de nosotros puede estar por encima de usted".
En el último nivel, coronando el escenario, la Gran Flecha de Plata, y un escrito del campeón que nos conmovió. Está dedicado a los mecánicos: "… Yo he apreciado siempre el trabajo de los mecánicos. Ellos son los que te hacen ganar las carreras".
Algo faltaba todavía, conocer el Autódromo Juan Manuel Fangio. Ingresamos, lo recorrimos despacio, como estudiándolo. Mi padre nos dijo: "Es la primera vez que estoy en un circuito". Un guiño nos habilitó y en ese instante se sintió un poco Fangio, un par de vueltas, una acelerada a fondo en la recta, un giro rápido y una bandera a cuadros marcando la llegada. Ese fue el mejor momento.
Este gran campeón instaló nuestra bandera en los podios internacionales, y tuvo la oportunidad de inaugurar este maravilloso lugar para que el mundo conozca su historia.

COMPAÑEROS DE RUTA

Camino portugués
Somos un grupo que vamos a recorrer en septiembre próximo, durante 19 días, Portugal desde Lisboa y Fátima hacia Galicia en vehículo. Luego caminaremos 116 km desde Tui hasta Santiago de Compostela en 6 días. Seguiremos hasta Finisterre y finalizaremos en Madrid. Si querés conocer la magia del Camino de Santiago, escribinos a: amigosasantiago@gmail.com
Mercedes De Palma

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por Redacción OHLALÁ!


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