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Escapadas: Gualeguaychú, poseída por el Carnaval

Baile frenético y música contagiosa hasta la madrugada en el corsódromo de la ciudad entrerriana, que explota de visitantes, color y alegría cada fin de semana cuando las comparsas copan la pasarela




En el desfile de la comparsa Kamarr personajes de leyendas se suben a la pasarela

En el desfile de la comparsa Kamarr personajes de leyendas se suben a la pasarela - Créditos: Ministerio de Turismo de Gualeguaychú

La única vez que había participado del Carnaval fue cuando tenía 13 años. En mi barrio las bombuchas volaban por los aires y caían, con fortuna, en la cabeza de algún contrincante y las bicis salían arando en busca de refugio. Con el paso de los años, la fecha pasó a ser una más en el calendario. Presenciar el Carnaval no era una idea que me entusiasmara mucho. Un poco por desinterés y otro poco en defensa de la postura sin más sustento que mis prejuicios de que esta fiesta no era motivo suficiente para recorrer los kilómetros que separan Buenos Aires con alguna ciudad carnavalera. Nunca pensé que podría estar tan equivocada.
A través de la ventanilla de la trafic, el corsódromo de Gualeguaychú se ve como cualquier predio que espera los tres golpes de baquetas para que el show comience: vinchas con plumas, alquiler de trajes de comparsa, silbatos, cotillón de luces son sólo algunas de las cosas que pueden encontrarse en la antesala. "Se respira olor a Carnaval", dice Eric, guía en nuestro primer encuentro con Gualeguaychú, mientras emprendemos nuestra caminata hacia la puerta.
Mucha gente, al igual que nosotros, aprovecha los fines de semana de enero y febrero para llegar a la ciudad. Una de las recomendaciones, que no puede faltar en la lista de los preparativos, es reservar el hospedaje con tiempo. Más de 150.000 personas pasan por aquí y, encontrar un buen lugar, se vuelve toda una odisea. Algo barato, de calidad, no tan lejos del centro ni del corsódromo se transforma en la figurita que nadie tiene y todos quieren. Los campings, hostels, cabañas y hoteles se desbordan de familias y jóvenes que llegan los viernes y se van los domingos por la tarde, dejando la ciudad prácticamente vacía. La ocupación hotelera durante un fin de semana de enero suele ser del 90 por ciento. Mientras que, en febrero, alcanza el ciento por ciento.
Afuera del predio, los bailarines, actores y músicos comienzan a hacer la previa. Las presentaciones son durante ocho fines de semana y tendrán su actuación estelar el 25 y 26 de febrero. "Los comparsistas se preparan entre seis y siete meses antes", cuenta Juan Ansalas, directivo del club Central Entrerriano y de la comparsa Marí Marí. De las cinco que participan, ésta es la que más veces ha ganado y la favorita para esta edición.
Mientras se peinan y maquillan, aprovechan para calentar el cuerpo con alguna bebida. La noche será larga y tendrán que marchar durante casi dos horas. Los integrantes de cada grupo pasan mucho tiempo juntos y su identidad con la comparsa es tan profunda como la de un hincha de fútbol. "Contamos con integrantes que tienen hasta 30 años de trayectoria dentro de cada equipo", dice Ansalas.
Adentro, la gente aprovecha para ocupar los mejores lugares. Todos se pelean por estar bien adelante, pegados a la pasarela, que pronto se llenará de color y música. Yo, fiel a mi perfil de principiante, elijo un lugar un poco más elevado y en medio de una escalera.
En la punta del corsódromo comienza a escucharse la primera procesión, lista para iniciar el recorrido. Los altoparlantes anuncian a la primera comparsa: Ará Yeví. "Chapa, chapa, chapa", grita el público y golpea con las manos los carteles metálicos que rodean la pasarela. El sentimiento de euforia ya comienza a palpitarse y la bebida es el combustible necesario para alimentarla. La gente empieza a empujar y mi metro cincuenta sólo alcanza para observar lo que sucede a mi alrededor, pero no en la pasarela.
"Donde explota mi alegría, Ará Yeví está. Para vivir la vida, ponele un poco de Carnaval", se empieza a escuchar en todo el predio. La música aparece y, junto con ella, las lentejuelas y los carruajes cobran vida. Como en un partido de fútbol, aparecen las banderas negras y verdes que acompañan al club Tiro Federal, entidad detrás de Ará Yeví. De repente, cuando ya había desistido de hacer puntas de pie, las plumas aparecen por encima del público. Las carrozas, como enormes paredes, avanzan al ritmo de la música y se hacen visibles desde cualquier ángulo y estatura. Con los ojos bien abiertos y seguramente la boca también me quedo en mi lugar y empiezo a sentir cómo mi pulso comienza a acelerarse.
Una invasión de dorados, verdes, azules y rojos aparecen ante los ojos de todos. Los tocados y los espaldares de las bailarinas se llevan todos los aplausos. Mientras cada escuadra va marchando, la gente baila, canta y agita con las manos. Detrás de las pasantes, aparecen unos esqueletos gigantes. Son marionetas que los bailarines llevan adheridas a su cuerpo como si fueran mochilas. Los trajes de fantasía y las carrozas también son protagonistas de la fiesta. "Cada comparsa tiene elementos que llegan a 15 metros de altura. Sus dimensiones y la calidad de sus detalles las hacen únicas entre los carnavales del mundo", detalla el directivo de Marí Marí. Miro a mi costado, buscando el rostro de uno de mis compañeros. Sus ojos no se despegan de la pasarela y su cuerpo, inconscientemente, se balancea al ritmo de los tambores. La música resulta imposible de esquivar: el ritmo sale del piso, sube por las rodillas, sigue por la cadera y termina en los brazos. Todos nos movemos a un ritmo que no conocemos, estamos como poseídos por la música que sale de las manos de cada uno de los percusionistas.
Uno de los demonios que Marí Marí lleva a la pista

Uno de los demonios que Marí Marí lleva a la pista - Créditos: Ministerio de Turismo de Gualeguaychú

La invitación de Ará Yeví es a "despertar de un sueño donde los vivos y los muertos conviven, donde los tambores y no los relojes son los que rigen nuestros movimientos". En alusión, la carroza de apertura, y toda la puesta, está plagada de camas con niños que duermen y se despiertan, relojes y engranajes que giran y esqueletos que bailan. Un verdadero mundo mágico cobra vida delante de nuestros ojos. Al final de la pasada, la batucada con redoblantes, tamboriles y casetas ponen de pie a toda la tribuna. Todos aplauden y yo sonrío, sin creer lo que acaba de pasar enfrente de mis ojos.

El turno de la favorita

Luego de unos minutos de descanso, es el turno de Marí Marí, la favorita de Gualeguaychú. Todo el predio vuelve a estar de pie y las banderas vuelven aparecer. La representante del Club Central Entrerriano sabe hacer historia: de los 32 festivales que participó, se impuso en 21. En esta edición, su temática lleva el nombre de Versus y lo que muestra es "una constante lucha entre el mal y el bien". Sus carrozas son estatuas gigantes de demonios blancos y negros que giran y se enfrentan; personajes de héroes y villanos luchan en la pasarela a través de coreografías. Mientras las carrozas avanzan, no puedo dejar de pensar en la cantidad de personas invisibles que están detrás de cada procesión: maquilladores, diseñadores, aguateros, los que empujan las carrozas y coreógrafos, entre otros. La gente canta y se divierte, todos se saben las letras. Las radios de la ciudad, días antes de comenzar el Carnaval, se hacen eco de los himnos de las comparsas y los gualeguaychuenses las incorporan como los hits del verano. "Versus representa varias luchas de la humanidad: la guerra vs. la paz, la destrucción vs. la preservación de la naturaleza y la tristeza vs. la alegría e invita al público a reflexionar y tomar partido", explica Ansalas.
Finalmente, es el turno de Kamarr, la comparsa que representa al Centro Sirio Libanés de Gualeguaychú. El cuerpo se siente cansado pero la música vuelve a ponernos de pie y nos obliga a seguir el baile con las manos. Las verdaderas protagonistas de esta pasada son las leyendas y, es por eso, que algunos personajes como el Gauchito Gil, las brujas y el hombre lobo, son reconocibles entre plumas y carrozas. "Llegó Kamarr vas a reír, a cantar, a saltar", suena en vivo desde la última carroza de la noche.
La gente está eufórica. Luego de tres horas de espectáculo, el público se avalancha sobre las chapas para tocar a los bailarines que ya dejan el corsódromo. Muchos jóvenes gritan, se sacan selfies y se acercan a la barra para pedir otra ronda. La música deja de sonar, su poder hipnótico desaparece y nosotros nos disponemos a regresar. Una plataforma avanza hasta la mitad y comienza la otra parte de la fiesta. Los carteles de chapa ya no marcan más distancia y la pasarela se transforma en una pista de baile. La noche continúa, con shows de bandas invitadas, hasta la madrugada.
En nuestro camino hacia la trafic, tarareamos algunas de las canciones que acabamos de escuchar y aprovechamos para compartir algunos de los videos con menos color y sin el poder hipnótico de la música en nuestras redes sociales. Sólo quien ha estado dentro del corsódromo puede sentir la energía y la euforia con la que se vive el Carnaval en Gualeguaychú. Me aparto un poco del grupo y aprovecho el momento a solas para susurrar un perdón y un hasta la próxima a la tierra gualeguaychuense, que comienza a aquietarse.ß

Datos útiles

Cómo llegar

Distancia entre Buenos Aires y Gualeguaychú, 229 kilómetros por RN 14, RN 12 o RN 9.

Dónde dormir

Los Pinares de Belgrano (Francisco Lapalma 270) , a 15 minutos del corsódromo. Desde $ 1500 por noche, para 3 personas. (03446) 15356226.
Complejo Las Moradas (Federación 346, Pueblo Belgrano, Gualeguaychú), a 20 minutos del corsódromo. Desde $ 1600 por noche, para 2 personas. Reservas (011) 1534408587 o www.turismoentrerios.com/complejolasmoradas
Posada del Puerto ( República de Nicaragua y Caseros), a 12 cuadras del corsódromo. Reservas: (03446) 429448/427011 o www.posadadelpuerto.com.ar

Fechas y entradas

Las próximas fechas son sábado 25 , domingo 26 y lunes 27 de febrero. El sábado 4 de marzo se hará una última función; esta reprogramación responde a la fecha cancelada por mal clima del 11 de febrero. Comienza a las 22 y tiene una duración de 4 horas. Las entradas van desde $ 240 , en www.carnavaldelpais.com.ar, las boleterías del corsódromo (Piccini esq. Ayacucho) o los diferentes puntos de venta.

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por Redacción OHLALÁ!

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