Después de horas deslizándose por la nieve, el hombre hace una escala en mitad de la montaña en el café alpino Avalancha. Se saca los guantes y saborea un chocolate caliente mientras entibia sus manos con la taza. La escena transcurre en Dubai, en medio del desierto. Afuera hacen 41°C. Adentro, -2°C.
Ski Dubai es uno de los complejos de esquí cerrados más grandes del mundo. Tiene cinco pistas, con variados niveles de dificultad para que no se cruce un principiante con un avanzado. Sus aerosillas tienen capacidad para cuatro personas.
Este enorme centro, con 22.500 metros cuadrados cubiertos de nieve real (aunque fabricada artificialmente), es apenas una parte del Shopping Mall of the Emirates, el más grande de los Emiratos Arabes Unidos.
En la boletería, por US$ 50 se puede sacar el pase para dos horas de esquí (o todo el día por US$ 83), y como la lógica indica en este país desértico, tomar prestada ropa de nieve y un par de esquíes.
No es el único complejo de este tipo. El esquí artificial es un fenómeno que crece. Si bien la fabricación de nieve data de 1950, la evolución de la industria llevó a mejorar la calidad y cantidad del producto.
Snowhall. En Amnéville, Francia, abrió en 2006 y tiene una de las pistas techadas más largas del mundo: 620 metros de largo y 35 metros de ancho, con una caída vertical de 92 metros con inclinación de 20 y 25 grados. El promedio de nieve bajo los pies es de 60 cm, fabricada por cinco cañones. Además de la zona de esquí, un sector es exclusivo para menores que se tiran en trineo y otro ofrece facilidades para snowboard. El pase promocional happy day da acceso a cinco horas de pista, alquiler de equipos y una pizza por 35 euros. A la noche, quienes canten en el bar con karaoke aparecerán proyectados en una pantalla gigante dentro del salón de esquí.
AlpineCenter. En Bottrop, Alemania, tiene 31 grados de inclinación y un largo de 640 metros. Por 23 euros se puede sacar el pase más económico para esquiar antes de las 14, que incluye el equipo y una consumición. La cuesta se asciende por una cinta mecánica. El lugar ofrece además un abanico de atracciones como The Wave, una pileta con una ola para hacer surf o los trineos agarrados a un circuito de vías que van en caída como una montaña rusa, pasando casi por encima de los esquiadores. AlpineCenter tiene otra sede en Hamburgo.
Snowworld. En Landgraaf, Holanda, hace alarde de ser el resort de esquí bajo techo más grande del mundo, con 35.000 metros cuadrados para el deporte. El recorrido más amplio de sus pistas es de 520 metros, y el pase por 4 horas cuesta 37 euros. Dentro del complejo está el hotel 4 estrellas de 100 habitaciones donde descansar los músculos después de un día en la nieve y abstraerse del verano. Un paquete de una noche, desayuno y cuatro horas de esquí, por 82,50 euros.
Chill Factore. En Manchester, Inglaterra, abrió en 2007 y argumenta que su pista de 100 metros es la más ancha del mundo. Su longitud, no obstante, de 180 metros, se quedó atrás en el ranking, si bien la promocionan como la más larga de Inglaterra. El sitio es un boom de fiestas infantiles: se puede tener a los chicos entretenidos en la nieve jugando, haciendo tubing (deslizarse sobre un colorido flotador con forma de rueda) o en clase grupal de esquí.
Madrid SnowZone. España aporta su copito de nieve al invierno artificial. En el centro comercial Madrid Xanadú, en Arroyomolinos, a 23 km del centro de Madrid, es el único complejo techado de esquí del país. Su trayecto más largo es de 250 metros. Tiene a su vez una pista fácil de 100 metros de largo y 40 de ancho, para principiantes, y un sector para salto. Un telesquí y una telesilla con capacidad para 4 personas aceleran el flujo de gente que sube la montaña. Gracias a Xanadú, en España se puede esquiar los 365 días, desde las 10 hasta las 24. El pase de una hora cuesta 19 euros o 36 con el equipo incluido.
Por Lucila Marti Garro
Para La Nacion
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