Estilo y elegancia de los viejos tiempos

Una vez en el parque, diseñado por el paisajista Carlos Thays -con especies como la soberbia camelia de flores blancas y fucsias o los rosales-, se destaca la casona construida en 1890 por Charles Mallet, el mismo arquitecto que levantó el casco de la estancia Dos Talas en Dolores. Una pequeña escalera de mármol conduce al vestíbulo: a la derecha está el bar con barra de madera y ventanas hacia el verde; a la izquierda, el living con biblioteca y ventanales, también con vista al parque.

Los sillones invitan al descanso y a familiarizarse con los cuadros de los antepasados de la casa, como el del vasco Andrés Egaña, cuya hija heredó la estancia. Egaña, tatarabuelo de los actuales dueños, poseía una taberna en Tandil y traía ganado a Buenos Aires, que descansaba en San Miguel del Monte.

No hay televisión ni teléfonos para comunicarse desde los cuartos con la recepción, lo que marca el estilo sereno propuesto por la estancia, en la que sólo se oye la música del restaurante y el sonido de los pájaros y del resto de los animales.

Si se sigue recorriendo la casa, un poco más adelante se encuentra el restaurante, con pisos de madera y boiserie restaurada, que se combina con detalles modernos como las luces con dimmer y la música. Posee capacidad para 25 personas. Ofrece comida gourmet en una carta diseñada por Benjamín Yupanqui. Entradas como el cebiche con salsa tártara, sin el picor de este plato, pero muy bien presentado y delicioso; platos principales como el ojo de bife con salsa Malbec y papas al plomo, salmón al estilo oriental, wok de cerdo o agnelotti de calabaza dan cuenta de una cocina moderna y elaborada.

A pesar de tratarse de un casco antiguo en un parque diseñado por Thays y tener una larga historia para contar, San Pablo es un hotel de campo con restaurante: los dueños no atienden a los turistas y se respeta a rajatabla su intimidad. Tampoco se hace hincapié en lo tradicional gauchesco: "Así como servimos el bife de chorizo al estilo americano y no la tira de asado, no montamos en recado, sino en montura inglesa: intentamos salir de la representación gauchesca clásica del campo argentino", dice Andrés Egaña, responsable del sitio.

Las habitaciones están en el primer piso, al que se llega subiendo la escalera de madera. Dos cuentan con flamantes hidromasajes con balcones con vista al parque. La decoración combina elementos antiguos, como el mobiliario del siglo XIX, con el confort moderno de los sommiers, entre otros detalles. Tanto los caballos como las bicicletas están disponibles para los huéspedes a metros de la casa. A ellos se les entrega un plano del lugar para no perderse, ya que no los acompaña ningún baquiano. Son 15 km de caminos interiores más las 100 ha de reservas ecológicas, donde viven lagartos, liebres, zorros Es que la estancia San Pablo está inmersa en 357 ha con 154 lotes y tres reservas ecológicas que se comercializan como Campitos en San Pablo. Son chacras de una superficie que oscila entre 9000 y 18.000 metros cuadrados, con 30 casas edificadas hasta ahora, en un estilo cuidado y elegante.

Tomar la Autopista Riccheri y después la Autopista Ezeiza-Cañuelas hasta la ruta 3. Seguir hasta el cruce con la 41, a la izquierda, después 5 km hasta la rotonda que conecta con la ruta 215; nuevamente a la izquierda, 10 km más.

Día de campo: $ 130, que incluye almuerzo, merienda y actividades (bicicletas, caballos, pileta). Habitaciones desde $ 190, base doble, con desayuno. Informes: 5128-5222, sales@georeps.com.ar.

Por Silvina Beccar Varela