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 • HISTORICO

Estocolmo: puentes, canales y un verano que despierta pasiones

Cuando hace calor, la ciudad se transforma, los suecos salen a la calle a disfrutar; es el mejor momento para visitarla




ESTOCOLMO.- Quienes dijeron que Estocolmo es la Venecia del Norte se quedaron cortos. Con sus cúpulas románticas, sus puentes, su horizonte carente de rascacielos y las incontables iglesias, esta ciudad es lo más parecido a una París sobre el agua.
Al entrar en el Palacio Real, algún ingenuo puede suponer que el aire parisiense de la ciudad viene de los fundadores de la actual dinastía reinante, el mariscal Jean Baptiste Bernadotte y Eugénie Désirée Clary. Pero a pesar de que los Bernadotte hicieron un aporte importante al progreso del país, el aire francés de estas calles data de épocas anteriores, cuando todavía reinaban los aristocráticos Vasa (el palacio tiene casi un milenio de historia).
Con estos datos es obvio preguntarse por qué la estatua más importante que domina la explanada del palacio pertenece a un burgués gascón que brilló en las Guerras Napoleónicas, pero careció de blasones. Esta es una de las tantas paradojas suecas: Bernadotte hizo un gobierno tan brillante administrando Hannover por orden de Napoleón que los príncipes suecos decidieron importarlo para proclamarlo rey. Les costó más tiempo traer a Desirée, que, según su biógrafa, Anne Marie Selinko, se tomó veinte años en conocer "las aguas con témpanos flotantes".

Tierra de paradojas

Ver el sinfín de puentes que une estas mil islas ubicadas desordenadamente, sus bosquecitos y restaurantes de vidrio con vista al agua nos conduce a la segunda gran paradoja sueca. ¿Adónde está el aire trágico y triste de las películas de Bergman o Ingrid Bergman? Si Estocolmo es una fiesta, al igual que el París de Hemingway, y destila vida y color las 24 horas.
Si hubiera que establecer un paralelo cinematográfico con esta ciudad, el más adecuado sería la figura de Greta Garbo, la divina. Al verlos de lejos (a Estocolmo y a Garbo) uno se imagina una belleza demasiado perfecta y fría como para ser atrayente. Pero los barquitos llenos de gente paseando por los canales y las calles repletas de atracciones son iguales que Greta en Reina Cristina .
Se descubre que bajo la apariencia perfecta y controlada yace un alma llena de vida y pasiones ocultas. Esto se percibe especialmente en las noches de verano, cuando los suecos toman por asalto las calles e improvisan cantobares en las plazas.
El misterio de por qué uno tiene una imagen tan diferente de esta ciudad y sus habitantes ayuda a develarlo Fernando, un argentino que trabaja aquí desde hace ocho años como ejecutivo de una firma lechera: "En verano, los suecos se sumergen en un frenesí de vida social, es como que no quieren perderse ni un segundo del sol y el calor, porque nunca saben cuánto van a durar. Después en invierno es terrible, la gente se pone depresiva". De modo que la magia es tal porque es muy corta. Aunque sea sólo un mes en que Estocolmo despierta del letargo vale la pena acercarse a verlo.
El primer consejo que dan los locales a los visitantes en el verano es caminar la ciudad. Esto puede hacerse en la Ciudad Vieja o en cualquier punto de las islas del centro, por la cantidad de bellezas que hay para admirar. Los parques son parte importante de la vida de los suecos. Por eso, no puede obviarse una vuelta por los Jardines Reales (Kungsträgården), el jardín botánico Bergianska o el Ekoparken.
Por otro lado, en las afueras de la capital, adonde vive la mayoría de la gente, hay un ambiente tranquilo y más campestre y no es infrecuente encontrar un profesional de clase media que vive en una cabaña de madera en medio del bosque en las afueras, como si fuera lo más normal del mundo.

Palacios y teatros

Entre los puntos para ver en la ciudad, el primero es el Palacio Real, que está en la Ciudad Vieja (Gamla Stan) y fue edificado parcialmente sobre los restos del viejo palacio Tres Coronas (Tre Kronor), que fue destruido por un incendio en 1697. Allí es imperdible la muestra de joyas, trajes, uniformes y carrozas que pertenecieron a la familia real.
La catedral (Storkyrkan) es el templo más antiguo de Estocolmo, del siglo XIII, construida inicialmente por Birger Jarl, el fundador de la ciudad, aloja tesoros artísticos interesantes, como la escultura San Jorge y el Dragón, considerada la pieza más bella del gótico tardío del norte de Europa.
El tercer lugar es el Museo del Vasa (Vasamusset), donde está, al aire libre, el buque Vasa. Cuando el Vasa inició su primer viaje (1628), era probablemente el buque de guerra más poderoso del mundo, ya que cuenta con 64 cañones y capacidad para 300 soldados. Además tiene casi un millar de esculturas de madera en su interior.
En el centro de Estocolmo, la Casa de la Cultura (Kulturhuset), frente a la plaza Sergel, aloja exposiciones de fotografía, moda y diseño, y ofrece música, danza, teatro y conferencias. Y atención padres: en la Habitación Infantil los chicos pueden sacar libros, participar de talleres, hacer experimentos, escuchar cuentos o ver películas.
Finalmente, el Museo de Arte Moderno exhibe una buena colección de obras de Matisse, Picasso, Dalí, Klee y Rauschenberg.

Las noches blancas

Suecia tiene una fuerte tradición que se conserva en sus fiestas y comidas.
La más sueca de todas las tradiciones suecas sea quizá la celebración del solsticio de verano o midsommar . Oficialmente, cae en el fin de semana más cercano al 24 de junio, siendo la vigilia en viernes, seguida del día del solsticio de verano en sábado. Midsommar se celebra en la época más luminosa cuando las noches ni llegan a ser oscuras. Se celebra la luz y el reverdecer de la estación en estos días del año.
Ese día, los pobladores de la capital se dirigen al archipiélago o viajan al campo. Para los que se quedan en la ciudad, en el Skansen, el museo al aire libre más antiguo del mundo, la celebración del solsticio de verano se hace con bailes y juegos acompañados de música tradicional sueca.
Una vieja costumbre de la fiesta del solsticio es que las solteras juntan siete clases de flores en el campo y las guardan debajo de la almohada. Durante la noche soñarán con su futuro esposo.

Datos útiles

Cómo llegar

Lo mejor es unir Buenos Aires con cualquiera de las ciudades grandes de Europa y desde allí tomar un vuelo a Estocolmo.
Si lo hiciera a través de British Airways, el vuelo de ida y vuelta cuesta 1292 dólares, con tasas incluidas. El vuelo de Buenos Aires llega a Heathrow, en Londres, y en el mismo aeropuerto puede tomar la conexión a Estocolmo.

Dónde alojarse

Hoteles cuatro y cinco estrellas:
Radisson SAS Sky Cityhotel, cerca del aeropuerto de Arlanda, 200 dólares la habitación con desayuno.
Radisson SAS Strand Hotel (centro de Estocolmo), 403 dólares la habitación con desayuno.
Scandic Continental ( Norrmalm) 186 dólares con desayuno la single y 210 dólares la doble

Excursiones

Uno de los lugares para visitar es Drottningholm, donde vivió la familia real y que es patrimonio cultural de la humanidad. Está cerca de Estocolmo y está abierto todo el año en forma parcial.

Islas

Al sur de Estocolmo hay cerca de 25.000 islas e islotes que se pueden visitar en ferry o en barco por el mar Báltico, durante el verano.

Para reservar on line

http://www.stockholmtown.com Embajada de Suecia.
Tacuarí 147, 6°; 4329-0800. De lunes a viernes, de 10 a 12.

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