
Lo de Benjamín con los chupetes Avent es ya casi inaceptable. Nadie en esta casa guarda tanta fidelidad hacia una marca. Ni siquiera el hombre de esta casa, con lo pilchero que es.
El sábado salimos. A poco de llegar a la calle me di cuenta que había dejado arriba los chupetes. Todos, unos tres. Estábamos ya realmente apurados. Y atrasados. "No importa", dije, "le compro en el camino y punto".
Bueno, tres horas casi cuatro -todo lo que estuvimos afuera- estuvo el niño quejándose por sus malditos chupetes faltantes. Y eso que en el camino le compramos dos. Y todo porque por cada maldita farmacia que pasábamos no había chupetes Avent (y no cualquier Avent, Avent período 0-3 meses. sí, 0-3 meses!; el pibe no agarra otro porque te mariconea con la boquita). El primero que le compramos en el camino era re pro. Hasta tenía un reborde con gel para calmar los nervios (debí haber comprado uno para mí). El segundo era un flash, mucho más lindo, vistoso y anatómico que la porquería esa por la que se fanatizó. Pero nada, no hubo caso. Escupió uno y luego otro. Cada uno a su turno. Escupió unos 35 pesos. Y no se calmó hasta que llegamos a casa y dimos otra vez con sus patéticos Avent 0-3 meses. ¿Será posible?
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