Habíamos pasado con Darío el Día de San Valentín en Cannes, Francia. Esa romántica noche, durante la cena de gala en el casino de la Croisette, la orquesta había tocado repetidas veces tangos emblemáticos, lo que hizo la noche todavía más feliz.
Aunque el almanaque indicaba que en el hemisferio norte era pleno invierno, para nosotros era difícil sentir el clima propio de esa estación en la Costa Azul. La temperatura en Cannes es muy agradable y la avenida de la Croisette, famosa por el célebre festival de cine, lucía llena de flores.
Era más que placentero pasear por las calles angostas y zigzagueantes. Ver a los pintores y admirar sus típicos cafecitos. Así fue que nos sentamos en uno de ellos, bajo la caricia del sol, y tuvimos la buena fortuna de hacerlo al lado de una señora francesa, muy encantadora, acompañada por un perrito blanco. También ella sintió empatía con nosotros y nos pusimos a hablar. Fue ella quien nos aconsejó asistir a la Fiesta de los Cítricos en Mentón, última ciudad francesa de los Alpes marítimos antes de llegar a Italia. Y sin dudarlo allí fuimos.
Ese año la fiesta se llamaba El Mundo de Tintín en Mentón.
Lo que vimos fue absolutamente increíble. Darío es italiano, vive en Turín, pero no conocía esa fiesta. Quedamos maravillados.
El limón es uno de los símbolos de Mentón, ya que tiene un microclima que hace de esta región un lugar único. Jean Cocteau pasó largas temporadas en esta parte del mundo.
La atracción principal era el diseño de enormes figuras hechas de naranjas y limones sobre estructuras de metal en verde. Vimos un auto antiguo, un castillo, carruajes, un barco, un cohete y figuras mitológicas dibujadas a manera de alfombras. Cada figura era acompañada por una pareja ataviada con trajes típicos, representando a distintos pueblos. ¡Asombroso!
Esta fiesta de la imaginación destinada a los sentidos se realiza hace más de 70 años, ininterrumpidamente.
¿Qué se bebe allí? Lo indicado para la ocasión: jugo de naranjas y limones. ¡Exquisito!
Marinella Gent