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Florencia Raggi: "Me aburre ser una madre ciruela"

Una mujer intensa que supo encontrar el equilibrio entre su familia, su trabajo y la búsqueda espiritual; ella no da cátedra: su ejemplo inspira; mirá el video del backstage de la producción





Florencia mira las fotos que le van tomando. Las mira con detenimiento. Como si eso que ve en el visor de la cámara no fuese ella, toda ella, con sus 38 años, sus rulos exuberantes y su sonrisa tan perfecta. "Es que no me reconozco. Yo me miro y noto algo diferente entre lo que veo y lo que me pasa dentro. En cómo me siento. Y pienso: esto, el cuerpo, no puede ser todo. Ahí me doy cuenta de que tiene que haber algo más. Que esto no es todo." Entonces, se relaja. Y con un tazón de té entre sus manos, nos explica: "Me educaron en la religión católica, pero a mí no me daba por lo religioso. Lo veía, en cambio, como un trabajo introspectivo, de autoconocimiento, de juntarme con mi espiritualidad. Desde chiquita sigo una búsqueda espiritual".
¿Por dónde va esa búsqueda hoy?
Estoy abierta a todo, voy escuchando, voy sintiendo lo que me hace bien. Soy curiosa, y entonces indago en algo que siento que me quedó corto, y quizás eso me lleva a otro camino. Para mí, la verdad es una sola, y uno la encuentra de la manera en que pueda, donde la pueda encontrar, no es que esta filosofía está bien y esta otra está mal. Todo depende de cómo uno se encuentre con ese conocimiento. Lo que me parece es que no hay que juzgar, porque si no, te la pasás buscando cómo es la vida y la vida se te pasa..., y la vida es esto.

¿Recurriste a terapias que te sirvieron pero a las que no volverías?
Yo creo que siempre te sirve lo que hiciste. La palabra no es "acumulación" sino "evolución", porque uno se va despertando a diferentes cosas porque va cambiando y, por suerte, inevitablemente, nos movemos todo el tiempo...
Cualquier religión o práctica espiritual requiere esfuerzo, compromiso.
Total, creo que el esfuerzo sí es necesario. No es que es "ay, yo todo lo hago por placer", ¡mentira! En la vida todos tenemos una resistencia natural al cambio, queremos que nada se mueva porque es una manera de sobrevivir, pero de a poquito, con cierta voluntad, uno lo va logrando. Pero ojo, sin dolor y sin culpa. Creo que nada que conlleva dolor lleva a buen puerto.
¿Estudiás filosofía como forma de alimentar tu costado espiritual?
Estudio algo vinculado con el mundo inmaterial, desde hace tres años. Yo no soy una académica y no sé cuál es la diferencia entre la filosofía y lo que hago. Me gusta estudiar las cosas que no tienen forma, algo del alma, qué sé yo...


¿No lo sentís como algo disociado de tu actividad diaria? Digamos, antes eras modelo, hace años que sos actriz...
Es que, justamente, con estas cosas yo hago contacto con lo que realmente es importante. Es el enchufe para proyectar todo el resto. Porque es una necesidad. Si no, todo lo otro son las formas externas que se destruyen. Tengo la sensación de que hay otras cosas, pero también somos materia y con esta forma es con la que disfruto, con la que me conecto, toco, huelo, es con la que me expreso.
¿Hacés yoga, meditación?
El yoga puedo decir que es lo que más me acompaña, con idas y venidas, desde los 18 años. Hice distintos tipos. Ahora, estoy con el más suave, el hatha yoga, pero pasé por todos. Lo que está bueno del yoga o de los estudios que hago es que son un complemento, no es que mi vida gira en torno a eso, sino que son cosas que adapto a mi vida.
¿Le das bolilla a llevar una alimentación sana?
Hubo épocas en las que estuve más atenta a la alimentación o que no comía carne. Pero lo que me funciona es escucharme. Cuando uno es fiel a lo que quiere comer, y lo hace a conciencia, controladamente, eso le hace bien. La alimentación no tiene que ser un tema con más importancia de la que tiene.


Digamos que hacés las cosas desde el sentir.
Sí, no es sencillo, pero cuando salen desde el sentir, son mucho mejores que desde el entender. No nos educan para estar muy conectados con lo que sentimos, y está bueno prestarle atención, ser fiel y valiente. Coherente.
Siendo actriz, hay que afinar bien la coherencia, porque te deben aparecer ofertas diversas, y el límite es muy fino: hoy estás acá y mañana estás en un lugar en el que no querés.
Supongo que para cualquiera es lo mismo...
Pero tu carrera es de exposición pública.
De exposición y de diversidad..., es verdad.
Ustedes no deben tener una rutina muy establecida, hay momentos en los que no laburan, momentos de mucho trabajo...
Sí, sí, y para mí, eso es lo atractivo de mi actividad.
¿Y que Nico cambie? Porque es mucho más fácil ser fluctuante cuando tenés un horizonte estable al lado. Pero cuando los dos varían mucho...
Para nada. Está bueno así. No sé cómo sería yo con alguien estable. Lo menos cambiante que tenemos ahora es un colegio, que empieza en marzo y termina en diciembre, porque Renata tiene 12 años y Francisco, 10. Es lo único que tenemos fijo en un sitio, algo que hay que respetar porque elegimos respetarlo, a mí me gusta esto, me está poniendo en una situación de prueba conmigo misma, me empuja...


¿Cómo se llevan tantos años de matrimonio, con tanto cambio?
Es un ingrediente para la pareja. Si yo hubiera vivido 16 años en el mismo edificio, con el mismo trabajo, el mismo horario todos los días, me costaría sostenerlo con mi personalidad, no lo habría podido mantener, por eso es un ingrediente tan contundente.
Además, pasaron épocas en que Nico tuvo menos exposición y vos te lanzaste con tu carrera de actriz, con películas.
Sí; igual, nada de eso fue premeditado. No fue un "ahora trabajás vos, ahora trabajo yo". No hay una sola cosa que nos gusta... No es que cuando dejé de trabajar de modelo lo único que quería era ser actriz, porque tal vez no hubiera formado una familia o me hubiera formado de una manera en que se tendrían que adaptar todos a mi baile de la actuación. Yo también tenía una intención muy fuerte de ser una mamá y de sostener una pareja. Es una actividad más, en el sentido de la responsabilidad, es un trabajo, uno no se puede descuidar.
Hay que ponerle el pecho, y ¿cómo hacés?, y, haciéndolo, no es que viene de arriba. Si tengo una relación, tengo que alimentarla, cuidarla; si no la alimento, no la cuido, después no puedo preguntarme: "¿Por qué no funcionó?".
¿Y en las crisis?
No hemos tenido grandes peleas, no nos peleamos mucho.
Suena idílico.
Pero es prueba y error. Tengo los mismos problemas que todos, y me parece que es parte del estar en pareja. Yo estoy enamorada de Nicolás, no es que soy yo solita con todo...
Pero ¿nunca se van a dormir sin hablar?
No... Tal vez al principio de la relación, cuando yo era más jovencita y había cosas que no entendía. Pero fuimos madurando juntos y disfrutando de esto.
¿Y cómo sos con tus hijos?
Me aburre soberanamente ser una madre ciruela, de decir "las cosas son de determinada manera". No me parece que sea el camino, porque los chicos escuchan y algo puede quedar, pero lo que queda es lo que ven en las relaciones. El ejemplo es cómo se vive. Entonces, ellos van a tomar más cuáles son mis intereses, cómo me relaciono con la gente, qué es lo que elijo, que lo que yo pueda adoctrinarles o no. Lo mejor que puedo hacer por mis hijos es estar atenta a cómo soy yo, porque si en mi casa se habla de determinados temas, esos son los temas con los que se están nutriendo; si hay determinados hábitos, son con los que se están alimentando; entonces, lo que hago es revisar eso..., porque si hay algo que no quiero que hagan y lo hago yo, es ridículo lo que les pueda llegar a decir. Por ejemplo, mi mamá se ponía muchas cremas y yo la miraba fascinada y hoy sigo con su hábito.


¿Sos de cuidarte mucho la piel?
Muchísimo. Como les decía, de chiquita, veíamos con mis hermanas que mi mamá se ponía muchas cremas, y las tres heredamos eso. A los 30, empezamos a prestarle mucha atención al cuidado de la piel, y me da mucho placer ponerme cremas, me parece que le estoy dando alimento sano a mi piel; no soy una ferviente seguidora de ningún botox, de ningún láser ni nada, no sé ni los nombres ni me interesa saberlos, porque todo eso abrasivo de afuera puede tener buenos resultados en el momento, pero ¿y después qué? Soy una abanderada de "nada de afuera para adentro". Lo mejor es hacer deporte, una actividad física, caminar, correr, jugar al tenis, lo que a uno le guste hacer. Es más lindo un cuerpo femenino con sus imperfecciones que uno que se nota que está contranatura, completamente trabajado, que no coincide con la edad de la persona.
Te sentís mejor que a los 20...
Sí, totalmente. Te firmo con sangre que no vuelvo a esa edad. Me encanta tener esta edad, esta madurez, estos vínculos, esta visión de las cosas. Esta profundidad no la tenía ni ahí a los 20.
¿Es decir que negociamos lozanía y un poquito de adrenalina de esa cosa de los 20 a cambio de esta profundidad?
Igual, hay adrenalina, ¿eh?, y es una adrenalina con mucho más sustento, no es esa adrenalina voraz de no saber qué camino va a haber.
¿A quién se le ocurrió lo de hacer el video hot en Sábado Bus?
Estaba previsto que hiciera un porfolio, y cuando surgió, dándole vueltas, yo propuse que Nicolás participara, y luego se armó el guión con esta idea. Cuando Nico me dice que es una mujer salvaje que está en una jaula y viene alguien e intenta adiestrarla, domarla, y cuando parece que lo logra ese animal salvaje lo traiciona y lo muerde, me encantó porque me parecía súper divertido. Porque esta mujer es agresora o fiel a sí misma, porque es un animal salvaje.
Pero fue muy jugado, ¿no te dio pudor?
Para nada, si no, no lo hubiera hecho... Es un juego, a mí no se me ve nada, hay otros porfolios en los que a las chicas se les ve mucho más, ¿eh? Y estamos jugando, no nos damos ni un beso.
¿Y a los chicos no les impactó?
Yo a mis hijos les cuento todo lo que hago. Las películas que son prohibidas no las ven y saben que no las pueden ver, pero saben que lo hice. Ellos no me ven en las telenovelas besándome con otro, yo no quiero no porque esté mal, es mi trabajo, pero me parece que si vos sos mi hijo, puede afectarte verlo, entonces, ¿para qué lo vas a ver?
¿Tus hijos vieron ese porfolio?
Sí, claro, ¡si hasta estaban en el estudio! No estaba haciendo nada malo.
¿Y no pensaste que los podría afectar verte así con su papá?
No, no me parece que sea una cosa pornográfica, sabían que era un juego, de pe a pa, ven los otros porfolios, los programas los ven.


¿Te joroba la fama, ser conocida y estar casada con alguien conocido?
Ya es mi realidad. Al principio fue complejo y Nico era muy famoso. Yo era conocida y tenía mi saludito en la calle, pero cuando estaba con él, ya no podía salir. Fue difícil. La verdad es que lo pude llevar, por estar al lado de Nico, por ver cómo él lo llevaba y también porque me parecen súper estimulantes todos estos desafíos a superar.
Por varias cosas de las que estás diciendo, parecería que vos le ponés demasiadas fichas a tu espontaneidad, a hacer lo que te surge.
Eso me parece que sí tiene que ser así.
Debés tener que confiar mucho en vos misma para llevar adelante esta idea de "dejar ser", ¿no?
Sí, me parece que no estamos acostumbrados a que nos eduquen así. Estamos acostumbrados a ser de determinada manera. Yo me fui descubriendo, no es que fui siempre así. Me parece que cada uno tiene su propio modo, y es todo un trabajo conseguir el propio modo, ¿para qué vamos a seguir modos ajenos?
¿Te arrepentís de algo?
No, si fuera para atrás, viviría igual. Quizá hubiera empezado a estudiar actuación antes. Yo a mi mamá le decía de chiquita: "Yo quisiera actuar", porque mamá actuaba y porque veía chicos en la televisión; tal vez me hubiera formado como estoy haciendo ahora pero de más chica, no hubiera esperado tanto para hacer contacto con algo que tenía latente. De mi etapa de modelo, lo que me queda son los viajes y la experiencia que hice conmigo misma, de ponerme a trabajar, de estar en un mundo de adultos, decidiendo cosas cuando yo era joven, de poder comprar mi departamento a los 18 años, independizarme, conocer el mundo, que si no, no hubiera podido hacerlo. Entonces, no me arrepiento para nada. Tampoco es que me queda un "¡qué suerte que fui modelo!". Porque no, no era un contexto que me representaba, se me hacía fácil el trabajo y me defendía. No me arrepiento. Creo que en vez de arrepentirnos, tenemos que estar abiertos y atentos en la vida..., estar presentes en esto que está pasando, no que pase la vida por el sueño de otro. Yo quiero vivir mi vida y no quiero un día mirar para atrás y decir: "Uy, estuve dormida todo este tiempo."
Por Teresa Elizalde y Carola Birgin
Fotos de Sebastián Arpesella
Producción de Carol Schmoisman

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