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Fort Myers, donde sobran los inventos

En esta ciudad de Florida vivieron Edison, Ford y Firestone, entre otros; la primera lamparita brilló allí y el primer auto de cuatro ruedas se vendió a 200 dólares; en el mismo lugar fue creada la goma sintética




FORT MYERS, Estados Unidos.- En la costa sudoeste de Florida, a 54 kilómetros de la hiperactiva Miami, Fort Myers es uno de los balnearios más elegantes. Y la singular historia de algunos de sus antiguos vecinos atrae a muchos turistas para conocerla de cerca.
"Esto es Florida como era antes", afirma con orgullo el guía, que en su recorrido nos hará conocer los detalles de la vida de dos notables, Thomas Alva Edison y Henry Ford, y las vicisitudes del aviador Charles Lindberg, del empresario del caucho Harvey Firestone y del naturalista John Burroughs.
En 1875, Fort Myers era una de las tantas islas selváticas del archipiélago cuando una vieja goleta, que había partido de Maine, llegó a la costa para descargar la primera casa prefabricada de Estados Unidos.
Su inventor y constructor tenía 38 años, se llamaba Thomas Alva Edison y había elegido este sitio desolado a orillas del Caloosahatchee River para escapar de los inviernos neoyorquinos. Atraído por la botánica, desarrolló buena parte de sus 1093 inventos patentados hasta su muerte. Diez años después de su llegada, Edison invitó a su casa a los 300 vecinos que por entonces vivían en Fort Myers para sorprenderlos con el mayor de sus inventos: las lámparas incandescentes que iluminaban a pleno su residencia.

Amigos son los amigos

Entusiasmado por compartir investigaciones con su entrañable amigo, Henry Ford, el magnate de la industria automotriz, se instaló en un predio cercano y hoy esas ocho hectáreas forman parte del gran museo que recibe innumerables visitas diarias.
Más de mil especies de plantas de diversos países decoran los imponentes jardines de ambas residencias, cuyo acceso se hace por el 2350 del bulevar Mc Gregor. Con el paso de los años, Edison y Ford fueron construyendo talleres y laboratorios creando un centro experimental, testigo posterior de grandes invenciones como el fonógrafo, el desarrollo de la telefonía (inventada por Bell) y el telégrafo.
Algunos años después se unió a ellos otro pionero de la industria norteamericana: Harvey Firestone, que para estimular la pasión por la botánica de Edison le regaló un árbol traído de la India (un bayan tree), que apenas medía diez centímetros de diámetro. Hoy tiene una copa que mide casi 130 metros de diámetro, con un tronco que para abrazarlo hacen falta 10 personas.
Preocupados por la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, Firestone y Ford, que temían por el abastecimiento del caucho, financiaron a Edison las investigaciones para hallar un sustituto. Meses más tarde Edison creó la goma sintética.
Amantes de las aventuras, una vez al año recibían la visita de otros dos amigos: el aviador Charles Lindberg y el naturalista John Burroughs, que se ocupaba de organizar las expediciones del Club de los Vagabundos por las islas del Golfo de México.
Henry Ford vendió en 1893 su primer automóvil de cuatro ruedas en 200 dólares, y las lámparas de filamento que aún hoy iluminan la casa de Edison fueron las primeras en usarse en todo el continente americano. Ahora, en el museo, además de conocer los laboratorios y talleres de trabajo, se verán gramófonos, radios, teléfonos, un prototipo del Ford T, un Cadillac Opera, una autobomba y varias creaciones automotrices más.
El museo guarda documentación de fórmulas químicas y físicas, planos, herramientas y hasta muebles construidos por el propio Edison, cuya afición por la carpintería era notoria. Sus herederos dicen que dormía una siesta diaria de 15 minutos en una hamaca que aún se ve en la galería, que tenía un gran sentido del humor, que amaba la naturaleza y que su sordera no le impedía ser feliz.
Lo más singular de la visita sucederá cuando lea sobre su cama, una máxima creada por él: "El ingenio es el 1% de la inspiración; el 99% es pura transpiración".

Casas con historia

Todos los días, de 9 a 16, pueden visitarse las residencias y sus parques. La entrada es por el N° 2350 del bulevar Mc Gregor, y como entrada se paga una pequeña contribución que varía según la temporada del año. Durante la caminata se podrá disfrutar de los árboles que protegieron a Edison, al igual que la modesta pileta de natación construida por él y que fue la primera de cemento que tuvo el estado de Florida. El inmenso bayan tree se encuentra a la entrada del museo. Para mayor información se puede llamar gratuitamente por el 1-800-605-7878.
Carlos Manuel Couto

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por Redacción OHLALÁ!

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