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Fortaleza, cálida como sus tradiciones

Esta ciudad del nordeste brasileño, de temporada todo el año en sus playas porque no deja ingresar el invierno, revive el pasado con sus singulares costumbres, artísticas artesanías y exquisitos platos, todo en medio del ritmo del forró




En este lugar, las tardes se decoran con la llegada de las jangadas pesqueras a la costa. Más tarde se puede bailar forró hasta el amanecer, entonado sutilmente por el simpático efecto de una cachaça (aguardiente de caña). Una infraestructura hotelera de primera categoría define el lugar como un destino de privilegio para cualquier época del año. Pocas capitales en el mundo tienen la capacidad de reunir al mismo tiempo las comodidades y facilidades de la gran ciudad moderna, junto con la cálida sencillez que suele impregnar el aire en los pueblos menores. Fortaleza, combinando sus antiguas estructuras coloniales con el surgimiento último de los grandes resorts internacionales, es tal vez una de las únicas que hoy presenta tales características en todo Ceará, y eso precisamente es lo que la ha catapultado finalmente como uno de los principales polos turísticos del nordeste brasileño.
Capital del Estado y quinta ciudad más importante del país, esta metrópoli se ubica al principio de la panza que tiene la geografía costera de Brasil, donde las costas reciben el constante y benéfico abrazo de las corrientes cálidas del ecuador (el promedio de la temperatura del agua durante el año es de 28 grados centígrados). Así, las playas ofrecen su tibia superficie a los viajeros que, provenientes de diferentes partes del mundo, llegan hasta aquí durante todas las estaciones para disfrutar de un eterno verano. Históricamente, la ciudad se fundó como fuerte en 1654, al mismo tiempo que concluía la guerra de reconquista, emprendida por los portugueses para recuperar los territorios de las manos de Holanda. En ese año, las colonias que obedecían al reinado de los Países Bajos fueron disueltas definitivamente y sus habitantes no autóctonos, expulsados hacia Europa.
En el momento de su nacimiento, la ciudad fue llamada Villa Forte da Asumpçao, nombre que años más tarde se simplificaría como Fortaleza.

Las arenas del fuerte

En Fortaleza el invierno parece no tener lugar entre los días del año; la temperatura siempre oscila entre los 26 y 35 grados, lo que provoca una permanente tentación a poblar las arenas y recostarse bajo una sombrilla a disfrutar del entorno. Rodeadas de una modernísima infraestructura hotelera, las playas son quizás uno de los puntos más sobresalientes de las atracciones turísticas de este sitio. Básicamente Iracema, Playa del Futuro, Meireles y Mucuripe, con sus escarpadas superficies donde la profundidad se delata a pocos metros de la costa, son las que ofrecen en mayor medida el marco ideal para nadar y descansar sin contratiempos.

Un lugar de encuentro

Como en la mayoría de las ciudades de Brasil, en Fortaleza el mercado central es un punto de encuentro e intercambio entre locales y turistas. Abarcando toda la superficie de la Praça de Se en el centro de la ciudad, allí las artesanías se combinan expuestas con frutas, verduras y mariscos esperando el momento de cambiar de mano. Este lugar debe ser objeto de un obligado paseo para todos aquellos que busquen interiorizarse en la cultura del Estado. Generalmente, en los grandes mercados es donde se pone de manifiesto la naturaleza más pura y profunda del quehacer cotidiano de un lugar. Siguiendo específicamente con el ámbito de las artesanías, Emcetur, el mercado de arte popular que está sobre la avenida Senador Pompeu 350, es uno de los lugares más visitados por los viajeros. La gran variedad de técnicas y productos cearenses se expone en los stands que pueblan el interior de esta antigua prisión municipal, hoy devenida en museo, centro comercial y oficina de turismo. Hay varios trabajos que constituyen patrimonio artesanal del Estado, principalmente los productos de cestería, cuero y madera. Las hamacas tejidas a mano son también artículos tradicionales del lugar, pero si busca el mejor precio con la misma calidad, es recomendable salir del mercado y conversar el costo con los vendedores que caminan la ciudad y las playas durante todo el día, cargados con docenas de ejemplares sobre sus espaldas.

Técnica artesanal

En tren de interiorización histórico-cultural, lo que permite un mayor acercamiento con la gente y sus tradiciones, es interesante visitar el Museo Municipal, en la avenida Barao de Studart 410. Allí se puede apreciar en concreto las minuciosas técnicas artesanales que se utilizan en todo el Estado de Ceará.
También una extensa colección de arte autóctono, junto con la descripción de las distintas etapas que éste fue pasando a partir de la Conquista.
A la hora del almuerzo, los carritos y bares sobre la costanera son una opción más que perfecta. No es casualidad que allí puedan saborearse las mejores langostas de todo el Nordeste; la preparación de este plato es una de las especialidades de Fortaleza y, por otro lado, los puestos sobre la playa reciben antes que nadie la llegada de los pescadores, con motivo de lo cual tienen la posibilidad de elegir las mejores piezas.

La jangada, un show aparte

La jangada, una embarcación que se utiliza para la pesca y cuyo trabajo constituye una de las principales atracciones de Fortaleza, es el resultado de una extraña fusión de diseños portugueses e indígenas. La nave era en un principio una especie de balsa construida con troncos ensamblados que, en ocasiones, llegaba a medir hasta ocho metros y que los indios impulsaban por medio de un remo.
Con la llegada de los conquistadores portugueses alrededor del 1500, se le agregó un mástil sosteniendo una vela latina que desplazó el remo como elemento de propulsión. Se colocó un timón sobre la popa para dirigir el rumbo.
Cada atardecer, la llegada de las jangadas a la playa de Mucuripe concentra multitudes y se transforma en un espectáculo imperdible.
Las barcas, con sus tradicionales y artísticas estructuras, encallan en la arena cargando la pesca de todo el día, que será destinada a los mercados y restaurantes de toda la ciudad.
El trabajo de los jangadeiros (marineros de este tipo de embarcaciones) es realmente digno de admiración. Incluso una vez por mes tienen la oportunidad de medir sus destrezas en regatas de jangadas organizadas por la Municipalidad, y a las que están convocados todos los marineros de las poblaciones vecinas que llegan hasta aquí a disputar el podio con el aliento permanente del público.
El Puente de los Ingleses es otro de los centros de atracción para los turistas. Dispuesto sobre la playa de Iracema, justo enfrente del centro de la ciudad, fue construido en 1923 como muelle para las grandes embarcaciones y, aunque hoy ya no cumple su papel inicial, constituye un sitio obligado durante las caminatas del atardecer.
Cuando el sol ilumine por última vez la superficie cearense, será el momento de comenzar a pensar en algún restaurante adonde saborear las delicias de la gastronomía de Fortaleza.
La preferencia de los turistas generalmente incluye frutos de mar junto con alguno de los platos típicos, como el baiao de dois o la feijoada , una especial preparación de la soja. Luego, las noches adoptan un sabor especial en Fortaleza, particularmente cuando el programa incluye aprender a bailar forró, la danza más tradicional y popular del Estado. Los mejores sitios durante el fin de semana son el Parque dos Vaqueiros (296.1159), el Parque Valeu Boi (229.1906) y el Cajueiro Drinks (272.1482) todos al aire libre, presentan shows de forró y la oportunidad de aventurarse con los pasos de esta danza casi ritual.
Conocer los tragos típicos forma parte de la hoja de ruta nocturna. No deje de probar la cachaça (aguardiente de caña de azúcar) ni los licores de fruta y miel; son una exquisita combinación de sabores dulces en la fermentación justa.
Martín Correa Urquiza

Los reyes de la pesca

Los navegantes de las jangadas son expertos conocedores de los sitios estratégicos para la pesca y parecerían poseer una intuición sobrehumana, pues todos los días, sin alejarse demasiado de tierra firme y pase lo que pase con el clima, regresan a las costas con los canastos repletos de pescados y frutos de mar. Sin embargo, a pesar de la riqueza de sus recolecciones, actualmente los jangadeiros se enfrentan a un serio y preocupante problema económico debido, entre otras cosas, a que ellos no son generalmente los dueños de las naves y, por lo tanto, deben entregar a veces hasta un 70% de la producción a los propietarios. Puesto que la mayoría son padres de familia, el 30% que les queda no les alcanza para cubrir los gastos básicos para alimentar a sus esposas e hijos y se ven en la obligación de realizar tareas extras para mantenerse.
Consiguientemente, el rito de las jangadas quizá comience a correr ciertos riesgos de disminución o desaparición.

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por Redacción OHLALÁ!


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