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Francis Ford Coppola, el hotelero que cuenta buenas historias


En su rol de hotelero y productor de vino, el gran director fue el orador estrella no en el último festival de cine sino en la Cumbre Global de Viajes y Turismo en Buenos Aires

En su rol de hotelero y productor de vino, el gran director fue el orador estrella no en el último festival de cine sino en la Cumbre Global de Viajes y Turismo en Buenos Aires



El cineasta Francis Ford Coppola dio una clase magistral en Buenos Aires. Pero no fue durante el Festival de Cine Independiente, que se realizaba en esos mismos días, sino en la la Cumbre Global del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que colmó los salones del hotel Hilton, en Puerto Madero. Ante líderes de la industria turística de todo el mundo, el director de Apocalipsis now no dejó de hablar de cine, claro, pero repasó aún más sus otras pasiones (y negocios): la hotelería (es dueño de propiedades tanto en Belice como en Buenos Aires) y los vinos, con su bodega Niebaum-Coppola, en Napa Valley.
Sólo se trata de contar buenas historias: "Nunca elegí quedarme en un lugar seguro sino que, irresponsablemente, pasé de una actividad a otra. Pero siempre dentro del arte de contar historias. Al fin y al cabo, el negocio del vino y la hotelería tienen que ver con el arte de contar historias. Sin la historia, un vino es sólo una bebida. Lo que lo hace interesante es esa historia detrás, por ejemplo de una familia en Francia, Sudáfrica, Argentina, luchando contra la adversidad para lograr ese elixir fantástico... Lo mismo con los hoteles: sin una historia, no son interesantes".
El vino argentino: "En la Argentina, lo bueno es que no sólo se produce vino sino que... ¡se lo bebe! Quizás tenga que ver con la gran cantidad de inmigrantes italianos que hay en este país. Lo cierto es que, antes que nada, a los argentinos les gusta consumir vino. Por eso han sido muy buenos productores, pero no tan buenos a la hora del marketing y la exportación, como los chilenos. Por eso el vino argentino es más barato. Si en un restaurante ves en la carta un vino argentino, pedilo. La relación precio-calidad está garantizada".
El negocio de la pasión: "De bastante joven me di cuenta que iba a necesitar dinero para poder hacer mis películas. Entonces invertí en distintos negocios y, por supuesto, siempre perdí. Hasta que dije: ¿sabés qué? Voy a hacer sólo lo que me gusta. Así fui llegando a los vinos y la hotelería. En el momento en que empecé a hacer lo que amaba, comencé a ganar plata. No sé por qué. Siempre escucho a esos padres que les dicen a los hijos: No estudies filosofía. Sé contador y, cuando hayas ganado bastante, hacéte filósofo. Error: hay que hacer lo que a uno le gusta".
Sus hoteles en Belice: "Cuando David Lean filmó Lawrence de Arabia se enamoró tanto del desierto que ya no se podía ir. Algo parecido me pasó con Filipinas cuando filmé Apocalipsis Now. Me enamoré de la selva. Le dije a mi mujer que debíamos comprarnos un sitio allí y me respondió, con razón: Acabás de comprar una bodega en California. ¿No te parece que deberías quedarte un poco más cerca?". Así terminamos invirtiendo en una propiedad en Belice."
Los viajes: "La vida es viajar. No fuimos hechos para quedarnos sentados sino que naturalmente salimos e interactuamos. ¿Cómo podríamos no interactuar, no ir a ningún lado? Cuando mis hijos eran chicos, siempre seguí una regla: si viajaba por trabajo más de dos semanas, me los llevaba. Tenía sus dificultades, sobre todo en el aspecto académico, pero lo que esos chicos vieron y experimentaron viajando fue fundamental en su formación."

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