-¿Cómo te definís como viajero?
-Creo que sólo pueden quererse las cosas que se conocen. Entonces, cuando viajo, me gusta mezclarme en la cotidianeidad de la gente, caminar mucho, apartarme de lo puramente turístico para intentar ver los lugares con mi propia mirada, y no sólo la del agente de viajes.
¿Cómo fue la primera experiencia?
-Mi primer viaje importante fue en tren de una gira laboral. Trabajaba junto a Alejandro Dolina, y tuvo la generosidad de sumarme en un viaje por España. Estuve en Madrid, Sevilla, Granada y Barcelona y, como estaba tan cerca, me animé e hice una visita humilde por París.
¿Playa o montaña?
-Prefiero la montaña. Del mar disfruto en otoño o invierno. Me gusta mirarlo, me parece increíble, pero no me gusta demasiado el calor. Por eso trato de evitarlo todo lo que puedo.
¿Cuál es tu lugar favorito para pasar tus vacaciones?
-Me gusta mucho el NOA, pero también el Sur. Nuestro país es tan hermoso que es muy difícil definir cuál de los sitios es el más bello. Pero me gustan los lugares en los que puedo hacer también lo que hago durante el año: escribir o hacer música, por ejemplo. Mi vida no cambia radicalmente cuando me voy de vacaciones. De hecho, me gusta mucho vacacionar en mi casa. En cuanto a viajes largos, Madrid y París son lugares a los que volvería todo el tiempo.
¿Un prejuicio que hayas derribado de viaje?
- Siempre pensé que no me gustaban los cuadros, que era una rama del arte cuyo disfrute me estaba vedado, hasta que cierta vez me llevé por delante, casi sin querer, al Guernica. Subía las escaleras del museo Reina Sofía,ya cansado de recorrer varios museos sin demasiado placer, cuando de repente El Guernica apareció en una curva y me puse a llorar inexplicablemente. Me quedé como una hora mirándolo y ahora, cuando voy a Madrid, es una visita obligada. Y cada vez que lo miro, vuelvo a emocionarme.
¿Coleccionás algún objeto de tus viajes?
-Me gustan mucho los señaladores. Tengo muchos que aluden a lugares, artistas u obras de arte de los lugares que visito.
¿El destino más exótico que hayas conocido?
-La cordillera de los Andes. Hice la cabalgata homenaje que se realiza hasta el avión caído de los hermanos uruguayos y anduve por precipicios, alturas, verdes y marrones diferentes y vi el cielo más estrellado que jamás podría haber soñado.
¿El cerro más alto que hayas subido?
-El glaciar Las Lágrimas, frente al Monte Sosneado, en aquella cabalgata que mencioné antes. Llegamos creo que a 3700 metros de altura.
¿La mayor virtud de un viajero?
-Liberarse de los presentimientos. A veces la demasía de expectativas atenta contra el disfrute.
¿Un día de vacaciones perfecto?
-Aquel en el que pueda hacer exactamente lo que deseo en ese momento. Y, como soy un hombre cambiante, ese día va a variar según cada circunstancia.
Gabriel Rolón es psicoanalista. Además es autor de los libros Encuentros (El Lado B del amor), Historias de Diván, Palabras cruzadas y la novela Los Padecientes.