

GUAMINI.- Fascina la visión del agua que se ofrece desde los grandes ventanales de la estancia La Sistina; igualmente la ausencia de ruidos. La tranquilidad domina el lugar. Llegar demanda unos 7 minutos de lancha para cruzar el espejo de agua de 18.000 hectáreas desde la localidad bonaerense de Guaminí si la laguna del Monte, perteneciente al sistema de lagunas llamadas encadenadas junto con la de Cochicó, Carhué y Alsina, está en calma. Guaminí se sitúa a 470 km de la Capital y a 40 km de Coronel Suárez, sobre la ruta provincial 65.
Al llegar a la isla sorprende -como en una suerte de parque jurásico- la escena de una manada de antílopes que brincan en la tierra ondulada, siluetas celestiales que superan, como si tuvieran alas, los alambrados de la pampa. Lo mismo ocurre con los guanacos -es el segundo criadero del país donde se amansan, se reproducen, se esquilan en vivo y se comercializan las fibras-, las liebres, los ciervos dama, los mouflones, los faisanes y las nutrias, entre otros animales.
Sagrada para los mapuches que habitaron la zona, la isla Grande de la laguna del Monte o de Guaminí, frente al pueblo homónimo, aparece ligada a éste desde tiempos inmemoriales. Guaminí es el nombre del pueblo y de la isla. La voz, dice Estanislao Zeballos en su libro de 1880 recientemente reeditado Viaje al país de los araucanos, viene de Huapi (isla) y Minu (adentro), que derivó en Guaminí, tierra adentro. La isla Grande sería la inspiradora del nombre. En el área se encontraron restos fósiles de hasta 10.000 años de antigüedad. Cuenta Julio James, encargado de la casa, que en la isla había un árbol sagrado o Mapul Cumé -palo santo- que las razas araucanas veneraban.
La Sistina es el nombre de una calle romana donde vivió la condesa austríaca Ena Werckheim; en 1984 construyó la actual morada donde se alojan los turistas. Luego de contraer malaria en un safari por Africa, la humedad del ambiente la decidió a buscar otros aires, y así vendió la estancia al grupo Salentein, en 1995.
La casona, pintada de blanco y rodeada de amplísimos ventanales por donde se cuela el paisaje casi pelado de árboles, posee ocho habitaciones con todas las comodidades. Aún el agua que sale de las canillas es salada, porque viene de la laguna; están en marcha las obras para traer agua dulce desde Guaminí.
Mucho para hacer
Tanto Julio como su mujer, Paola Rímoli, ofician de anfitriones y realizan los paseos con los turistas si éstos lo requieren. Se puede recorrer la isla, de 500 hectáreas, para realizar avistamiento de fauna en camioneta, a caballo o en carruaje menonita.
Los amantes de la pesca obtendrán pejerreyes que después podrán degustar. También se ofrecen paseos en lancha por el resto de las islas de este ecosistema donde se observan flamencos espátula, patos, gansos, nutrias y gaviotas, entre otras aves. Las actividades náuticas se completan con el esquí en verano y las salidas en catamarán, para aquellos que saben manejarlo.
Las comidas no son un tema menor. Picadas de quesos y fiambres culminan en almuerzos o cenas con ensalada y plato principal, que puede ser carne, pollo o lomo, con salsas al vino y guarnición; pastas; pescados como los pejerreyes al estragón o en chupín, entre otros manjares.
Una vez por semana, se hace cordero al asador del establecimiento. Si los comensales quieren probar carnes exóticas no faltarán los medallones de ciervo con peras y manzanas caramelizadas, la liebre en estofado o en civet y hasta los lomos de antílope. Postres caseros como la mousse de chocolate, los panqueques, el appel crumble con crema y los vinos de Finca El Portillo completan el menú que puede acordarse con anterioridad.
Siempre alguna torta o scones endulzan la tarde con la chimenea enorme de leños encendidos frente a la biblioteca o la mesa de juegos.
Otra posibilidad es la visita al museo del pueblo, para lo cual habrá que salir de la isla. Allí existe una colección de objetos de los aborígenes que poblaron la región, entre otros restos arqueológicos.
Datos útiles
Cómo llegar
En auto, por Autopista Ezeiza-Cañuelas, después ruta nacional 205 hasta Bolívar y de allí ruta provincial 65 hasta Guaminí. En ómnibus, desde Retiro, el pasaje cuesta 35 pesos hasta Guaminí
En auto, por Autopista Ezeiza-Cañuelas, después ruta nacional 205 hasta Bolívar y de allí ruta provincial 65 hasta Guaminí. En ómnibus, desde Retiro, el pasaje cuesta 35 pesos hasta Guaminí
Alojamiento
Día de estancia $ 200
Por persona, por día. Incluye pensión completa de cuatro comidas con picadas, bebidas y vinos.
Por persona, por día. Incluye pensión completa de cuatro comidas con picadas, bebidas y vinos.
Más información
Estancia La Sistina, Avda. Leandro N. Alem 855, 6° piso. 4131-1100, info@salenteintourism.com
Silvina Beccar Varela
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