
Elegir frío cuando no se soporta el calor ambiente parece lógico; pero quienes prefieren visitar una pista de patinaje sobre hielo -para calzar las botas con cuchillas o simplemente para tomar un refresco, mientras el organismo se recupera del ardiente flagelo, cerca de la gran placa de piso helado- es toda una elección.
En primer lugar supone una conducta de pronunciado desdén por lucir bronceado alguno, y también por incorporar el cautivante y musculoso paisaje típico de los balnearios.
"En verano -se burló un adicto a la expresión corporal y al bronceado intenso, que alterna la vida de pileta con la navegación de vela-, las pistas de patinaje son el reducto de los vestidos y carapálidas." Más allá de otras consideraciones, que el atlético bebedor de sol descargó para apuntar hacia otros niveles de conducta. Pero, como es fácil suponer, ni los patinadores acérrimos huyen del sol ni concurren a practicar sus piruetas con el único afán de refrescarse.
Es cierto, sin embargo, que si se expone el organismo a los grandes cambios térmicos, el resultado puede ser igualmente perjudicial, salvo que la protección con abrigos, luego desechados al ingresar en lo tórrido, haga que el tránsito no sea abismal.
Lo positivo de no exponerse abiertamente a un sol impiadoso y sin la malla de salvataje que representa la capa de ozono en buenas condiciones, es algo ponderable en quienes eligieron protegerse.
Lo aconsejable es disponer de mucho tiempo, como para llegar a la pista elegida y permanecer en el sector de confitería, donde el fresco ambiente aclimata como para entrar -media hora después- en el frío intenso de la pista, para repetir la operación antes de salir del local y lograr la aclimatación nada brusca de volver a la calle incandescente.
May Way (8). Contesta consultas por el 773-0236 y está asentada con su confitería de comidas rápidas, pista de hielo, guardabotas y taller de afilado de cuchillas, en Cabildo 60, a pocos metros de las vías del ferrocarril TBA, ex Mitre, y frente al túnel que evita dar con las vías.
La mejor manera de llegar es con la línea D de subterráneos. Abre a las 10 y cierra a medianoche, un límite que se extiende los viernes hasta las 3 y los sábados hasta la 5. La tarifa, con o sin patines, es de 6,50 pesos la hora y de 8,50 sin límite de tiempo. Sirven almuerzos promocionales a bajo costo y es el lugar más fresco para festejar cumpleaños infantiles.
Winter (9). En Yerbal 1667 (altura Rivadavia 6100 y cercanías de Donato Alvarez), Winter es una de las tres sobrevivientes entre las tres decenas que proliferaron en Buenos Aires y alrededores. Con tarifas similares a sus competidoras, funciona de 11 a 23, cierre que extiende los viernes hasta las 4 del sábado y este día hasta las 5 del domingo. Tiene los habituales guardabotas, taller y un servicio de comidas rápidas y deliciosa pizza grande.
Alpina Skate (10). En Rivadavia 7431 (cerca de Nazca), brinda información por el 611-6054. Es una pista de 30 metros por 15 y la que concentra más actividades deportivas y de aprendizaje artístico.
También tiene horarios más estrechos, para dar lugar al hockey sobre hielo y otras expresiones sobre patines. Sábados y domingos abre a las 14 y hasta la medianoche. Los viernes traspasa la medianoche, hasta las 3, y los sábados hasta las 4. Cobra 7 pesos por derecho de pista con o sin patines, y funciona como un videobar.
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