
Todo indica que hoy me quedo en casa.
Mis hermanas se ocupan del sanatorio, mi madre y mi padre.
Mis niños necesitan que me quede con ellos un poco. Y mi pileta también (ejem).
Ayer fue un día heavy, de tener que bancar el llanto (justificado) de mi padre, a quien le agarró el ataque de cariño provocado, supongo, por el susto.
Las quejas de mi madre, que está sola, que va a contratar una enfermera! (ni que papá estuviera cuadripléjico!)
Y mis propios fantasmas.
No me llevo muy bien con mi papá. Nunca lo hice. No resulté ser lo que el esperaba de mí y eso, además de fastidiarlo notablemente, mi ubicó en un lugar de "warrior". Desde chica sentí que tenía que cuidarme de él, situación que sólo transformó ciertos momentos de la cotidianeidad en una guerra sin sentido.
Ahora es viejo y me da pena que tengo miedo.
Los padres no tienen miedo.
Porque si ellos lo tienen, qué hacemos nosotros, los hijos?
Uno es hijo siempre, no? Hasta que los padres de mueren, uno es hijo. Con todo lo que eso implica.
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