
Surgidos en Europa -se cree que el primero apareció en Alemania-, los hostels se plantearon desde sus comienzos como una alternativa de alojamiento económico, pensada principalmente para backpackers -los famosos mochileros- y jóvenes deseosos de relacionarse con otras personas en sus travesías.
Viajeros, solitarios y no tanto, en busca de precios accesibles y emociones compartidas. En nuestro país, y más precisamente en la ciudad de Buenos Aires, los primeros establecimientos con este formato se instalaron en la zona céntrica de esta capital alrededor de una década atrás. Aunque fue entre 2002 y 2004 cuando se produjo el llamado boom hostelero. Instalados originalmente en San Telmo y el centro porteño, los hostels han copado en la actualidad otros barrios menos tradicionales para este tipo de hospedaje. Nicolás Filardi, desde Te Adoro García, en Las Cañitas, dijo: "Con mi señora tenemos una inmobiliaria, y la misma explosión que se da en los barrios, o sea, qué barrios elige la gente para comprar, se da con los hostels. Hay hostels en Núñez con un volumen de gente bárbaro. Es una zona residencial, no hay nada para ver ahí, pero es otra de las alternativas que está dando Buenos Aires".
No existe una cifra exacta sobre la cantidad de hostels porteños (abren algunos y cierran otros prácticamente a diario), pero se calcula que hay alrededor de 180 hostels en la Capital, de los cuales 60 están habilitados por el gobierno.
"Actualmente existen dos tendencias bien marcadas: "Por un lado, la de los hostels típicos de San Telmo, para mochileros, de turistas de paso, más económicos, donde te dan menos servicios y te cobran $ 20 la noche. Y la tendencia más de Palermo, donde se ofrece mayor calidad, más servicios, apuntando a otro tipo de turismo", comenta Sebastián Giraldes, dueño de Casa Buenos Aires, en Palermo.
"Al contrario de lo que nosotros pensábamos al principio, lo que buscan los pasajeros son habitaciones privadas. Están tratando de reemplazar el hotel tradicional por la comodidad y el servicio que les podemos brindar nosotros con nuestras tarifas", dice Filardi, desde su lugar en Las Cañitas.
Para un turista habituado a los hoteles tradicionales, hospedarse en un hostel puede resultar una experiencia completamente novedosa e, incluso, difícil de afrontar. En esta clase de alojamiento, muchas veces, la línea divisoria entre clientes y empleados parece disolverse con absoluta naturalidad. Elegido principalmente por viajeros jóvenes para permanecer pocos días a un precio económico (de 7 a 35 dólares, en general, dependiendo del grado de privacidad buscado), este tipo de hospedaje ofrece distintas clases de habitaciones. Las más típicas son los denominados dormies , es decir, piezas compartidas de cuatro o más camas. Porque, a diferencia del clásico hotel, aquí se paga por una cama y no por una habitación.
También conocidos como hostales o youth hostels, la mayoría de estos albergues brinda un abanico de servicios que suelen incluirse en la tarifa abonada por la plaza: desayuno, Internet, ropa de cama, toallas, entre los más básicos; televisión por cable, aire acondicionado, ventiladores, lockers, lavandería, etcétera, entre otros cada vez más estándar para estos alojamientos. Además, todos los hostels cuentan con áreas comunes (ya sea sala de TV, party room, terraza, cocina, parrilla, bar), donde los clientes pueden realizar distintas actividades.
Clientes premium
Aunque son mayormente jóvenes los que suelen hospedarse en esta clase de alojamiento, no se trata del típicamente denominado turista gasolero . Leandro Potroel, encargado de la tarde en Milonga Hostel, en Recoleta, explica: "La gente joven, por más que tenga dinero, a veces prefiere venir acá. Pueden pagar una habitación de $ 200 la noche, pero quieren conocer gente. Creo que pasa más por el espíritu del viajero que por el poder adquisitivo".
Como actual encargada de End of the World, María Noel Gómez Megna brinda su visión: "Yo trabajé mucho en hostels y acá, por ejemplo, ha venido gente de mucho dinero. Simplemente administra su viaje de otra manera. En vez de viajar una semana a un all inclusive , prefiere hacerlo uno o dos meses y pagar más barata la habitación. Pero consumen shows de tango por 120 dólares, o van a ver fútbol por 250 pesos".
A pesar de ser lugares de paso, muchos jóvenes eligen un hostel como lugar de residencia permanente. Como dueño de Casa Buenos Aires, en Palermo, Sebastián Giraldes aseguró: "Normalmente, desde los primeros días de febrero hasta mediados de diciembre son todos estudiantes. Eso hace que el público que viene acá sea distinto al turista tradicional, que llega con su mochila y está dos o tres días. En realidad, vienen y se quedan cuatro o seis meses".
Al ser consultado sobre qué buscan los viajeros en un hostel, Mateos resaltó: "La mayoría busca tener armado una especie de paquete turístico. Siempre empiezan y terminan por Buenos Aires. Después, pueden salir para el Norte, la Patagonia, o Chile, y luego volver para acá. Pero lo que más quieren es no tener que ir a una agencia de turismo. Y dentro del hostel les gusta el baño privado. Nosotros tenemos dos habitaciones que lo tienen -de las 21 totales-, pero no es lo más típico de un hostel".
Reglas claras
No son pocos los dueños de este tipo de hospedaje que se quejan de la inexistencia de una legislación que los incluya bajo la figura legal de hostel. Según la Subsecretaría de Turismo del GCBA, lo que sí existe es un Registro de Prestadores Turísticos, donde éstos pueden inscribirse de manera voluntaria. Pero la realidad indica que aún no están categorizados ni contemplados en la normativa y son reconocidos como alojamientos alternativos.
Filardi, desde Te Adoro García, hizo su análisis: " Nosotros estamos habilitados como casa de pensión. Y así no funciona". En tanto que López Cortés acordó: "Presentamos un proyecto de ley en la Legislatura y estamos esperando que salga, porque nos va a beneficiar mucho a todos los que trabajamos bien. Porque no todos lo hacen. Y no queremos un juego sin reglas porque nos perjudica".
Lucio Valmaggia
Datos útiles
Algunos hostels
El Cachafaz Youth Hostel, microcentro, Viamonte 982.
End of the World San Telmo Hostel, San Telmo, Avda. San Juan 818.
El Firulete Hostel Downtown, microcentro, Maipú 208.
Milonga Hostel, Recoleta, Ayacucho 921.
Che Lagarto Hostel, San Telmo, Venezuela 857.
Te Adoro García, Las Cañitas, Soldado de la Independencia 1298.
BA Castel Hostel, Caballito, pasaje del Maestro 152.
Casa Buenos Aires, Palermo, Charcas 3912.
Giramondo Hostel-bar, Palermo SoHo, Güemes 4802.
Portal del Sur, microcentro, Hipólito Yrigoyen 855.
Southern House BA Hostel, Barrio Norte, Anchorena 1117.
La Posta de Dorrego, San Telmo, avenida Belgrano 778.
- En Internet
Sobre los pasajeros locales
"No aceptamos argentinos. Es lamentable, porque yo también soy argentina, pero es la política del lugar porque tuvimos malas experiencias. Hace poco el recepcionista dejó entrar uno y robó", narró de modo terminante Silvana Giles, propietaria y gerente de Che Lagarto Hostel, en San Telmo, uno de los hostels pioneros de la ciudad y parte de una cadena familiar compuesta por otros tres hospedajes en Brasil, uno en Chile y en Montevideo.
María Noel Gómez Megna opinó: "Ahora está viniendo mucha gente del interior por estadas prolongadas. A mi entender se desvirtúa un poco el tema, porque un hostel tiene la política -internacionalmente- de no aceptar un pasajero por más de siete días. Pero en la Argentina se aceptan estadas de dos o tres meses. También es política no aceptar gente local, pero la competencia es tal que tenés que tomar. No por los argentinos en sí. Yo trabajé en México y Brasil, y la realidad es que la gente local acostumbra entrar a robar. Nosotros tenemos dormies específicos de argentinos".
Desde Giramondo, Goldenberg aseguró respecto del público local: "No son la mayoría, pero recibimos. Y tienen el mismo trato que cualquier otro turista". Además, en todos los hostels existen reglas de convivencia más o menos explícitas, siempre con la intención de hallar un equilibrio entre los clientes deseosos de música y fiesta y aquellos otros más interesados en descansar con miras al día siguiente.
Goldenberg detalló las quejas más comunes que recibe: "Son más que nada coyunturales. Si se rompe el termotanque y no hay agua caliente, o no te trajeron las sábanas, o hubo una fiesta, y de 50 personas, 20 querían dormir. Entonces vienen a la mañana y se quejan por el ruido. A veces no podés satisfacer a todo tu universo".
Ofertas y estrategias para competir
Debido a la enorme competencia, muchos hostels ofrecen promociones en sus tarifas (pagando cuatro noches, la quinta es gratis, por ejemplo) o eligen alguna estrategia de diferenciación, ya sea aumentando o innovando en las comodidades y los servicios prestados.
Clases de tango y español gratis, asistencia médica y jurídica de emergencia, sala de estudio con biblioteca, teléfono público, transfers in/out (desde y hacia el aeropuerto), sesiones de masaje, yoga y solárium: todo esto y más puede encontrarse en estos albergues.
Una constante en todos los hostels es el modo en que manejan las reservas. En la mayoría de los casos, a través de Internet, directamente desde páginas internacionales como hostelworld.com y l onelyplanet.com , donde aparece una gran cantidad de estos albergues con sus respectivos links. "Desde noviembre hasta abril son los meses fuertes. Y después, tal vez, baja un poco la cantidad de gente. Pero siempre tenemos gente y también reservas, ya sea por mail, teléfono o personalmente", cuenta Julián Mateos, encargado de El Firulete Hostel Downtown, en el microcentro. En referencia a su hostel, Pistolesi afirma: "El 90% de las reservas es por Internet. Estamos tomando muy poca gente que viene caminando. Un poco por seguridad y otro porque estamos prácticamente llenos" .Todos los consultados reconocen, además, el poder de una buena publicidad directa entre los que ya han sido clientes y los potenciales huéspedes. "Internet es muy importante, pero el boca a boca es básico", asegura Pistolesi.
También Gómez Megna resalta convencida: "Hoy, un hostel no es lo que era antes. Para algunos es ofrecer una cama y nada más. Para mí está muy lejos de ser eso. La idea es que vengan, tengan una buena experiencia y nos recomienden. Hay que esforzarse más en eso que en hacer publicidad".
Por otro lado, Potroel explicó: "Es fundamental la comunicación entre los hostels de Buenos Aires. Hay que estar permanentemente conectados on line".
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