En Laponia, en el antiguo pueblo sueco de Jukkasjarvi, junto al río Tome, cada año se levanta un hotel con 10 mil toneladas de hielo del río y otras 30 mil de nieve, que se desvanece como por arte de magia cuando llega la primavera.
Aunque la idea de un veraneo helado haga tiritar a los grandes, a los chicos les fascinará dormir en un iglú cinco estrellas a --6°C.
Naomi Campbell, Kate Moss, Van Halen, el fotógrafo Herb Ritts, los reyes de Suecia y muchos otros huéspedes famosos ya lo probaron y, lejos de volver a casa con angina, lo recomiendan.
Dispone de 100 camas, está lleno los fines de semana, y algunos cuartos tienen un cielo raso que permite ver la aurora boreal.
Los pasajeros no la pasan nada mal: cubiertos con pieles de reno, duermen en bolsas de dormir, sobre camas especiales, de nieve y hielo. A la mañana, cuando abren los ojos, encuentran sobre la mesa de luz una bebida caliente (lingonberry). Tienen sauna, tevé, hervidora, ducha caliente.
El teatro y la iglesia también son helados, y el bar, muy concurrido, ofrece bebidas en copas congeladas, sobre una auténtica barra de hielo. Para salir a la intemperie, se dispone de ropa térmica.
Se puede tomar excursiones en trineo tirado por perros, compartir un plato de reno ahumado con los sami, aborígenes del lugar. Informes: www.icehotel.com
Música congelada
El Hotel de Glace, 30 minutos al oeste de Quebec, desarrolla el mismo concepto que su par escandinavo.
Cuesta US$ 377 la noche y si los chicos comparten la bolsa de dormir con los padres, sólo pagan US$ 20.
En Alaska, al nordeste de Fairbanks, se está construyendo The Chenay Hot Springs, un resort de seis cuartos, totalmente gótico, con gárgolas, leones y hasta un órgano de hielo.
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