

El puntapié inicial para la selección argentina -el 2 de junio, en el estadio de Kashima Antlers, frente a Nigeria- será en la ciudad de Kashima, en la prefectura de Ibaraki, a 100 kilómetros al nordeste de Tokio, a orillas del océano Pacífico. Es una pequeña ciudad, de 63.000 habitantes, en una región rural de Japón.
En una geografía privilegiada, rodeada de lagos, montañas y playas, las atracciones incluyen el monte Tsukuba, una de las cimas más famosas de la región de Kanto; el lago Kasumigaura, el segundo más grande del país, y los jardines Kairakuen, que alberga tesoros botánicos.
La prefectura se destaca en la investigación científica y el desarrollo de nuevas tecnologías. Está en el antiguo corazón imperial del país y sus orígenes se remontan al 1600.
En el ambiente futbolístico, la ciudad de Kashima ganó fama porque en su club, el Kashima Antlers, brilló el brasileño Zico. En la puerta del estadio una estatua del futbolista más admirado de la región da la bienvenida a los visitantes y anticipa lo que vendrá: un duelo entre grandes. Entre los atractivos turísticos de Kashima se puede mencionar el santuario Kashima Jingu, que fue construido en el primer año de Kouki (660 años a.C). Está dedicado al dios Takemikazuchino Ohkami.
Las artesanías de siempre todavía siguen vivas en Ibaraki. La seda rústica o tsumgi es el tejido de seda de calidad superior más antiguo de Japón. El origen de esta técnica, que se remonta a la época Nara, hace más de 1200 años, se fue transmitiendo de generación en generación. Actualmente, todas las etapas del proceso de creación se siguen haciendo a mano. El tsumgi se utiliza para confeccionar quimonos, corbatas, carteras y monederos.
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