Ayer a la tarde, cuando llegó Nico, le dije de ir a Walmart a comprar las cosas para el colegio de los chicos.
Me puso cara de bulldog pero asintió 3 segundos después. Cuanto más cerca del 1 de marzo, peor.
Cargamos a los niños en el auto y partimos.
Sorpresón: no había nadie.
Nos dividimos las listas y empezamos la maratón.
A mí me tocaron los dos más chicos (sí sí, ahora tengo DOS en nivel inicial).
No les digo que llené el carro porque la mayoría de las cosas son chicas, pero medio carro ocupé. Nico lo mismo, pero con las cosas de Marcos y algunas para nosotros (ya que estamos...).
Cuando fuimos a pagar, propuse que dividiéramos las cuentas. Quería saber exactamente cuánto estábamos gastando en los materiales escolares.
Tiren un número.
Piensen.
...
...
...
No, se quedaron cortos.
La cuenta daba 738 pesos.
Sí, siete, tres, ocho.
Lo pagamos con tarjeta, en diez mil cuotas que, si se puede, adelantaremos.
Pero me fui con la indignación más grande de mi vida.
Llegamos a casa, fui a una carnicería que hay por acá, que vende una milanesas rebozada espectaculares.
Compré 4. CUATRO milanesas de nalga.
Cuánto pagué?
Digan
...
...
...
20 PESOS.
CUATRO MILANESAS.
Llegué a casa abatida por la realidad.
Y yo sé que encima yo estoy en una situación privilegiada.
Y me cuesta, un montón me cuesta.
Qué va a pasar?