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 • HISTORICO

Intercambiar y compartir, las claves de los nuevos viajes

Las plataformas que conectan viajeros para conseguir alojamiento gratuito, hacer carpooling y cuidar casas, entre otras propuestas, crecen sin pausa; testimonios de los que se animan a recorrer el mundo de otra manera




Magalí estuvo un año seguido viviendo en diferentes lugares del mundo, sin pagar alojamiento. Angie trabajó en un hostel coreano a cambio de comida y Gilda se alojó gratis en la casa de una familia de Valparaíso.
Aunque parezca una contradicción en una sociedad capitalista, cada vez es más fácil viajar sin pagar. O pagando poco o reduciendo mucho los gastos.
La llave al mundo está en manos de la economía colaborativa o compartida, tan mencionada en los últimos tiempos, que aporta buenas ideas para viajar por menos.
En palabras simples es como el antiguo trueque, donde se intercambian productos y servicios, se comparten consumos, se paga directamente al proveedor, pero claro, aggiornado a estos tiempos, donde el antiguo mercado se sustituyó por Internet, que funciona como plataforma fundamental para el encuentro entre las partes en diferentes comunidades virtuales.
Por ejemplo, alquilarle el auto a un viajero, la bicicleta o hasta incluso la casa, cuando no los usamos. O prestársela a cambio de trabajo o intercambiarla en vacaciones en simultáneo con otra familia. Compartir un viaje en auto y cocinar en casa para extranjeros, entre infinidad de propuestas, pero siempre con la premisa de que sea de un igual a otro igual y que las dos partes tengan un beneficio.
Y por supuesto, con una página Web mediante, que oficia de resguardo y que da confianza y seguridad para que la transacción sea exitosa.
De alguna manera, una vuelta también a las relaciones más humanas, a aprender a confiar en el otro y viajar de otra manera.
Una de las pioneras fue Couchsurfing, que desde hace más de 10 años reúne viajeros que buscan alojamiento con locales que les brindan de manera gratuita un espacio en su casa para dormir y disfrutar del intercambio cultural. Otras páginas destacadas son Airbnb, Homeaway, Uber, blablacar, Sidecar, entre cientos que crecen como hongos silvestres en todas partes del mundo con propuestas cada vez más curiosas.
El mundo formal de los viajes mira este creciente sistema con malos ojos porque considera que es una competencia desleal. Los prestadores de servicios de la economía colaborativa no pagan impuestos ni están sujetos a habilitaciones, no le pagan sueldos a empleados y demás requisitos, que ellos sí están obligados a cumplir.
Pero más allá de las controversias, cada vez más viajeros eligen algunas de las plataformas que ayudan a recorrer el mundo por mucho menos.
En muchos casos hay que suscribirse, cargar los datos personales, intereses, búsquedas y pagar una membresía anual (suelen rondar entre 30 y 50 dólares por año). En otros es todo gratuito.

Mi casa, tu casa

Gilda Selis es una de los 7 millones de usuarios de Couchsurfing, la red que conecta viajeros de bajo presupuesto con huéspedes hospitalarios que les hacen un lugar en el living o en una habitación vacía. Gilda recibió varios viajeros en su casa de La Plata, entre ellos una lituana a la que llevó a los carnavales y a comer asado, y de la que aprendió mucho sobre un país al que prácticamente desconocía. También se alojó en una casa de Montevideo, en Valparaíso para un Año Nuevo y en Quito. Gente que no conocía, pero que la hicieron sentir como de la familia.
"Algunos anfitriones te dan las llaves y se van todo el día, pero para mí lo interesante de este sistema es compartir, el intercambio cultural, conocer el lugar a través de un local, ir a sitios que no están en las guías turísticas", cuenta.
Magalí Vidoz también probó con el Couchsurfing, pero no era lo suyo. No le gustó porque se considera bastante ermitaña. Hasta que descubrió la mejor manera de viajar sin pagar alojamiento. Una vez en Italia se le ocurrió cuidar una casa, buscó en Internet cómo sería el término en inglés hasta que dio con el house sitting. Que es como ser casero o cuidador de una casa, plantas y mascotas mientras los dueños se van de viaje. No se recibe sueldo, pero se disfruta la casa como propia.
Estuvo de casa en casa entre España, Bulgaria, Italia, Turquía, Francia y Nueva Zelanda, entre otros países. Resultado: cuidó 16 casas, 30 perros, 20 gatos, una lagartija y una tortuga.
Hasta se podría decir que es una experta en el house sitting. Escribió una guía sobre cómo aprovechar este sistema y recomendaciones para otros viajeros en su blog www.caminomundos.com
"Cuidar casas te da la oportunidad de viajar de otra manera, es un turismo mucho más local, con la posibilidad de adecuarse al ritmo de una ciudad. En un momento te sentís como en tu casa, pero también es de mucha responsabilidad, porque hay que hacerse cargo de las mascotas, limpiar la casa y cuidar que todo esté bien cuando lleguen los dueños", explica. Y agrega: "Acá en la Argentina no es tan común, la mayoría de los dueños son ingleses que viven en el exterior y que confían en el otro".
Como buena viajera serial, Magalí también probó el carpooling, que es compartir auto, en varios trayectos por Europa, incluso en un viaje de Bariloche a Buenos Aires. El conductor gana en compañía y en el pago de una colaboración, y al viajero le cuesta menos que un pasaje en ómnibus.
"Lo ideal es pactar un precio o colaboración antes de viajar. En un viaje de Pisa a Praga, que era el primero, no lo hicimos, y terminamos pagando mucho más que si hubiéramos ido en ómnibus", recuerda Magalí.
Matías Callone también encontró en el house sitting la manera de viajar: recorrió Nueva Zelanda en cinco meses y cuatro casas.
"Fue una experiencia muy positiva, los dueños hasta me dejaban el auto a disposición y una lista de excursiones para hacer. Como me escribieron buenas críticas en la página www.kiwihousesitters.co.nz, donde subí mi perfil, conseguí la casas de manera encadenada y en poco tiempo", recuerda.

Pan y trabajo

Otra de las modalidades que aporta la economía colaborativa en el mundo de los viajes es la de trabajar a cambio de alojamiento y comida en el destino que se quiere visitar. Hay páginas Web como helpx.net, Workaway y Wwoof (trabajo en granjas orgánicas) para buscar, pero también se puede hacer de manera casera, como Angie D'Errico, una bloguera de viaje (titinroundtheworld.com) que trabajó en un hostel de Corea durante 10 meses a cambio de alojamiento y comida. Escribió mails a más de 100 hostels hasta que de uno aceptaron su propuesta. "Los trabajos a cambio de alojamiento y comida consisten, generalmente, en 4 horas por día, con un día libre. Lo bueno de este sistema es que suele ser flexible. No es un trabajo con un horario fijo pactado, siempre se puede charlar con los dueños. Además, como es trabajo voluntario, sin intercambio monetario, no se necesita visa especial", dice Angie, desde Australia.
Juan Caldaroni y Daniela Elías, autores del blog marcandoelpolo.com, hace seis años que están viajando y probaron varios sistemas para poder seguir por el mundo, con la premisa de confiar en la gente, fundamental en estos tratos de persona a persona.
"Para nosotros probar Couchsurfing fue un antes y un después. Nos permitió conocer un montón de cosas que alojándonos en guest houses perderíamos. Tuvimos más de 90 experiencias, y algunas fueron mejor que otras, obviamente. Nos recibieron en casas de la India, Irán y China, entre otros países." También trabajaron en hostels y en plantaciones en Nueva Zelanda a cambio de comida y alojamiento.
Ramiro Ramírez le saca el jugo a los beneficios de la economía colaborativa. Usó Couchsurfing, hizo carpooling y cuidó casas por el mundo. Hace tres años que no paga por alquiler o alojamiento en los lugares que visita. Y siempre que tiene la opción elige hacer dedo en la ruta o compartir un auto por tramos.
Desde República Checa reflexiona: "La mayor ventaja no es lo que uno se ahorra en dinero, sino lo que cambia en tu forma de ver las relaciones. Cuando quitás el intercambio de dinero del medio, lo que queda son las relaciones humanas. De alguna manera te obliga a abrirte, a relacionarte con el otro en un nivel más profundo. Ya no se trata de recoger la llave de tu cuarto en el mostrador de un hotel, sino de tocar el timbre de la casa de un extraño y descubrir su universo. Se trata de compartir el espacio reducido dentro de un auto, y tener que relacionarte con las personas que te rodean. Eso abre puertas que nunca sabés adónde te pueden llevar".
Aunque mochileros y viajeros de bajo presupuesto utilizan más estas propuestas, también son buenas alternativas para los que se animen a viajar de otra manera.

Comunidades que unen viajeros

Alojamiento gratuito. Varias Web reúnen anfitriones hospitalarios con viajeros de bajo presupuesto que se instalan en la casa por unos días. Cada una tiene una modalidad. En algunos se juntan puntos por recibir viajeros para luego canjearlos por noches en otras casas. Couchsurfing fue la primera, pero hay otras como Bewelcome.org, hospitalityclub.org, globalfreeloaders.com y Cosmopolite Home. Para ciclistas, warmshowers.org
Alquileres temporarios. Es la propuesta que más controversias genera y que en varios países están intentando regular. Diferentes plataformas ofrecen alojamiento en habitaciones de casas o en departamentos independientes preparados para recibir turistas, pero fuera del circuito formal y registrado. Incluso ya trascendieron la frontera de los mochileros. La más conocida es Airbnb, que tiene en la Argentina más de 9600 propiedades registradas. Ofrece alojamiento en 34.000 ciudades del mundo en 190 países.
Oasis Collections reúne propiedades premium para alquilar en países como la Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Uruguay, Panamá, Estados Unidos y algunas ciudades de Europa.
También se puede alquilar por Segundohogar, VRBO, House Trip, HomeAway y Wimdu.
House sitting. La propuesta es cuidar casas y mascotas a cambio de alojamiento. Se usa para estadas prolongadas de un mes en adelante. Está más desarrollado en Europa, Nueva Zelanda y Australia. Se puede buscar propiedades y cargar el perfil de cada uno en trustedhousesitters.com, housecarers.com y mindmyhouse.com
Alojamiento a cambio de trabajo. Hay varias opciones para trabajar como voluntarios (sin sueldo) a cambio de alojamiento y comida, como plantaciones orgánicas, hostels y hasta veleros que dan la vuelta al mundo. Se puede usar Helpx, wwoof y Workaway
Intercambio de casas. Se suele realizar en simultáneo. Por ejemplo, una familia de Buenos Aires le deja su casa a otra de París y viceversa. Tienen que coincidir las fechas y los destinos buscados. Se puede buscar en homeforexchange.com, www.intercambiocasas.com, homeforhome.com
Comer con locales. Permite a los viajeros comer comida casera en casas de locales. En muchos casos postean fechas y menú, y suelen cobrar por el servicio. Se puede chequear Eatwith. Eatwhitalocal y Colunching. Comparto Plato, Meal Sharing
Tambien hay propuestas como Tadaku, para aprender a cocinar comida japonesa con un local.
Autos. En el rubro de traslados hay varias opciones. Carpooling, para compartir auto cuando coincide el destino de dos viajeros y pagarle al conductor una suma acordada. Se puede consultar en Uber, tripda.com.ar y carpoolear.com.ar
También hay páginas que ofrecen una suerte de servicio de taxi. Un local ofrece traslados con descuento de hasta 30% en relación con un taxi, como Sidecar.
Además se puede alquilar por horas el auto de un local que no lo usa, por mucho menor costo que en una rentadora de autos. Getaround, ZipCar y FlightCar.
En carpa. Campinmy garden conecta a acampantes con personas que tienen espacio en el jardín y que por una pequeña suma les dejan instalar la carpa. Especial para viajes por Reino Unido y Europa.

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