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Isla del Jabalí, un toque exótico del sur bonaerense

Esta zona de Carmen de Patagones es ideal para pescar y descansar




SAN BLAS.- Si hay lugares misteriosos y exóticos que encienden la imaginación, la isla del Jabalí es uno de ellos. No es muy conocida esta región del extremo sur de la provincia de Buenos Aires, donde supuestamente llegaron en submarino jerarcas nazis después de la guerra. De todos modos, no hay ningún indicio que permita dar crédito a esa versión, que desde hace muchos años circula por estos lares. La historia del lugar está emparentada con piratas y tesoros ocultos, aunque los europeos que estuvieron a principios del siglo XIX lo único que descubrieron fue una excelente pesca.
Separada por un puente angosto del continente, la isla del Jabalí está dentro del partido de Carmen de Patagones, el más grande de la provincia de Buenos Aires, y su orilla que baña el mar, la ocupan en forma habitual pescadores provenientes de todo el país, cuando el tiempo lo permite, pues el viento en algunas épocas del año se enoja. La isla también debe su fama a la caza de tiburones.
Es fácil explicar por qué esta isla representa un lugar exótico en el mapa argentino. Se trata de un paraje prácticamente virgen donde la naturaleza y solamente ella es la protagonista.
Situada en bahía San Blas, en el Atlántico, la isla con otras de menor tamaño, al alcance de la vista, forman un archipiélago, donde parece que la Patagonia se olvidó un pedazo de tierra. La vegetación tiende a ser achaparrada. Por el suelo se arrastra generalmente la estepa.
El paisaje no tiene el verdor de otras tierras del Sur, sino que está hecho de costas solitarias y, a veces, cielos nebulosos que bajan para convertirse en bruma. Un universo rudo y curtido que hay que descubrir sin prisa. Aquí, los hombres se las tuvieron que ver con la aridez, la soledad y la falta de materias primas para la construcción y la supervivencia.
La isla es una reserva faunística y consiguientemente está prohibida la caza del jabalí y la depredación de cualquier especie vegetal, desde mucho antes que el turismo amante de la pesca la endulcorara.

Paralelo al mar

El pequeño pueblo de San Blas domina la isla. Varias cuadras corren paralelas al mar con una edificación rala que ha perdido la uniformidad con el correr de los años. Muchos pobladores vinieron como visitantes y acabaron como moradores. Casi todos amigos de la pesca y que apostaron a un descanso pleno, sin extravagancias, sin lujo. No es para menos si se considera que desde septiembre hasta diciembre se pescan corvinas, gatuzos, chuchos, brótolas, lenguados. pejerreyes y panzones.
Todo aquel que se disponga a viajar hasta este lugar bonaerense debe tener en cuenta la fecha. La mejor época es cuando la primavera se halla avanzada, acompañada de días plenos de sol. Ahora, en invierno, muchos pueden encontrar el pueblo frío y desapacible. Un sitio ventoso, pero los buscadores de lugares exóticos encuentran un encanto especial, un secreto: deleitarse con la población en el invierno. San Blas recupera su emoción, halla un ritmo personal y vuelve a pertenecer a sí misma, contrariamente a lo que ocurre durante el verano, cuando la afluencia de turistas se acrecienta sensiblemente.
De todos maneras, no faltan matices, porque aquí el color lo imponen los techos colorados del ex Haras San Blas que fue convertido en el Resort Tiburón. Allí se se escribió el pasado de muchos pura sangre que pisaron los hipódromos argentinos.
El establecimiento tiene el privilegio de estar muy cerca de la playa, que se puede recorrer con la seguridad de que la única compañera será la soledad. Ofrece 500 hectáreas de campo, ideales para aquellas personas que gustan de la naturaleza, la observación de la fauna silvestre, las caminatas, las cabalgatas, la degustación de un buen pescado y, ante todo, la tranquilidad.
La gente del haras puede organizar las actividades de pesca, incluso del tiburón, aunque para los que la practiquen deben saber cómo hacerlo, además de una mediana habilidad y ciertas condiciones físicas. También organizan lo que cada huésped desee.
Decorado elegantemente, el resort tiene numerosas habitaciones distribuidas en chalets que rodean al paddock original. Funciona un restaurante internacional, con especialidades caseras y comidas autóctonas. También tiene un quincho, cancha de bochas cerrada, museo de carruajes y pista de aterrizaje privada.

Cómo llegar, comer y dormir

A la isla del Jabalí se puede acceder en automovil por la ruta nacional número 3 y tomar el desvío a San Blas, que asoma antes de llegar a Carmen de Patagones y Viedma. A estas ciudades llegan ómnibus que salen de la Terminal de Retiro. Otra opción es volar por LADE hasta Viedma, pero hay servicios sólo los jueves (ida y vuelta 335 pesos, tasas e impuestos incluidos). Para reservar en el Resort Tiburón, 4829-9290/9490, Santa Fe 2847 8º C. La tarifa de una suite para dos personas, con desayuno es de 150 pesos; un paquete de tres noches, con desayuno y media pensión, 486 pesos.
Por Julio Aguirre Chaneton
De la Redacción de LA NACION

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