
MELFI.- Arrinconada contra la suela de la bota italiana, no muy al este de Nápoles ni muy al oeste de Bari, y lamiendo las orillas del golfo de Taranto, Basilicata es, para placer del viajero cansado de los lugares comunes, una de las regiones más secretas de la península. Agreste en gran parte de su pequeño territorio, a primera vista constante en tonos grises, tizas, marrones y verdes secos, la antigua Lucania puede transformarse en una explosión de verdes intensos en los bosques del monte Vulture, o en un paisaje desértico, casi lunar, en las inmediaciones del pueblito de Aliano, el mismo donde Francesco Rossi filmó la tan tierna como dura Cristo se detuvo en Eboli . (Eboli, en realidad, está situado en Campania).
Pero, si quiere, Basilicata también puede vestirse de azul. Así ocurre en la zona de Maratea, un pueblito que parece detenido un minuto antes de caer en el mar Tirreno. La llanura de Metaponto es el otro extremo donde la región se abre al mar. Allí, en el confín austral de la bota, se expanden las playas bajas y arenosas, como las que perfilan casi toda la costa del Adriático.
Basilicata es también la región que reinstaló en la cultura italiana la toma de conciencia ante los problemas de retraso económico y social del sur del país. El punto de partida fue el libro de Carlo Levi, de 1954, que luego inspiró a Rossi y que cientos de miles de italianos leyeron con pasión. La historia relata, en clave ficcional, el largo exilio del escritor y médico piamontés en esta región en los comienzos del dominio fascista. Pero hay otra faceta de Levi que es casi tan secreta como el lugar donde vivió: la pintura. Sus paisajes y sus retratos de los habitantes de los pueblos rescatan, como lo han hecho pocos artistas, el espíritu del lugar. En Matera, una de las principales ciudades lucanas, hay un centro cultural dedicado al artista donde puede verse casi toda esa bellísima obra pictórica.
La tierra de los tesoros
Una de las grandes pasiones en Basilicata es la arqueología, y no sin razón. En los tiempos de la Magna Grecia, fue territorio de enlace entre las costas adriática y tirrena, por lo que la región hoy está sembrada de ruinas de templos y hasta ciudades enteras.
De ahí que existan numerosos museos donde se guarda todo lo que la tierra, tan rica en objetos preciosos como en vida natural, aún sigue dando. Cascos y armas de guerra, vajilla, objetos funerarios, adornos y muchos otros exquisitos testimonios de culturas que van de tiempos prehistóricos a la época normanda se exponen, en perfecto estado, en los museos arqueológicos nacionales de Melfi, Venosa -instalado en las habitaciones de un castillo renacentista-, Domenico Ridola (Matera), o de las Sirítides (Policoro).
Las opciones son igualmente variadas para los que buscan establecer contacto directo con los escenarios de la historia. Las casi intactas termas de Venosa son apenas una muestra del esplendor de la antigua colonia romana que dio origen a la ciudad, originalmente llamada Venusia. Muy poco queda de las casas y del anfiteatro que rodeaban al complejo termal, en parte porque el material de construcción fue reutilizado para levantar la vecina iglesia de la Santísima Trinidad.
Curioso caso el de este templo: en el siglo XI, los benedictinos soñaron con un edificio de dimensiones faraónicas que albergara las muchedumbres en peregrinación, y comenzaron a ampliarlo por detrás del ábside original.
Pero los esfuerzos quedaron truncos, y hoy sólo puede verse un hermoso pero escalofriante esqueleto de piedra gris hecho a expensas de edificios paganos, judíos y longobardos.
Otro sitio excepcional para los amantes de la arqueología son las Tavole Palatine, restos de un templo griego del siglo VI a.C. que se alzan sobre una suave colina de Metaponto. Lugar más que esotérico, en esta mole de columnas dóricas murió Pitágoras después de estudiar, extasiado, el límpido cielo lucano.
De poetas y caballeros
El del gran filósofo presocrático o los de Levi y Rossi no son, sin embargo, los únicos nombres célebres que se escuchan en la región. Basilicata se gloria de haber cobijado a hijos o visitantes tan ilustres como el poeta latino Horacio, nacido en Venosa, o el príncipe Federico II de Suabia, en cuya corte nació la literatura italiana. Este emperador-mecenas prefería, de sus muchos castillos, el de Melfi, lúgubre fortaleza de ocho torres plantada en la colina más alta del pueblo. El fuerte alberga hoy el Museo Arqueológico Nacional del Melfese, que en pocas salas reúne numerosos recuerdos del pasado daunio, samnita, lucano y romano. Fue también en este castillo donde Pierre delle Vigne, uno de los grandes poetas precursores de Dante, escribió para Federico las Constitutiones Augustales (1231), monumento del derecho medieval. El espíritu de aquellos tiempos, sin embargo, se ha preservado con tanta veneración, que no resulta difícil imaginar al monarca o a alguno de sus poetas y eruditos conversando en lo alto de una torre o caminando por las calles estrechas y laberínticas del pueblo.
En Venosa, del mismo modo, una historia transmitida de boca en boca asegura que la casa en la que vio la luz Horacio aún sigue en pie. La leyenda, lamentablemente, es sólo leyenda, pero el edificio, dos siglos posterior al nacimiento del genio latino, guarda todas las características de la arquitectura romana.
Yaunque probablemente se tratara de los baños de una domus patricia, da una idea del ámbito en el que el poeta pudo haber vivido y escrito al menos algunos de los muchos versos que dedicó al amor y al carpe diem .
Un cráter de aguas cristalinas
Si de paisajes naturales se trata, nada más deslumbrante que el cráter del monte Vulture (1326 m), donde la lava ardiente de otros tiempos -se la vio brotar por última vez en 94 a.C.- cedió lugar a los dos cristalinos lagos de Monticchio. El menor de los dos fue declarado reserva natural y puede atravesarse en bote, entre otras cosas para ver de cerca los nenúfares que cubren su superficie. Una vista general de los lagos, en cambio, se tiene desde las rutas que los rodean o, mucho mejor, desde los balcones de la abadía de San Michele.
Este monasterio, suspendido en una de las paredes interiores del cráter, fue construido por eremitas basilianos en el siglo X, y más tarde completado por benedictinos y capuchinos. El contraste entre la fachada neoclásica, tersa y equilibrada, y la lobreguez y rusticidad de los interiores es uno de sus principales atractivos. Y para no dar tregua al asombro, el corazón de la abadía guarda otra joya: las cuevas con frescos bizantinos donde pasaban sus días orando los monjes fundadores.
Si lo que caracteriza a la Basilicata es lo insólito, lo extraño, ningún viaje que nos lleve a ella puede eludir una visita a los Sassi (rocas) de Matera, barrio medieval de 36 hectáreas hecho por completo de piedra calcárea.
Casas, calles, patios, iglesias, palacetes y graneros íntegramente cavados sobre ambas riberas del torrente Gravina forman un paisaje entre natural y urbano que, sobre todo a la hora del crepúsculo, semeja una escultura gigante de contornos fantásticos. Pero los Sassi , joya entre las joyas de Basilicata, merecen sin duda un capítulo aparte.
Por Santiago García Navarro
Para La Nación
Para La Nación
Datos útiles
Cómo llegar: un pasaje de ida y vuelta a Roma cuesta 1400 dólares, aproximadamente.
Transporte: en Basilicata no hay aeropuertos. Los más cercanos son los de Nápoles (Capodichino) y Bari (Palese), ambos a 150 kilómetros de Potenza, capital de la región. En tren u ómnibus, los precios son bajos. El viaje a Potenza cuesta 16 dólares desde Roma; 7 desde Nápoles y 5 desde Salerno.
Alojamiento: no existen hoteles cinco estrellas en la región. Los de cuatro promedian los 100 dólares por una habitación doble. En el caso de los tres estrellas, el promedio es de 55 dólares. En un dos estrellas, la doble cuesta entre 35 y 40. En los de una estrella, (en general, con baño compartido), oscila entre 25 y 30. Hay alojamiento aún más accesible en albergues, monasterios y campings.
Más información: ENIT Avda Córdoba 345; 4311- 3542. Horario de atención: de lunes a viernes, de 10 a 12 y de 15 a 17. En Internet: http://www.enit.it
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
