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La bañadera y yo





Puede que el arreglo del baño se me vaya del presupuesto; involucra una pequeña obra. Por ahora no sé si me puedo dar el lujo de una bañadera (juro que pensé que salía menos).
Anoche, mientras aprovechaba la mía con unas velitas que pongo elegantemente en la mochila del inodoro y una copita de vino que apoyo también muy glamorosamente en la tapa, evaluaba cuán necesaria es una bañadera en mi vida.
FUN-DA-MEN-TAL.
Durante mis baños de inmersión yo medito, descanso, me hago baños de crema, belleza de manos y pies casera, máscaras en la cara, paso horas al teléfono, leo, escucho música y pienso.
Hoy me siento con la calculadora y hago números (obviamente yo no los puedo hacer en la cabeza) y veo si se puede "afilar el lápiz", esa frase que tantas veces le escucho decir a los clientes.
¿Bañadera o cama y sillón? ¿Bañadera o splits?
Puedo tener mucho de lo que necesito a cambio de duchas rápidas por los próximos años.
Sin novedades del jinete sin cabeza. Puede que haya cabalgado rápidamente hacia el olvido o como dijo alguien el otro día, haber estado aún más pasado de copas que yo y ni siquiera acordarse quién es esa Sofía al lado del 15 6...

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por Redacción OHLALÁ!


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