

Para seguir con el estilo de la semana puede decirse que entré nuevamente en el período de confabulación electrodoméstica que, ya dije una vez, viene por épocas. Los electrodomésticos toman decisiones para ir rompiéndose de a turnos durante un momento del año. Ahora, fue el turno del lavarropas y la llave de luz del baño. El lavarropas decidió no desagotar. Está todo cargado con ropa desde ayer y corre el riesgo de pudrirse todo adentro si no se vacía. La tapita de luz, mientras tanto quedó prendida y no responde cuando la quiero apagar.
¿Qué hice? Lavé la ropa que necesitaba para hoy arrodillada en la bañadera con jabón blanco y guantes, una delicadeza. Para resolver lo otro aflojé las bombitas (no sin antes quemarme por la temperatura que habían levantado). Estos son los momentos en los que quiero cerrar la puerta del frente para no volver. Ahora empieza la seguidilla de llamados a técnicos varios, que me claven dos o tres veces con el horario, volver de la oficina para que me dejen esperando y finalmente pagar una pequeña fortuna. Y ni me quejo de que no tengo ahora novio, marido o Turco que me la reme un poco, eh.
-Hola Ma, qué haces. ¿Tenés alguien que arregle lavarropas y temitas de electricidad?
Y ahí se pone chocha a revisar su libretita de teléfonos (porque nada que le guste más que ser de utilidad) y además se ofrece a esperar en casa para cuando lleguen. A veces es tan divina mi vieja.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
