
BUZIOS.- Mar, sol y un clima de eterno verano. Si existiera un manual de uso de los lugares paradisíacos, el de Buzios comenzaría con una caminata tempranera por la playa -dicen que la de Geriba es la más indicada para eso-, seguida de una carrera a toda marcha dentro del agua, entre corales, peces y tortugas marinas.
¿Un sueño? No, es la pura realidad de aquellos que año tras año se encomiendan a estas playas de mar calmo y cristalino, siempre en armonía con una vegetación bien preservada. Indudablemente, la geografía es uno de los principales atractivos de la península, y los argentinos, que hace mucho adoptaron este rincón para pasar sus vacaciones, no fueron los primeros en descubrirlo.
Desde el siglo XVI los piratas franceses que intentaban apoderarse de Río de Janeiro lo usaban como escala para abastecerse de agua dulce. El origen del nombre de la ciudad, Armaçao de Buzios, se remonta a aquella época, cuando los barcos paraban en sus amplias bahías ricas en caracoles (búzios) y organizaban sus instrumentos (armaçoes) de pesca.
"Fue entonces que pude tener un poco de paz, en aquella villa de pescadores, playas vírgenes y aguas verdes, llena de vegetación", escribió Brigitte Bardot en su autobiografía. La actriz y sex symbol de los años 60 había encontrado en Buzios un refugio. Y también le dio mucho a cambio. Ella reveló el lugar al mundo, incluso a muchos brasileños.
Las playas que rodean la ciudad son tranquilas. Santos Dumont, en el centro, abriga además pequeños espectáculos los fines de semana, como el Proyecto Cultura en la Playa, que convoca a artistas, y la tradicional feria de artesanos, abierta durante todo el año con trabajos de artistas de la región, y el Festival de Cine, que se realiza anualmente, con entrada libre y gratuita. Buzios tiene una red hotelera de alta calidad que recibe una media anual de doscientos mil turistas, según datos de la Asociación de Hoteles de Buzios, que sostiene que la mayoría de los turistas aquí no alquila casa, y se hospeda en una de las más de 200 posadas, desde las más económicas, en las afueras de la ciudad, hasta las opciones top, en la famosa playa João Fernandes. En general, el nivel de la infraestructura hotelera y gastronómica de la península es muy bueno. Todo parece responder a un estilo o patrón de diseño, y hasta el restaurante más despojado, vestido de troncos y caracoles, es lujoso en su diseño.
"Por una ley de protección ambiental, en Buzios no se pueden construir casas de más de dos pisos, y el segundo siempre debe ocupar un tercio del primero", advierte Simone Mateos, una joven guía de turismo, respecto de la arquitectura baja que caracteriza la península.
Aquellos que deseen tener un último pantallazo de la ciudad también pueden abordar el trolley, un camión abierto que recorre las mejores playas y llega hasta dos miradores del extremo de la península. El paseo es con guía local, acordes de bossa nova, paradas con frutas y sucos naturales. Una oportunidad única para llevarse las mejores postales del paraíso grabadas en la retina.
Datos útiles
Cómo llegar
A Río por avión US$ 228
Ida y vuelta, por TAM. Desde allí a Buzios, 180 kilómetros por autopista. El transfer cuesta US$ 17,5.
Excursiones
Circuito en trolley, un camión abierto y con guía que recorre 12 playas en dos horas y media. Tres salidas diarias, a las 9, 12 y 15, US$ 8. Excursión a Cabo Frío, con almuerzo incluido, US$ 25. Excursión a Río por todo el día, US$ 40.
En barco
Buziana hace paseos desde el centro hasta la playa de João Fernandes, cerca de tres horas de duración, con paradas para nadar, US$ 8. Alquiler de buggy por día, US$ 30.
Alejandro Rapetti
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