Newsletter
Newsletter

La energía inexplicable de Machu Pichu




Cuzco, una ciudad en pleno crecimiento, tiene un casco histórico que es una verdadera joya arquitectónica. Su centro es la Plaza de Armas, de allí surgen una cantidad de calles y pasajes adoquinados de distinto ancho y extensión, que nos acercan a sus monumentos históricos, iglesias, edificios de gobierno y plazas de floridos canteros. Impresionan las calles y veredas de antiguas piedras cuadradas, de una limpieza excepcional.
Cercanos a Cuzco, se pueden apreciar los parques históricos de Saqsaywman y Pukapukara, ambos santuarios incas. En ellos se representan sus máximas expresiones de adoración: la Pachamama o tierra, junto al Sol, ambos objetos de mayor culto inca. Las enormes piedras encastradas con notable precisión, nos dan idea de sus conocimientos en ingeniería de la época.
Este lugar fue concebido como un espacio sagrado para la adoración espiritual de sus moradores que lo realizaban sobre todo durante los solsticios de verano e invierno. Tiene un emplazamiento que no parece casual. La transmisión de energía que fluye entre quienes lo visitan, crea ese clima especial que se percibe en todo el entorno.
Al día siguiente temprano emprendimos viaje a Machu Picchu. Cruzamos parte del Valle Sagrado atravesando caminos sinuosos de curvas y contracurvas peligrosas, hasta el poblado de Ollantaytambo. En la estación de trenes abordamos el Vistadom, que con la otra línea, el Inca Rail, permiten llegar a Aguas Calientes. Allí dejamos nuestro escaso equipaje para esa noche en el hotel y emprendimos los últimos kilómetros hasta la entrada del Parque Machu Picchu, para muchos el destino principal del viaje.
La subida es por un sendero en zigzag, hacia la cumbre donde está emplazada la ciudadela. Al rato entramos por uno de los portales para emprender su inolvidable recorrido. A medida que nos adentramos en la ciudadela se aprecia una tranquilidad y paz espiritual, que nos proporciona en un ida y vuelta este lugar encantado. Nos cruzamos con un rebaño de llamas, que comen pasto pero sin romper sus raíces ni el suelo.
Al llegar al reloj de sol tallado en un solo bloque de piedra por los incas, con el objeto de retener el sol que adoraban, el guía comentó: "Fíjese acercando sus manos a la piedra la energía que irradia". Era cierto. Sentí una extraña sensación de atracción mutua, que dejaba entrever que algo sobrenatural había sucedido allí y al parecer continuaba a través de los siglos. La Pachamama se hacía sentir con fuerza como si fuera un imán que nos acercaba su espiritualidad a la nuestra.
La ciudadela estaba formada por un complejo edilicio importante, que sirvió de vivienda a los príncipes y nobles incas, así como lugar de uso litúrgico o ceremonial y quizás como una de sus últimas moradas. Una muestra de esto es la edificación semicircular donde se emplaza el Templo del Sol. De construcción perfecta, tenía un evidente uso astronómico, ya que posee dos ventanas perfectamente alineadas para permitir el pasaje del sol en los solsticios de verano( 21 de diciembre ) e invierno (21 de junio). Los ritos religiosos, sacrificios y otros hechos litúrgicos llevados acabo aquí, por los sumos sacerdotes estaban relacionados con estas épocas del año.
La cárcel se encontraba cercana al Templo del Cóndor, que junto con el puma eran también objeto de adoración y culto, formando parte de las deidades incas. El lado occidental o sagrado de la ciudadela era controlado con rigor y pocos accedían a esta área, aparte de la realeza. Esta zona sagrada posee los principales adoratorios de la ciudadela, como el Templo del Sol, la Tumba Real, la Plaza Sagrada, el templo Principal y la pirámide de Intihuatana. También se asientan aquí la Residencia Real, el Palacio de la princesa inca o Ñusta, el Centro Ceremonial y el conjunto de fuentes litúrgicas.
La roca funeraria estaba emplazada en lo alto de la zona agraria, de amplias terrazas que servían para la siembra de especies como la papa o el maíz. En pleno cementerio superior, se encuentran los puestos de vigilancia, que son varios desde arriba hacia abajo de las terrazas. La roca litúrgica cumplía una función ritual de altar y deja pensar que se trataba de una mesa de operaciones o sacrificios, que podían ser de animales o de humanos, en ofrenda a la Pachamama y también como culto a la fertilidad.
Esta pieza con sus tres escalones tallados simboliza los tres mundos de la cosmovisión inca: el de los vivos, el de los muertos y el de los dioses. Los incas mostraron un gran respeto por la naturaleza, adaptando sus construcciones a este entorno natural. Por detrás de la ciudadela se puede ver un portal que conduce a la montaña joven o Huayna Picchu, que se observa en todas las fotos del lugar. Arriba de los montes hay un ingreso llamado Puerta del Sol, por donde pasa el Camino de los Incas en su ingreso. Está flanqueado por dos columnas hechas de piedra y ubicadas en dirección a la salida del sol y por donde sus rayos pasan al amanecer. Desde allí se observa en forma panorámica toda la ciudadela de Machu Picchu. La miré con nostalgia por última vez desde la altura y emprendí el regreso.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?


por Redacción OHLALÁ!

Tapa de OHLALÁ! julio de Nico Ochiatto

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP