

JUNIN DE LOS ANDES.- Allí estuvieron ellos: los fundadores de la pesca con mosca en la Argentina. Por la ruta nacional 40, cuando era una huella de tierra y piedras, llegaron desde Buenos Aires en la década del 50. Nadie había pescado, salvo para la supervivencia. Y ellos arribaron con espíritu deportivo y dieron a conocer al mundo los múltiples arroyos, ríos y lagos que la ruta iba presentando a su paso siempre unos kilómetros al Oeste. De todos los lugares, el más representativo es la mítica boca del río Chimehuin. Eliseo Fernández, el Bebe Anchorena, Charles Radziwill y Jorge Donovan estaban entre esas primeras cañas que pescaron donde las truchas nunca habían visto una mosca y, por lo tanto, devoraron las carnadas con ahínco. El río Chimehuin debe su nombre a la leyenda que habla de un monstruo llamado Chime, una especie de tigre marino (el sufijo huin quiere decir casa ). Nace en el lago Huechulafquen y, haciendo honor a su nombre, entregaba verdaderos monstruos: truchas de ocho a doce kilos, únicas en todo el planeta por su carácter salvaje, no habían sido mezcladas con truchas de criaderos, y aún se mantienen de la misma forma.
El pescador norteamericano Joe Brooks, que visitó este tramo del río, hizo famosa una frase en sus notas escritas para los medios especializados de su país: boca fever (fiebre de la boca), enfermedad que, según sus palabras, sólo se curaba pescando una y otra trucha. Cuando el pescador encara la ruta 40 allá por el Collón Curá, ya siente la presencia fantasmagórica de esas primeras cañas convocándolo desde el más allá para calmar esa fiebre. El camino hasta la RN 234, como el que luego sigue hasta Junín de los Andes, está asfaltado. Pero el que bordea el Chimehuin (RP 63) hasta el lago es de ripio. El lugar tiene un mágico encanto que se transmite a las aguas del lago. Como si fuera poco, el volcán Lanín, de 3776 metros de altura, acompaña con su figura cónica y la cima cubierta de nieve.
Los bosques tapizan los cordones montañosos y las orillas, llenas de piedras de todo tipo, sólo reciben las visitas de pescadores y algunas aves de paso. Las bahías se suceden una tras otra y en ellas hay refugio para los fuertes vientos que impiden pescar, si no fuera por los biombos naturales de las laderas que caen a pique sobre el agua y luego continúan en profundos veriles. El agua cambia los esmeraldas por azules según la incidencia del sol y la profundidad. Algunos arroyos llevan agua helada desde las cumbres vecinas. Sólo cantan los pájaros y vibran los insectos. Brooks olvidó advertirles a los fanáticos de la pesca que una vez contraída la enfermedad ya no sanaría nunca más y que cada trucha capturada, en una extraña paradoja, cura y enferma. Cura ese deseo que sólo los pescadores conocen y que brilla en sus ojos toda vez que por los desvíos de la ruta 40 llegan a cualquier pesquero. Y enferma de ese mal que nos acompaña y nos rejuvenece, la pesca deportiva. Si es con artificiales, mejor. Y si es en la boca del Chimehuin y sus alrededores inolvidable.
Datos útiles
Permisos de pesca
El permiso de pesca cuesta 5 pesos por día, 10 por semana y 30 por temporada (jóvenes de 13 a 17 años, pagan 10 por temporada).
En cambio, no pagan los mayores de 65 años, jubilados y personas con capacidades diferentes con acreditación oficial.
Para pescar en la boca del Chimehuin hay que pagar un adicional de 5 pesos por día, 20 por semana o 60 por temporada.
Más información
Area de Fauna Región Sur, 02972-491-277.
Dirección de Turismo de Junín de los Andes, 02972-491-160, turismo@jandes.com.ar
Néstor Saavedra
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
