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La Gran Manzana tiene un museo sólo apto para mayores

Nueva York suma a sus novedades una exposición dedicada al sexo y su historia




NUEVA YORK (El País, de Madrid).- En el edificio de la esquina de la Quinta Avenida y la Calle 27 de Nueva York había una zapatería en el nivel de la calle y una serie de cubículos en la última planta aparentemente dedicados a la prostitución. Hoy, la línea de fetiche y sexo se continúa en la construcción de cinco pisos envuelta -hasta que terminen los trabajos, en 2004- en una fachada de metal y una tela elástica que evoca ropa interior. Allí se inauguró el primer museo del sexo norteamericano con la exposición NYC SEX: cómo la ciudad transformó el sexo en Estados Unidos (que se podrá ver hasta fines de junio).
En Europa los hay hace tiempo: España cuenta con uno en Barcelona; en Amsterdam están el famoso Templo de Venus y el Museo Erótico de Amsterdam; Berlín (Museo Erótico de Beate Uhse), Dresde (Galería de Arte Erótico) y Hamburgo (Museo de Arte Erótico de Claus Becker) albergan los de Alemania; también están los de Copenhague, Estocolmo, París y Praga.

Voces de protesta

En Estados Unidos, el puritanismo no permitió que una palabra tan seria como museo se asociase al sexo: el New York State Board of Regents, que supervisa las instituciones culturales sin fines de lucro, le negó la acreditación por burlarse de la idea de museo. No obstante fue posible crear el Museo del Sexo como organización con fines de lucro. Su fundador y dueño, el ex empresario de software Daniel Gluck, se tomó muy en serio el asunto del lucro: fijó la entrada más cara de todos los museos de la ciudad, 17 dólares, que se espera que paguen unos 100.000 visitantes mayores de 18 años en los primeros 10 meses.
"Los museos del sexo europeos no son nuestro modelo", explicó el conservador de la colección y la muestra inaugural, Grady Turner, ex director de exhibiciones de The New York Historical Society y colaborador del Museum of Modern Art, en cuya abreviatura MoMA se inspira la de este MoSex. El trabajo de Turner continúa otra línea: "Hay un creciente número de muestras dedicadas a historias que de otro modo habrían quedado silenciadas, porque eran demasiado difíciles, como el Museo del Holocausto, o porque se les negaba importancia, como el Museo de Vecinos".
El recorrido histórico y académico que propone la exposición inaugural analiza las nociones de vicio que han tenido vigencia a lo largo de la historia de Nueva York.
Entre la iconografía que vincula comercio y sexo se destacan la trata de blancas y el primer escándalo sexual de la ciudad: el asesinato a hachazos de la prostituta Helen Jewett, en 1830. Hay también historias menos tristes, como la de Julius Schmidt, un hombre dedicado al tratamiento de intestinos de animales para hacer salchichas, que desarrolló una industria paralela mucho más rentable: proveer al mercado negro de preservativos.
La primera mitad del siglo XX lleva la mejor parte, desde la distinción entre el teatro legítimo y el teatro blue, o risqué, que muchas veces tenía lugar en circos. En los paneles se destaca la compañía de danza Three Little Maids, promovida como las bailarinas diferentes, en 1920.

En cueros

Hay pruebas de que el cuero no es un fenómeno homosexual del sadomasoquismo posterior a 1960, sino que se remonta a la década de los treinta. Esta época es más rica en materiales audiovisuales, como las versiones porno de dibujos animados o de historietas con Laurel y Hardy.
La zona dedicada a la segunda mitad del siglo XX abre con la doble moral, cuyo lado secreto se ve en las fotos, minuciosas y vívidas, de las orgías que proliferaron en la ciudad a pesar de los esfuerzos del Comité de los Catorce, una agrupación prodecencia. Otros hitos del siglo aparecen, como la historia del intercambio de parejas, el levantamiento gay contra las razias policiales en 1969 en el bar Stonewall, la respuesta a la epidemia del HIV y la marca del sexo en la cultura y el arte del siglo XX.
Lo mejor en este punto son las fotografías de autor, desde Mapplethorpe hasta Susan Meiselas, de quien se muestran trabajos del libro Pandora´s Box , sobre una casa de dominatrices frecuentada por hombres de negocios. "Me resulta muy interesante que el museo se ocupe de la cultura sexual de Nueva York desde un punto de vista histórico, para que el visitante pueda pensarse a sí mismo en una línea de tiempo", dijo Meiselas.
Museum of Sex ( www.museumofsex.com ). 233 Fifth Avenue. Abre lunes, martes y jueves, de 11 a 18.30; viernes y sábados, de 10 a 21; domingos, de 10 a 18.30. Precio: 17 dólares.
Gabriela Esquivada

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por Redacción OHLALÁ!

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