La Hoya canta los 40. Recuerdos pioneros
Sin ropa térmica y con esquíes caseros, los primeros esquiadores de La Hoya
26 de julio de 2014
Vrenny Eggmann lleva la pasión por la montaña en la sangre. Su padre, René, fue un inmigrante suizo e integrante de la expedición que escaló por primera vez el cerro Torre, en 1958. Experto alpinista, guía de montaña y profesor de esquí, René echaría raíces en Esquel tras varias idas y vueltas entre San Juan, Bariloche (donde conocería a su mujer, la danesa-argentina Carmen Christensen), Córdoba (donde nació Vrenny, en 1948) y Suiza. Además de trabajar como chacarero y tambero sería uno de los fundadores del Club Andino de Esquel, que hasta el día de hoy ejerce una marcada influencia en la comunidad local.
Con estos antecedentes no era de extrañar que Vrenny y sus hermanos (Sonja, un año mayor, y Rolando, poco menor) crecieran con la montaña como patio de juegos. Cuando llegaba el viernes, a la salida de la escuela, se montaban los esquíes al hombro y partían extasiados, caminando cuesta arriba rumbo al precario refugio que había montado el Ejército en el cerro. Iban cargados con mochila, comida, calentadores y bolsa de dormir, porque allí pasarían la noche. Al día siguiente, con suerte, podían hacer un par de bajadas sobre las tablas de madera. Era la felicidad absoluta.
"A veces éramos grupos de 30 y hasta 50 amigos. Era agotador, sacrificado, ¡pero qué placer!", dice Vrenny del otro lado de la línea, saboreando ese recuerdo.
Recuerdos hay muchos, claro. De cuando había que pintar la base de los esquíes, por ejemplo, porque la nieve desgastaba la pintura y los esquíes no resbalaban. De cuando Vrenny y Sonja se recibieron de profesoras de educación física en Mendoza, en 1970, y regresaron a Esquel con un entusiasmo arrollador. De cuando empezaron a convocar a los niños para organizar actividades en la montaña y enseñarles a esquiar. De cuando fundaron Los Copitos, una suerte de Jardín de Nieve para los más chiquitos, allá por 1974.
Fue el mismo año en que La Hoya contó con su primer medio de elevación moderno, y por eso se cuenta como año de su fundación. Aunque La Hoya siempre fue La Hoya y ya se esquiara allí desde la década del 50.
"Esa telesilla fue todo una revolución. Pero claro que todo lo era. ¡Es tanto lo que ha cambiado la montaña!", se maravilla Vrenny, que confiesa que aún la invade un cúmulo de nostalgia cuando transita el camino que lleva a la montaña. "Miro los senderitos por donde antes nos abríamos paso caminando y ahora está todo asfaltado. Incluso me acuerdo de cuando se construyó el camino y los jóvenes ayudábamos sacando piedras."
Madre de cuatro hijos (el mayor, Guillermo, con 16 años ya había subido el Aconcagua) y abuela de siete nietos de entre 23 y uno y medio, Vrenny señala que de aquellos chiquitos que introdujo a la nieve en la década del 70 hubo unos cuantos campeones de esquí, presidentes del Club Andino o instructores.
"A veces había que llevarlos arrastrando. Eran chiquitos, hacía frío, estaban mal equipados porque no existía la ropa térmica que hay ahora, ni los cascos ni nada, en fin, a veces no era fácil."
Pero todos siguieron y todos volvieron. "No sé qué ocurre en la montaña. Es algo de ese sacrificio y esfuerzo de los que hablaba antes, y del placer infinito que te causa a la vez."
Para agendar: Slalom, Copa Zorro y Tetratlón
El 30 y 31 de agosto se realizará el Campeonato Chubutense de Esquí Alpino, con puntaje oficial para la FASA, que consiste en dos competencias, una de slalom y otra de slalom gigante, para la categoría Cadetes II. El 6 y 7 de septiembre continúa la agenda deportiva con dos competencias de Esquí Alpino Slalom, que integran el calendario oficial de la FIS para el hemisferio sur, en la pista El Cielo.
El fin de semana del 13 y 14 de septiembre, el Club Andino organiza el Encuentro Infantil Copa Zorro Juan para las categorías Infantiles I y II. El encuentro coincide con la XXXV Fiesta Nacional del Esquí, que se realizará el sábado 13.
El domingo 21 de septiembre se hará la XXIV Edición del Tetratlón Esquel Douglas Berwyn, combinando esquí, mountain bike, canotaje y pedestrismo. El circuito se desarrolla a lo largo de 40 kilómetros entre el cerro La Hoya y la laguna La Zeta, en las adyacencias de la ciudad de Esquel.