
HANIA, Creta.- La casa de María Marendaki Thanu se recorta contra la montaña de tierra roja. Forma parte del villorrio Vamos, en la isla de Creta, sobre el mar Mediterráneo, entre los mares Egeo y de Libia. Las piedras sostienen el hogar, contienen la huerta, de la que María saca casi todo para comer: verduras, olivas, cítricos, castañas, uvas rosaquí. Albergan también al marido, ya jubilado, y a la abuela, que luce su vestido negro de luto riguroso. En los pueblos de Creta se mantiene la tradición: si un familiar muere, el luto dura un año; si es el marido el que muere, el negro se lleva durante toda la vida. Es difícil comunicarse; nada se parece a este idioma, del cual se reconocen raíces y palabras escritas, pero no el canto.
Calles de tierra, casas de piedra, olor a mar. Cuerdas con ropa blanca secándose al sol, ristras de cebollas chicas, miles de gatos. Los caminos somnolientos suben y bajan, entre olivas verdes y negras, aromos, almendros y cipreses. Estas aldeas, como un recurso para vivir de algo, ofrecen al viajero la posibilidad de visitar las casas de familia, conocer sus costumbres, amasar su pan. La idea es conservar la forma de vida cretense y, al mismo tiempo, subsistir.
Vamos es uno de los 1447 pueblos que posee Creta. Está situado en Hania o Chaniá, una de sus cuatro provincias; las otras son Rethimno, Heraklion y Lasthio. Las ciudades puerto más importantes son Hania, Rethimno e Iraklio (capitales de las provincias homónimas); Agios Nikolaos y Sitia, todas sobre la costa norte. La isla entera se ve desde el avión como una lágrima de roca depositada en el mar, entre tantas otras. Sólo que ésta es la más grande que posee Grecia, la quinta de este mar.
El clima mediterráneo, recomendado desde los tiempos de Hipócrates para recuperarse de enfermedades del cuerpo y el alma, acompaña con su bondad. A pesar de la afluencia turística, la cuna de los dioses y del virtuoso Greco supo conservar sus paisajes, tradiciones y cantos para los días de fiesta, bailando al compás de la música de la lira de tres cuerdas. En el campo, todavía se puede ver a veces a los hombres con su vestimenta típica: botas altas, pantalones anchos y turbante en la cabeza.
La ciudad de Hania o Chaniá, capital de la isla hasta 1971, luce las curvas de sus calles en la ciudad vieja, rodeando al puerto veneciano. Pequeñas encrucijadas que sorprenden al viajero al terminar abruptamente en una casa de telares, un convento ortodoxo blanco y azul -el 97 por ciento de la población es ortodoxa cristiana-, o una taberna. Todas estas callecitas conducen a la rambla del puerto veneciano, construido en el siglo XIII, cubierta literalmente de mesas para deleitarse con el mar y las montañas entre mezedes (entradas) y ouzo , rakí o tzikoudiá (distintos licores), o los vinos rojos y rosados de la isla.
Hania fue edificada sobre Kidonia, una de las tres ciudades construidas por la civilización minoica entre el 3000 y el 2600 a.C. El distrito de los mercaderes, a lo largo de la calle Aktí Koundouriótou, ostenta sus puestos de pescados, tabernas, remeras, cerámicas; una especie de Once local, un poco más prolijo, con otros colores e idioma, pero el mismo ruido.
De allí salen senderos de piedra que custodian las antiguas casas venecianas, con encantadores balcones fucsia cubiertos debuganvillas y cistáceas.
Otros sitios que merecen una visita son el Mercado Municipal (1913), con infinitos puestos de pescadores, quesos y aceitunas; el museo arqueológico -iglesia del siglo XIV construida en estilo gótico veneciano, con cerámicas y sarcófagos del período minoico-, y la iglesia de San Nicolás.
Las playas, de arenas negras y el mar de un azul profundo, se encuentran dispersas alrededor de toda la isla.
Nacimiento mítico
Desde el 2800 hasta el 1000 a. C., Creta fue el centro de una brillante civilización de origen mítico. La poesía de Homero y la historia de Hesíodo coinciden en que Zeus nació en Creta. Allí tuvo tres hijos con la ninfa Europa: Minos, Radamantis y Sarpedón.
El primero de ellos se convirtió en un rey todopoderoso, que dio nombre a la cultura minoica. Los arqueólogos reconocen varios períodos en esta época; luego llegaron los romanos, después los árabes y, más tarde, los bizantinos. Después de la Cuarta Cruzada, en 1204, la isla pasó a formar parte del Imperio Veneciano. Cuatrocientos años más tarde, llegaron los turcos. Desde 1878, Creta adquirió una cierta autonomía y, en 1913, finalmente fue incorporada a Grecia.
Esta breve referencia histórica sirve para entender la cultura de una isla atravesada por las invasiones, con tradiciones que persisten en la literatura, las costumbres religiosas y la cocina. Los primeros signos de una identidad literaria griega contemporánea comenzaron a manifestarse durante la ocupación turca. El poeta moderno más conocido y traducido es Konstantino Kavafis, nacido en Alejandría en 1863.
Sus versos reflejan dos mundos, Alejandría y Grecia, atravesados por un profundo sentimiento griego, rescatando a las figuras clásicas. Su poesía es una lectura ideal para el viaje.
El palacio de Minos
Desde Heraclión, capital de la isla, se puede llegar a Knossós (Cnosos), el Palacio del rey Minos. El nombre de la capital de la isla viene de Heracles (Hércules) que, según la leyenda, desembarcó aquí para cumplir uno de sus 12 trabajos.
La ciudad conserva su antiguo puerto veneciano, con su larga y bella muralla que se adentra en el mar. Desde allí se puede tomar un colectivo destartalado -es más lindo que el taxi, por eso del color local- que en unos minutos lo deja en la entrada de Knossós. El camino se entremezcla con olivares y viñas, la montaña y el mar. Por todos lados hay casitas blancas y flores amarillas. El Palacio del rey Minos conserva sus corredores, pasajes, cuartos y escaleras. La existencia de Knossós fue sugerida por Heinrich Schliemann, negociante obsesionado por los textos homéricos.
Para él, éstos podían interpretarse y así averiguar la historia de los antiguos griegos. Una vez retirado, descubrió Troya, en 1874. El primero en excavar en Knossós fue Minos Kalokairinós, comerciante de Heraclión aficionado a la arqueología. El que finalmente se llevó todos los laureles fue sir Arthur Evans, que comenzó las excavaciones en 1900 y hacia 1903 ya había descubierto todo el palacio.
La compleja planta del palacio puede haber dado origen al posterior mito griego del laberinto, en el que el Minotauro -un hombre con cabeza de toro- se enfrentó con Teseo.
El leyenda del Minotauro
Homero cuenta que hubo una vez un laberinto diseñado por Dédalo a pedido de Minos, para confinar al Minotauro, nacido de la sacrílega unión entre Pasífae, reina y esposa de Minos, y un toro. Minos solía alimentar a la bestia con sus enemigos. A su vez, los atenienses, cada nueve años y en retribución por la muerte del hijo de Minos en manos de Egeo, rey de Atenas, debían realizar un sacrificio humano de siete jóvenes y siete vírgenes.
Fue como parte de ese tributo que Teseo llegó a Atenas y sedujo a Ariadna, la hija del rey Minos, que le dio el hilo obtenido de Dédalo para penetrar en el laberinto, matar al Minotauro y escapar de la trampa con vida.
Aproximadamente 2000 años a.C. fue construido el primer palacio, destruido en 1700. En ese entonces se reemplazó por uno nuevo, en el centro de la ciudad habitada por unas 50 mil personas. Son los restos de esa construcción los que aún se conservan.
El palacio fue la sede y residencia del rey, y se divide en dos alas: la occidental, donde están los santuarios y las estancias oficiales; y la oriental, donde se encuentran las viviendas y los talleres.
Los hermosos frescos (originales y reproducciones) de colores rojos y azules lucen en las paredes.
Los venecianos llamaron a Creta Candía y los turcos Kirit. Hablar de Grecia envuelve el pensamiento y la imaginación en una divina ternura. Creta es su corazón.
Datos útiles
Cómo llegar
- Avión: el pasaje Buenos Aires-Roma-Atenas (servicios diarios) cuesta $1700, ida y vuelta. Desde allí existen frecuencias diarias de Olympic Airways a Tesalónica y Creta. A Santorini se puede llegar en barco (12 horas desde el puerto del Pireo, en Atenas), o en avión, por la misma compañía. No se requiere visa para entrar en Grecia.
Moneda
- Un dólar equivale a 283,93 dracmas.
Alojamiento
- La oferta de hoteles es variada. Desde US$ 10, las pensiones ofrecen cuartos con baño privado, desayuno incluido. Los hoteles de mayor categoría -de 3 a 5 estrellas- oscilan entre 200 y 500 dólares la habitación doble. Los precios son los internacionales, pero con excepción de Atenas y los polos turísticos desarrollados, los servicios no son tan buenos como en el resto de Europa. Todas las ciudades cuentan con campings en los alrededores y albergues de la juventud.
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