
Anoche viendo que finalmente no pensaba llover, salimos a comer con las chicas y después fuimos a tomar algo por ahí. Encontramos otra terracita por acá por Palermo que supongo vamos a hacer nuestro lugar por lo que queda del verano. En la mesa de al lado había dos tipos (nosotras éramos tres) que no pararon de mirar desde que llegamos. A mí la relojeada obvia me molesta un poco pero después estuvieron de lo más bien en el approach y terminamos juntando las mesas y hablando hasta las 3 de la mañana de cualquier cosa y riéndonos a carcajadas.
Cuando volvíamos en el taxi con las chicas comentábamos -como es de esperar- mientras el taxista nos espiaba por el espejo (¡Qué manía esa que tienen, me saca!).
-El de traje sin corbata a mí me gusto les digo eh, tiene buena onda y era un bombón ¿o no?
-Normal, sí, lindo. Pero sí, re buena onda, muy gracioso...
Se ve que sobre gustos no hay nada escrito. A mí me encantó pero como fue algo grupal nunca pude percibir si me tiraba onda a mí o era así una buena onda generalizada. Porque convengamos además que hay una diferencia entre buena onda y ONDA también ¿no? Igual no es fácil darte cuenta en un grupo; una miradita de más, un poco de charla de a dos, pero no mucho más que eso. El amigo nos dejó su mail y se llevó el nuestro y esta noche seguramente hagamos algo con ellos también. Venimos repuntando, gente, venimos repuntando...
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
