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La mar en coche





Fueron tres horas de barco y otras dos en el auto sola con mi mamá. Llegamos, nos cambiamos y salimos a almorzar. Cuando los planes de la tarde eran completamente inciertos y no tenía ninguna obligación me cayó la ficha. En realidad, pasó lo que tenía que pasar: me bajó todo. Me separé en el mes más activo del año y hasta ahora no había notado la ausencia de Pato en esta época de balances.
Después de un diciembre repleto de salidas, festejos y reuniones de fin de año, en el que prácticamente tuve algo que hacer todos los días, encaré una semana que hasta ahora viene tranquila, casi sin horarios ni salidas nocturnas.
Tanta paz y tanto silencio de siesta me hacen relajarme, sí, pero también maquinar. Ay, esa actividad maldita que hace mi cabeza cada vez que encuentra un poco de sol, arena o aire libre...
Si bien para este 2013 tengo algunos proyectos personales (como empezar a escribir más, algunas ideas para futuras notas de investigación), muchas de mis actividades de tiempo libre las había planeado con Pato. Quizá no con él en voz alta, pero sí en mi cabeza. Y él estaba. Vacaciones, salidas de verano, ese famoso fin de semana en el Tigre que nunca llegamos a concretar... En fin, fue un año en el que podría haber planeado vacaciones con amigas o sola, pero que decidí compartirlo con alguien. ¿El resultado? Fin de año en familia, que vino con un festejo que sumó algo así como cuarenta comensales.
La convivencia con mi familia se está dando de lo más natural. Al igual que en Navidad, siento que de alguna manera volví a mi casa, a ser una más de las tres hermanas. Debo confesar que le tomé gusto a esto de abrir la heladera y que esté llena de frutas, quesos y bebidas. Me llevan a comer, me regalan cosas (un perfume del free shop, gran regalo) y hacemos una vida bastante relajada. Igual, créanlo o no, me encantaría estar en una playa cualquiera tomando cerveza con amigas con fideos con manteca como plato único.
No tengo una familia muy numerosa y mis hermanas siempre salen con sus amigas, que también veranean acá, pero aún así desde que llegué que estoy un poco en silencio. A la tarde en general me tomo mi tiempo para tirarme a leer sola en la playa o en el departamento, depende el clima.


2013 me agarró reflexiva y callada, algo raro en mí, periodista acostumbrada a contestar y dar su opinión. No me quiero adelantar, el año recién empieza, pero quizá sea un momento para escuchar y no tener un rol tan activo en todo. Por ahora, a estas vacaciones las vivo desde una platea escondida y con un libro en la mano.
¿Ustedes como arrancaron el año? ¿Cómo fue el festejo en familia? ¿Alguna organizó algo con amigos? Y las que viven solas, ¿volvieron a casa para las vacaciones o viajan en familia?
Espero que hayan empezado con el pie derecho.

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por Redacción OHLALÁ!

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