La música rusa no sabe de fronteras rusas

Hubo también a fines de los años 80 algunas compilaciones que pretendían mostrar lo que se escuchaba en el país de la perestroïka y el glasnost, recién impulsadas por Gorbachov. Se destacaban los conjuntos Kino, una banda de rock duro liderada por un ruso-coreano; Televizor, un grupo de new-wave, y sobre todo Aquarium, el grupo de rock más importante de la Unión Soviética en los años 80, una especie de piedra angular de la música popular rusa, los Sui Generis de la Unión Soviética. Su líder, Boris Grebenchnikov, probó incluso su voz y su talento en los mercados del Oeste, gracias a un álbum producido por Dave Stewart, el multiinstrumentista del dúo Eurythmics.

La poca repercusión encontrada fue inversa a la enorme popularidad que tiene todavía Aquarium en Rusia.

En realidad, fuera de estos casos puntuales, el único artista que se encuentra con cierta facilidad en las disquerías culturales es Vladimir Vyssotsky, fallecido hace más de veinte años, pero que aún sigue siendo considerado uno de los creadores más importantes de la canción rusa. Fue un Brassens moscovita, a lo que sumó la energía y la emotividad eslavas. A pesar de haber sido regularmente censurado por Leonid Brezhnev, fue rehabilitado luego de su muerte, como si el poder soviético prefiriera institucionalizar una popularidad que, al fin y al cabo, había sido incapaz de controlar con la censura y la prohibición. Por haber estado casado con la actriz franco-rusa Marina Vlady, un par de compilaciones de sus obras fueron editadas por un sello francés.

Son estos discos los que circulan ahora, desde Buenos Aires hasta París. Los únicos testimonios de una obra que generó cientos de millones de seguidores en Rusia, Asia central y Europa del Este, donde Vyssotsky era también muy popular.

El sistema soviético trataba de aplacar la excesiva popularidad de los artistas, incluso de los que no le planteaban problemas políticos: fue el caso también de Alla Pugacheva, que puede proclamarse como la más popular de todos los artistas rusos de todos los tiempos.

En Europa oriental, Rusia, Asia central y Lejano Oriente, su popularidad se puede comparar con la de The Beatles en Occidente.

Desde los años 60 vendió más de cien millones de discos, y para las nuevas generaciones se está cumpliendo un chiste profético que circulaba en los años 70: "Dentro de algunos años, cuando uno pregunte quién es Brezhnev, le contestarán que fue un político bajo la era de Alla Pugacheva".

Pierre Dumas