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La onda low cost aterriza y se vuelca a la hotelería

Como las aerolíneas de bajo costo, una nueva generación de alojamientos recorta lujo y tarifas




Habitaciones de hotel, modernas, de diseño y con conexión inalámbrica a Internet, en el centro de las grandes ciudades, por 80 o 90 euros. ¿Es posible? Al menos ése es el objetivo de las nuevas cadenas hoteleras low cost que están surgiendo en España, principalmente en Madrid y Barcelona.
Tras una primera oleada, marcada por el bajo costo confortable en las carreteras -Formule 1, Ibis y después Travelodge-, los hoteleros intentan ahora ofrecer algo así como el low cost chic en el corazón de las ciudades.
"Se trata de dignificar el sector -explica Hugo Bertrand, consejero delegado de Chic & Basic-. La utilización de materiales sencillos no está reñida con la funcionalidad y el buen gusto, ni con ofrecer una habitación por 80 o 90 euros."
En Room Mate, su responsable de comunicación, Mauricio Adalid, explica: "No hay ninguna justificación para que cobren 300 euros por una cama y una ducha". En su opinión, estos precios están aún menos justificados en España, "un país donde los sueldos no son elevados".
Esta necesidad de habitaciones a precios asequibles se ha visto multiplicada, además, por la expansión de los vuelos de las líneas aéreas baratas. Sus usuarios no parecen dispuestos, después de pagar 100 euros por el viaje, a gastar el resto del presupuesto sólo en dormir.

Cadenas de referencia

El nicho del mercado es tan evidente que varias grandes cadenas hoteleras han intentado sacar adelante segundas marcas. Ha sido el caso de Sol Meliá, Husa u Holiday Inn. En el sector, se afirma que Sol Meliá y Husa no han tenido mucho éxito. Parece que las únicas cadenas que llevan clientes son las creadas bajo este modelo, como ha ocurrido con las líneas aéreas.
Pese a que aún no ha ganado dinero debido a la fuerte progresión de aperturas, Room Mate está creciendo y se ha convertido ya en la cadena de referencia. Fundada en 2000, tiene 15 hoteles, seis en construcción y doce en proyecto. "Estamos en Nueva York y Miami -dice Adalid- y vamos a abrir en Buenos Aires y México."
Otras cadenas prueban suerte. Es el caso de las barcelonesas Chic & Basic, fundada en 2003, y Gat Rooms, de 2002. Otra cadena que logra una fuerte crecimiento, con la ayuda de la franquicia, es la asturiana Domus. La más exitosa de todas es sin duda otra catalana, Sidorme, fundada en 2004 y centrada en la carretera, un segmento donde es posible ofrecer precios más bajos que en el interior de las ciudades. Esta cadena ha triplicado sus ventas entre 2005 y 2007, de 1 a casi 3 millones de euros. Las de Room Mate también han aumentado su facturación, de 785.000 a 2,8 millones de euros entre 2004 y 2006.
Como han demostrado los numerosos fracasos de las grandes cadenas, el hotel low cost -en el que, según ironiza Bertrand, "se trata de que una habitación de dos estrellas parezca que es de cuatro"- no es un modelo fácil. Los fundadores de Gat Rooms, hijos del hotelero Jaime Serra, probaron la alternativa de ofrecer habitaciones dignas a 40 euros en el Raval de Barcelona. "Trataron de ensayar y ver lo que podían eliminar en materia de equipo y servicio para que la gente pudiera pagar menos", dice Iván Saldaña, director financiero de la empresa. Una vez que demostraron que era posible, su padre dejó en 2006 la joint venture que tenía con Barceló para fundar Gat Rooms.
"Hay que ir a lo esencial -expresa Adalid- y anular todo lo que no aporte nada al cliente. Intentamos que las habitaciones tengan todo lo necesario para que sean confortables, pero quitamos gimnasios, piscinas, restaurantes y grandes zonas comunes que el cliente no usa, pero paga indirectamente."
Bertrand apunta que "es básico dimensionar bien el hotel". Se hacen habitaciones algo más pequeñas. "Mientras en un hotel normal pueden tener 18 o 20 metros, en un low cost se quedan en 16", apunta el consejero delegado de Chic & Basic. "Así puedes ganar un 20% de espacio".
La mayor parte de estos hoteles van alterando los precios día a día, como hacen las líneas aéreas, para adaptarlos al flujo de entradas y reservas. Cosmen apunta también la importancia ?de la polivalencia del personal. Antes un recepcionista sólo hacía eso. Ahora también hace reservas y tareas de administración del hotel".

Ventanas chicas

Las innovaciones arquitectónicas y tecnológicas ayudan a rentabilizar estos hoteles. Las nuevas tecnologías, a recortar personal. Ahora hay sistemas de aspiración centralizada que ahorran tiempo. Incluso algo tan accesorio como las ventanas tiene su importancia. "No ponemos esos enormes ventanales -explica Secundino Cosmen, fundador y consejero delegado de Domus- porque resultan complicados y caros para limpiar." También es vital que trabajen con clientes directos. "Así evitamos las comisiones y las rebajas habituales en los paquetes de avión más hotel."

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por Redacción OHLALÁ!


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