

Cuidados jardines de fines del 1800, con paseo entre árboles en galería, casona blanca con altillo y un olor profundo a verde y a flores: es la glicina, que inunda y bordea la recova. Las sillas de hierro, el perro cojo, el comedor de muebles antiguos y el cuarto donde Ricardo Güiraldes pasó largas temporadas y escribió parte de su obra son algunos de los atractivos de La Porteña de San Antonio de Areco, la estancia de la familia Güiraldes.
Tranqueras abiertas
Explotada turísticamente por Keka y Manuel Güiraldes desde hace más de 10 años, el sitio aún se conserva en manos de la familia.
"Los Güiraldes venían de Cuyo y Chile, y llegaron a Areco a mediados del siglo pasado. El mérito de José Antonio Güiraldes fue el de haberse casado con la hija de don Manuel José Guerrico, Mercedes, quen heredó parte de estas tierras en esa época.
El hijo, Manuel José, además de intendente de Buenos Aires entre otros cargos, fue el responsable de convertir a la estancia en uno de los centros más avanzados de producción rural, además de hacer rediseñar el parque por Carlos Thays", contó Manuel.
Ricardo, el más famoso de los Güiraldes, nació el 13 de febrero de 1886 y al año ya vivía en París.
El cedro bajo el que escribía brinda sombra y tranquilidad, y el pozo donde tiró parte de la primera edición de sus cuentos ante una crítica negativa también se mantiene.
Su habitación, continua al baño que conserva las mayólicas originales, posee una escalera oculta que conduce al que fuera el estudio. La mayoría de los muebles del escritor fueron donados por su padre al museo, en el pueblo, donde se celebra la fiesta nacional de la tradición en el mes de noviembre. El museo abre todos los días menos los martes y cuesta $ 2.
"Sólo proclamo para mí el ser discípulo literario del gaucho", escribió Güiraldes. En 1926 e impreso por Francisco A. Colombo en el pueblo de Areco apareció por primera vez Don Segundo Sombra , uno de los símbolos de la literatura gauchesca, inspirado según dicen en uno de los capataces del campo.
Junto con La Porteña, otros establecimientos de la zona conservan los cascos y jardines que vieron la luz en el siglo XIX. Y así quedaron, conservados por generaciones para el solaz de los visitantes actuales, en algunos casos en manos de la misma familia. Es que a fines de ese siglo y cerca de los pagos - del latín pagus: aldea, distrito- se fueron estableciendo las viviendas de los campos tal cual hoy los conocemos, cuyas casas y jardines reflejaban el nivel económico del dueño de la estancia.
Para compartir en familia
En el establecimiento funciona una escuela de polo; si los huéspedes lo desean pueden practicar con los jugadores ocasionales o planearlo con anticipación para jugar chuckers con la cantidad de personas reglamentarias y tomar clases.
El almuerzo habitual comienza con empanadas caseras de la cocinera Angela Barrientos y continúa con asado y ensaladas. Por la noche se sirven tartas, pollo al horno con zanahorias glacé y otros manjares. Para la hora del té siempre hay una torta casera, medialunas o pastelitos. Las bebidas no se cobran aparte (vino y gaseosas).
Datos útiles
Cómo llegar
A 115 km de la Capital, en auto se accede por el Acceso Norte, ramal a Pilar, luego ruta nacional 8 hasta el km 110, donde cruza la RPN 41.
Esta se toma a la derecha unos tres kilómetros, hasta toparse con un camino de tierra entoscada por el cual se gira a la derecha cuatro kilómetros más hasta la estancia.
Alojamiento
La casa de la estancia cuenta con cuatro amplias habitaciones con baño privado (dos triples y dos dobles).
La habitación triple cuesta 350 pesos, con las cuatro comidas incluidas;
El día de campo en la estancia, con las actividades incluidas, cuesta 80 pesos.
Más información
Para reservas en Buenos Aires es el (02326-452513/ 453770), E-mail: info@estancialaportenia.com.ar
Internet
Silvina Beccar Varela
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