
El viajero puede iniciar su aventura en Barranquilla o Santa Marta. Para el lector de Cien años de soledad se impone entonces la evocación de la travesía que José Arcadio Buendía y sus hombres emprendieron un día desde el extremo oriental de la sierra hasta terminar con la fundación de Macondo.
En Sevilla y Guacamayal todavía es posible ver los míticos cultivos de banano. Pero la finca Macondo, la más importante de la United Fruit, apenas retiene su nombre de una larga y trajinada historia. Según cuentan, así se llama porque a principios del siglo XX se erigían dos imponentes árboles macondo en el patio de la finca. El nombre procede del bantú makondo , tal como los bantúes llamaban al banano y que significa alimento del diablo .
Aracataca es, sin duda, el primer Macondo original, aunque al viajero le cueste trabajo identificarlo en los vagones abandonados de los trenes bananeros, en la plaza de almendros polvorientos, en la botica y aun en la casa natal del escritor, hoy convertida en museo. Si aún sigue sin encontrar a Macondo, es tal vez porque ya usted lo lleva dentro. Si no, siga hurgando en la mirada de su gente y escuche sus historias.
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