La ruta del feng shui en Hong Kong

"El desorden es miedo", les decía al grupo de personas que se había reunido a escuchar. "Desháganse de sus trastos viejos y bajarán de peso, tendrán éxito en el dinero y el amor."

La mayoría de los norteamericanos -explicaba- piensan que el arte chino antiguo del feng shui es demasiado absoluto y abarcador, pero no es tan así, ya que podemos escoger los principios que nos agradan y descartar los demás. En California, la práctica es como el menú en un restaurante chino, elegimos algo de por aquí y otro poco de por allá. Pero en Hong Kong, donde se hallan las raíces más profundas del feng shui, es diferente; allí existe una creencia con principios sólidos e inquebrantables, que rigen casi todos los aspectos de la vida cotidiana.

En su forma más simple, es el arte chino de 4000 años que consiste en ubicar correctamente los objetos en una habitación, una casa o, incluso, en un barrio o país. Si se hace como es debido, sostienen sus cultores, habrá felicidad, buena salud y prosperidad; de lo contrario, los resultados podrían ser catastróficos.

Hace 50 años, el gobierno de China comunista continental prohibió esta práctica por considerarla pura superstición, lo que hizo que los grandes maestros del feng shui dejaran el país y florecieran en el exilio, en Hong Kong, donde hoy suman más de diez mil y un 90% de los residentes de la isla lo profesa. Para los occidentales que deseen saber más sobre este arte milenario, Hong Kong es el lugar adecuado. La primera escala en mi búsqueda fue una visita a Joseph Chau, el maestro oficial del Mandarín Oriental, uno de los hoteles más exclusivos, que se ajusta a los principios del feng shui.

Al cruzar el vestíbulo vimos una pequeña estatua de un unicornio, que aparentemente era un objeto decorativo. Lo que los huéspedes occidentales, que pasan de prisa cargados con bolsas de compras, no saben es que el unicornio aleja la energía Chi (o fuerza vital) negativa. En las oficinas del personal ejecutivo del hotel hay estatuas de leones con un solo cuerno, diseñados para atraer dinero, y la distribución y orientación del amoblado se supervisa minuciosamente.

Chau se ocupa de estos detalles desde una pequeña oficina en Wan Chai, cerca del hotel. Lo encontramos sentado en su escritorio leyendo, pero dispuesto a detener su lectura y conversar. Por ejemplo, nos relató la historia de una familia que no había cumplido con los principios del feng shui al sepultar a su patriarca, porque habían orientando el cuerpo del anciano en la dirección equivocada. "Inmediatamente, los hombres de la familia comenzaron a tener terribles dolores de cabeza que nunca cesaban. Luego, después de colocar la tumba de la manera adecuada, las dolencias desaparecieron. El feng shui es también un arte curativo.

Chau se dirigió a mí y me preguntó mi fecha de nacimiento, el diseño del piso de mi departamento en Los Angeles y mi orientación al norte verdadero. Después me dijo que yo sufría de dolor de espaldas, tenía "mal carácter " y era alérgico. "A veces, se despierta sobresaltado a la madrugada"; concluyó, haciéndome correr un terrible escalofrío por todo el cuerpo.

Por cierto, a menudo sufro de alteraciones en el sueño que me desconciertan. ¿Es verdad que él podría hacerlas desaparecer? Sí, si coloco dos estatuillas de jade y un icono de cobre en los rincones de mi habitación. También tengo que colocar una lámpara de pie con nueve bombitas en el centro del living. Y la canilla de la cocina debe estar orientada hacia el lado contrario del horno, porque cuando se juntan el agua y el fuego mi humor estalla.

Si una sola consulta no es suficiente, Chau dicta cursos particulares a los occidentales por 5000 dólares. También ofrece tarifas grupales, que se calculan según el número de participantes. No ha de sorprendernos el costo, puesto que el feng shui está tan enfocado a lograr el éxito financiero como el de asegurar la salud y la felicidad. Cada banco coloca un par de leones en la entrada, para proteger el dinero en su interior. Sin la seguridad de estos felinos, los residentes no arriesgarían sus depósitos.

Al dejar la residencia del señor Chau tomé una de las nuevas excursiones sobre feng shui que organiza la empresa Gray Line Tours, una especie de mirada espiritual de Hong Kong a través de los ojos de un maestro. Cuando el ómnibus se aproximaba a la cima de Victoria Peak, el punto panorámico más famoso de la ciudad, aminoramos la marcha y el guía señaló un rascacielos distante llamado The Hopewell Center .

"Cuando estaban construyendo el edificio original", -comenzó a relatarnos-, "los chinos se alarmaron porque la construcción alta y de color blanco se asemejaba a una vela blanca, que significa muerte." Había que encontrar una solución. Cuando se consultó a un maestro, éste recomendó construir una piscina en la azotea. Como el agua apaga el fuego, la piscina contrarrestaba la energía Chi, negativa.

Por cierto, el feng shui, aunque es en su mayoría invisible, está en todas partes. Afecta las inversiones empresariales y los ahorros de los individuos.

Rige la arquitectura y el remodelado de la cocina, la elección de la fachada de los rascacielos y la orientación de la cama. Determina las fechas para que dos firmas se fusionen, para la compra de un vehículo, el casamiento o el sepelio de un familiar. Cada número en la vida de uno tiene un significado: la dirección, el registro de conductor, el del seguro social.

A Pat, una fotógrafa del grupo, le habían aconsejado que usara un collar con un cerdo porque había nacido en el año del tigre.

"Los tigres y los cerdos se llevan bien", exclamó el maestro, con gran seriedad. "Pensé que los tigres se comían a los cerdos", dijo Pat, soltando una risita. No, nos respondió el guía frunciendo el ceño. Al tigre no le atrae el cerdo ni los productos derivados. Nos miramos entre nosotros y nos reprimimos de largar una carcajada.

No obstante, en cuanto regresé a casa, reorganicé la distribución de mi departamento, orienté el sofá hacia el Norte. Y pese a no ser supersticioso, nunca me olvido de girar la canilla de la cocina en dirección opuesta al horno antes de irme a dormir. Creo que luce mejor, más ordenado.

David Groves
(Traducción de Andrea Arko)