La salida

Eligió él mismo el restaurante (también me gusta la decisión) y enseguida nos pusimos a hablar de lo más relajados. La sorpresa vino cuando pedimos los platos.

Vegetariano y no toma alcohol.

-Hace años en realidad, algún tiempo después que empecé a hacer yoga.

Pensé en no pedir nada yo tampoco pero después razoné que es el principio del engaño. Como carne y tomo vino, la verdad es esa y si arrancábamos mal, después me podía esperar una vida entera escapándome de casa en busca de un choripan y un vasito de tinto. Más vale encarar con la verdad el minuto cero. Para desengaños ya está la vida.

Elegí un plato de pastas perfecto que era imposible acompañar sin una copa de vino tinto. La pedí. Creo que me ayudó a relajarme. No importa cuánto fluyan estos encuentros, nunca deja de ser un poco raro encontrarte masticando delante de un completo desconocido. Resultó ser un tipo interesante, practica yoga y viajó varios años a un Ashram en la India donde está su maestro de Ashtanga y se perfecciona. Me contó todo tan entusiasmado que hasta me dieron ganas de retomar. El resto del tiempo, cuando no está cabeza abajo, trabaja en su propia empresa familiar que comparte con su padre y 3 hermanos. Cuando me dejó en casa, después de aclararme que la había pasado muy bien, se despidió con el clásico "nos vemos" y me saludó con un beso de cachete.

¿La neutralidad más absoluta o no tanto? La pasé bien pero no wow, me divertí pero no me reí a carcajadas como me gusta, físicamente me gustó (bastante) pero más allá del "nos vemos" no hubo ni media señal que me indicase que eso realmente vaya a suceder.