

SANTA FE, Nuevo México (The New York Times).- En 1598 los españoles fundaron en San Juan Pueblo la primera capital del actual Estado de Nuevo México. Este año se cumple, pues, el IV centenario de la colonización hispana. Sin embargo, el lugar ya desempeñaba, desde hacía largo tiempo, un papel central para los habitantes -casi 100.000- de los 70 poblados indígenas cercanos.
Este verano, las actividades en conmemoración del cuarto centenario se fusionarán con el calendario festivo de los aborígenes y el flujo de típicos turistas norteamericanos que caracteriza a la Ciudad Diferente.
Aunque en sus calles se apretujen elegantes boutiques, cuya arquitectura pretende imitar las construcciones de los indios pueblos, siempre se vislumbra algún retazo de historia o el panorama reconfortante de los montes Jemez y Sangre de Cristo, que rodean a Santa Fe. A 2100 metros, se respira un aire diáfano que huele a salvia y pino.
Pero lo que distingue a Santa Fe, además de su triple cosmovisión indígena, española y anglosajona, es el arte o, mejor dicho, todas las artes. No es una gran ciudad -tiene apenas 67.000 habitantes- pero, con la ayuda que significa alrededor de 1,4 millón de turistas anuales, sostiene 7 museos de arte, unas 250 galerías, una temporada lírica de 8 semanas y 10 escenarios teatrales.
Exposiciones y mercados
Un millón de obras de arte se concentran en una sola área de 2,59 kilómetros cuadrados, agrupada en la zona céntrica y en Canyon Road. Y aún faltaría agregar los cuatro siglos de arte sacro contenidos en iglesias y misiones.
El verano es la temporada alta, jalonada por frecuentes conciertos, espectáculos de danza, funciones teatrales, decenas de festivales de los indios pueblo -para no mencionar los de artistas, vitivinicultores y montañeses- y los mercados anuales que copan la Plaza.
En el Mercado Español, el próximo fin de semana, más de 100 vendedores ofrecerán retablos e imágenes de santos, textiles y tallas en madera; en suma, el arte popular de sus antepasados.
En el Mercado Indígena, el 22 y 23 de agosto, más de 500 artistas y artesanos competirán frente a un jurado en uno de los acontecimientos más famosos de Santa Fe.
Se ha señalado a menudo un hecho extraño: en una ciudad tan empapada de historia y cultura, el recuerdo más indeleble que guarda el turista son las compras. Boutiques, quioscos y artesanos callejeros proponen gangas pasmosas. No obstante, bajo este barniz comercial late con firmeza un corazón de esteta. ¿Dónde? En la Plaza.
El Palacio de los Gobernadores (105 West Palace Ave.) cierra uno de sus lados. Construido en 1610 -el mismo año en que don Pedro de Peralta trazó la Plaza- es el edificio público más antiguo de los Estados Unidos.
Desde hace décadas, su recova está reservada para los indígenas de Nuevo México; allí venden sus artesanías, expuestas sobre las mantas características.
Georgia en las mentes
El Museo Georgia O´Keeffe (217 Johnson St.) se enorgullece de su centenar de obras de O´Keeffe -la artista se radicó definitivamente en Nuevo México en los años 40- y su refinado local de souvenirs. Abre de martes a domingos, a las 10; los viernes cierra a las 20 y los demás días, a las 17. Los viernes, de 17 a 20, entrada gratuita. Pase válido para todas las filiales del Museo de Nuevo México: de 1 día, 5 dólares; de 4 días, 10. Informes: 995-0785. Prefijos: 1-505.
Del cuero a la seda
En el Museo de Arte Popular Internacional (706 Camino Lejo; 827-6350), el 29 de agosto, se inaugurará el Ala Neutrógena. Dedicada principalmente a textiles, exhibirá parte de una colección de 3000 piezas que abarca desde obras peruanas en cuero hasta sedas de Indonesia.
Es uno de los museos más deliciosamente insólitos del mundo, dueño de una colección extensa, expuesta con ingenio.
Se visita a diario, menos los lunes, de 10 a 17. Entrada: 5 dólares o con pase del Museo de Nuevo México.
Inaugurado hace tan sólo un año, el Museo del Institute of American Indian Arts (108 Cathedral Place; 988-6212) aloja una colección nacional de arte indígena contemporáneo.
Un jardín de esculturas y un círculo de bienvenida -una cámara de meditación con música funcional- invitan a la contemplación. Abre todos los días, de 10 a 17. Entrada: 4 dólares.
Una mariposa clásica
Cuando la Opera de Santa Fe (Highway 84-285, unos 11,2 kilómetros al norte de la ciudad) abrió su temporada 1998, el 3 del actual, el público pudo apreciar las importantes mejoras efectuadas; entre ellas, un techo que cubre toda el área de butacas preservando el ambiente de teatro al aire libre.
Se representó la misma ópera que inició la primera temporada en 1957: Madama Butterfly. Alternará con otros cuatro títulos. Hasta el 16 de agosto, las funciones empiezan a las 19; después, lo harán a las 20.30. Informes: fax 995-3030; en la Red, www.santafeopera.org.
(Traducción de Zoraida J. Valcárcel)
Judith Anderson
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
