De regreso de un extenso y mágico viaje que me mantuvo en el camino algo más de cinco meses, y me llevó a recorrer desde Buenos Aires hasta el pequeño país centroamericano de El Salvador, tuve la oportunidad de conocer, efímeramente, la ciudad boliviana de Oruro.
Sólo estuve allí unas pocas horas aguardando la salida del tren wara wara que me transportaría hasta la ciudad de Villazon, limítrofe a la vecina ciudad argentina de La Quiaca.
Mientras esperaba la hora de partida, salí a caminar por los alrededores y me encontré con el mirador Virgen del Socavón, uno de los lugares más visitados en Oruro porque tiene una imperdible vista panorámica de la ciudad.
Cuesta arriba hacia la cima del mirador me impactó encontrarme con el rostro de un ser ambiguo plasmado en uno de sus muros, que observaba fijamente a esta mujer orureña allí parada.
Mateo Candia