La Amazonia ecuatoriana
Estuve en El Coca hace 20 años y llegué desde Quito en ómnibus. Una vez, en una población que se llama Misahualli me alojé en una posada desde la que se formaban los grupos para internarse en la selva según la cantidad de días que deseáramos. Los traslados eran en canoa y las excursiones, a pie. Pernoctábamos en unas chozas sobre pilotes en el piso con mosquiteros. De noche las tormentas eran atroces y nadie pegaba un ojo. La comida la hacían los mismos baquianos y era absolutamente de campaña. Todos los bichos e insectos posibles, los que vi, los que me picaron y los que por suerte me enteré de su existencia una vez fuera del agua.
cevozza
Hace 10 años hice el viaje desde Quito pero en micro, donde pudimos apreciar la naturaleza. Llegamos a la Reserva de Cuyabeno por el lago Agrio, recorrimos lugares increíbles en canoas motorizadas. Dormimos en carpas en plena selva; vimos caimanes, pirañas, delfines. Nos despertaron los monos con sus gritos en lo alto de los árboles; helechos, orquídeas, aves de colores brillantes, inmensas mariposas azules y hasta una boa a escasos dos metros. Siempre estaré agradecida a mis amigas que me impulsaron a ir. Fueron días y noches mágicas y atardeceres donde me di cuenta de que lo de Tarzán no era fantasía, pude vivir esa realidad.
leontina
Tendencias en vuelo
Hay cada vez más cosas para entretenerse antes y durante los viajes en avión. ¿Serán suficientes para distraer de las crecientes incomodidades de los asientos y los altos valores de los pasajes y de tasas e impuestos obligados a incluir en los gastos? Hay aerolíneas con destinos en los que estos gastos compiten con el mismísimo valor del vuelo en sí. Viajar horas apretados en un cada vez menor espacio, tener ahora que pagar por comidas que antes formaban parte del pasaje no son compensados por aquellas amabilidades.
aescarlon