
IGUAZÚ.- Pasan los años y las Cataratas siguen estando ahí, en el mismo lugar de siempre. No son estáticas, nunca son las mismas y, sin embargo, los millones y millones de litros de agua que caen en cascada estruendosa desde los ochenta metros que hacen al salto emblemático, siempre se parecen en algo, y logran el mismo efecto: gota tras gota, conforman un espectáculo imponente.
"Es lo más maravilloso que vi en mi vida", le dice a su guía una señora de unos sesenta años, con gorrita y piloto humedecido, a unos metros de la Garganta del Diablo y sobre la pasarela de 1100 metros que resiste, año tras año, el tránsito de más de un millón de visitantes. Cualquiera juraría que es la primera vez que la señora ve las Cataratas, pero es la quinta. Su expresión de felicidad y asombro da cuenta de por qué, aunque hay muchos argentinos que todavía no las conocen, hay otros tantos que ya superan los dedos de una mano para contar las visitas a este clásico nacional.
Qué son más lindas del lado argentino, que hay que llegar temprano para poder sacar la foto sin un batallón de gente, que de ahí se sale empapado, que no hay que tocar a los coatíes porque roban la comida y hasta la billetera. Hay muchos mitos alrededor de la visita a las Cataratas de Iguazú, pero no son esos los que hacen la diferencia al plantarse frente a esta maravilla de la naturaleza.
Las Cataratas podrán ser un milagro natural, pero también son una historia de amor, la de Naipí y Tarobá. Para ellos no fueron tan maravillosas, sino que representaron el castigo del dios Mboí a un sentimiento que no estaba destinado a ser. Aún así -y como toda historia romántica debe ser-, hay final feliz: las cascadas inmensas los habrán separado, pero cuando hay sol, el arcoíris logra vencer la maldición y hace de puente, uniendo a los enamorados para siempre.
Selva, agua y verde
En términos técnicos, el escenario es el de la selva paranaense, pero la secundaria: aquí, muy cerca del límite entre Paraguay y Brasil, los árboles son más bajos que en otras zonas. Como sea, la flora invade: fresca, brillante, eternamente húmeda. Palos rosas, araucarias, lapachos y filodendros son el hogar de los loros y vencejos que se hacen escuchar durante toda la visita. En el medio, con suerte, se verá esconderse a lo lejos algún mono capuchino. No pasará lo mismo con los coatíes, que tienen un protagonismo casi equiparable al de las mismas cataratas. Los guías no se cansan de espantar turistas que, imprudentemente, les dan de comer o los tratan como perros domesticados, hasta que alguno termina mordido o ve alejarse su almuerzo en la trompa afilada de alguno de estos personajes de andar simpático.
La visita puede cubrirse en un día completo, aunque la concesión del parque otorga un segundo día de visita al 50% de la tarifa regular y recomienda hacer el paseo, a paso tranquilo, en dos jornadas.
El agua es siempre la estrella central: con precipitaciones de 2500 milímetros al año, es también la lluvia la que alimenta a las cataratas, que se ven al estilo panorámico desde el lado brasileño, pero se sienten con vértigo y empapan en tierra argentina.
Si de mojarse de verdad se trata, no se puede obviar la Gran Aventura, paseo náutico que incluye un recorrido de poco más de cinco kilómetros por la selva, a través del Sendero Yacaratiá, hasta llegar al Puerto Macuco. Allí hay que embarcarse en una lancha a motor, para navegar el río Iguazú y hacer «el bautismo» en las brumas de los saltos. La ducha está asegurada: el capitán no vuelve a la costa hasta que toda la tripulación está bautizada -y empapada.
Turismo nacional, en auge
El 23 de febrero de 2012, el parque recibió la placa oficial que la distingue como una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo. La designación había sido tres meses antes. Por eso, "el verano de 2012 fue el récord de visitantes en la historia de esa época del año: se superaron las 400.000 personas", explica Francisco Langer, coordinador de marketing de la concesionaria Iguazú Argentina. A pesar de la vidriera internacional que brindó el título, la mayoría de los visitantes durante esa temporada fueron argentinos.
"El número de extranjeros no aumentó, pero sí se mantuvo, algo para destacar de cara a la crisis económica del momento", agrega Langer, optimista. Las cifras siguieron en aumento para el público nacional: 2012 cerró con más de 860.000 visitantes sólo argentinos, un 15% más de visitas frente a otros años. Para Langer, después del reconocimiento, los argentinos no ocultan su orgullo y eso se fomenta a través de las redes sociales: "Estamos tratando de llegar a los visitantes fuera del parque, a través de Facebook y Twitter, para medir y difundir esa apreciación".
Cada detalle está pensado para reducir el impacto de las visitas y proteger el parque para las futuras generaciones. Por eso, el pasado abril, Cataratas de Iguazú fue expuesto como caso de éxito en el 1er Congreso Argentino de Marketing Sustentable. No hay detalle librado al azar -desde la separación de residuos hasta el control del agua y la permanente supervisión sobre los visitantes-. El motivo es noble: cualquier error puede costar la preservación de esta maravilla natural para las futuras generaciones.
Naturaleza, confort y juegos de azar
Los jardines del Iguazú Grand Resort Spa & Casino están distribuidos en sectores que incluyen tres piscinas en desniveles. Albergan una huerta orgánica de la que salen muchos de los productos que después se consumen en alguno de los dos restaurantes del hotel. El destacado es La Terraza, totalmente vidriado y con vista al parque, que se especializa en parrilla.
Un paseo aparte dentro del hotel es perderse entre los árboles frutales y el vivero y después refugiarse en el spa, con un circuito de agua incluido en la tarifa. Para los entendidos, el gran destacado es su casino, con sala de Póker Texas Hold’Em, entre otros atractivos. Las habitaciones son amplias y elegantes, con detalles de categoría propios de un hotel miembro de The Leading Hotels of the World. Recientemente recibió el galardón de Certificado de Excelencia 2013 que los miembros de la comunidad TripAdvisor otorgan a la hotelería, situándolo entre el 10% de las empresas con mejores resultados de todo el mundo.
Datos útiles
Cómo llegar
- LAN: ofrece vuelos Buenos Aires-Iguazú desde $1208. Más información y ventas, al 0810-9999-526. Más, en www.lan.com
Dónde dormir
- Hotel Iguazú Grand Resort Spa & Casino: habitación en base doble, por noche, desde $1572 + IVA (incluye desayuno y acceso al spa). www.iguazugrand.com
- Hotel Panoramic: es un cinco estrellas a dos cuadras del centro de Iguazú, con magnífica vista a la Triple Frontera. Habitación en base doble, por noche, desde $1141 + IVA (incluye desayuno y acceso al spa). Tanto el Panoramic como el Iguazú Grand ofrecen una promoción para estadías hasta el 10 de julio, de tres noches al precio de dos (no aplica para fines de semana largo). Más, en www.panoramic-hoteliguazu.com
Tarifas
- La entrada al parque nacional, para ciudadanos argentinos, es de $65; menores de entre 6 y 12 años abonan la mitad. El pase ofrece la opción de volver al día siguiente, con un 50% de descuento. Además, incluye la visita a la isla San Martín.
Qué hacer
- Excursión Paseo Gran Aventura: recorrido en vehículo todo terreno por la selva, navegación en lancha a motor y avistaje de los saltos. Dura una hora y media y cuesta $310.- www.iguazujungle.com
- Paseos de luna llena: todos los meses, durante 5 noches, se puede disfrutar del espectáculo clásico, pero a la luz de la luna. Los cupos son limitados (sólo 120 personas por paseo), y la duración es de dos horas, con cocktail de bienvenida. Se puede optar por cena en el Restaurante de La Selva. Informes y reservas: reservas@iguazuargentina.com. Más, al 0800-266-IGUAZU.
Cuándo ir
- Promoción: el parque promueve www.otoñoencataratas.com.ar y ofrece descuentos para desestacionalizar el destino.
Más información
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