

LAS LEÑAS.- El cielo está opaco, todavía no son las 9 y Arturo Makino está firmando el deslinde de responsabilidad Nº 85283. Tiene campera oscura y cara de dormido.
Con su firma asume los riesgos inherentes a la práctica del esquí fuera de pista, donde se utilizan bajadas alternativas y sin señalizar en lugar de las 30 pistas amplias, seguras, familiares, que tiene Las Leñas.
Si está nervioso, Makino no lo demuestra. El deslinde dice entre otras cosas que en caso de accidente deberá pagar de 1000 a 5000 dólares según el gasto de su rescate. Por ahora, sólo paga el tiempo de un instructor y se va a buscar a su mujer y a su hija de 11 años, que también esquiarán extremo en esta mañana gris.
En fuera de pista ( backcountry , en inglés) Las Leñas es imbatible. No sólo en la Argentina. Este centro del sur de Mendoza es buscado por tener los mejores fuera de pista de América del Sur y está muy bien posicionado en el mundo. Parece que son varios factores: 1) la altura de las montañas, que supera los 3000 metros y crea pendientes pronunciadas con grandes desniveles ( vertical drop ); 2) la accesibilidad desde una telesilla a una variedad de vertientes esquiables; 3) las pistas muy largas y abiertas, porque no hay árboles; 4) las rocas, que posibilitan saltos.
Makino, de unos 50 años, se acerca a su instructor, el traductor de los recovecos conocedor de la montaña.
"El instructor te marca los límites. El respeto por la montaña y la seguridad son fundamentales. Si la pifiás , te morís", dice como si dijera que si llegás tarde, cierra el restaurante.
Ya abrieron los medios y el hombre quiere ir a esquiar. Está ansioso. En realidad, más que un deseo, lo suyo parece una urgencia.
Nieve polvo, para flotar
Antes de salir, teoriza sobre la sensación de máximo placer que siente allá arriba. "Imaginate, estás a 4000 y hacés la primera vuelta del día, antes que nadie. Cuando lo lograste mirás para atrás y sólo ves tus huellas en la nieve polvo." Después de decir nieve polvo, el hombre entra en estado de éxtasis. Aunque dan la sensación de ser liviana, estas dos palabras son un peso pesado entre esquiadores extremos.
El eco de nieve polvo todavía resuena en la escuela de esquí y Makino se va casi sin despedirse. Corre en busca de la reina de las nieves, esa que dicen que te hace flotar.
Enseguida llega Luis Rossini, también a firmar su deslinde. Está excitado, quiere desayunar con un desafío.
"¿Por qué te gusta el fuera de pista?", le pregunto a riesgo no de muerte, pero sí de que me cierre la puerta en la cara. Pero no, me contesta educadamente, aunque tan rápido como si estuviera bajando por La Canaleta de Eduardo, famoso fuera de pista dedicado al instructor Eduardo Gutiérrez que murió en acción, en 1986. "Me gusta porque me da miedo, mucho miedo", dice y lo mira al instructor con ganas de irse.
En un fuera de pista, el esquiador enfrenta retos que no tienen que ver sólo con el grado de la pendiente y la creatividad para entrar o salir de un cañadón, también con los tipos de nieve que debe sortear. Nieve cartón, compactada, sal, volada, primavera, polvo, cada una se siente y esquía diferente.
Si bien una ventaja de los fuera de pista de Las Leñas es su accesibilidad, igual, quedan lejos y no hay telesilla ni poma ni nada en esos terrenos salvajes. Para llegar existen tres opciones: la más barata es caminar; la otra, contratar el servicio Extreme Expedition -hay de medio día y de día completo-, con guía y una máquina pisanieves adaptada como ómnibus que funciona como medio de elevación privado. La tercera es el heliski (llegar a la cima en helicóptero), pero el viaje ronda los mil dólares.
"En Las Leñas hay dos montañas: una es la de abajo, la de las modelos y lo fashion; la otra está acá arriba, la de el silencio, la naturaleza potente y los esquiadores extremos", dice Fernando Fassano, coordinador de Actividades de Montaña, mientras subimos la telesilla de Marte. A nuestros pies se ve el fuera de pista Marte. Aunque es cerca de mediodía nadie se animó a pisarlo todavía. Angosto y rodeado de rocas filosas, desde arriba se ve imposible.
Según la regla general, el que probó los fuera de pista no vuelve a las pistas anchas y seguras. Y si lo hace es sólo para llegar a un fuera de pista. "Hace diez años que esta modalidad crece lentamente, pero sin parar. Sólo en los tres meses de nieve del año último atendí a 120 periodistas y fotógrafos especializados de las principales revistas de esquí del mundo", dice Fassano y ruega que no dejen de venir porque su trabajo consiste en acompañarlos y pasar los días fuera de pista.
Por Carolina Reymúndez
Enviada especial
Enviada especial
Primeros pasos de una tendencia
Gregg Wardle y Thomas Perren, pioneros
Todos los años, en agosto, los hoteles del valle se llenan de extranjeros que vienen para encontrar pistas largas, difíciles y desiertas. En algún punto, la tribu de los esquiadores extremos es como la de los surfers, que viajan en busca de lugares bien guardados, en este caso en los pliegues de los Andes.
"En Europa caminás cinco horas y seguís viendo gente, acá caminás 45 minutos y estás solo", dice Gregg Wardle, director de la Escuela de Ski antes de darle un mordisco a una empanada de carne.
Wardle fue uno de los primeros esquiadores fuera de pista que llegó a Las Leñas, a fines de la década del 80. Hoy vive en invierno ("paso 300 días en la nieve"): con 52 años, ya hizo 62 temporadas.
En aquellos tiempos, los fuera de pista no tenían nombre porque todavía nadie los había bajado. El se encargó de ponerlos: Sin Salida, Collarcito -el diminutivo es chistoso porque está entre los más empinados-, Manhattan, Las Vegas ("La primera vez que lo hice estaba con tres gringos de Las Vegas") y más nombres y más anécdotas. "El nombre llega cuando la gente empieza a preguntar dónde es, cómo llego", dice Gregg, que va por la tercera empanada.
También a fines de la década del 80 llegó el suizo Thomas Perren, que además de esquiar lo imposible es muy buen dibujante y se encargó de hacer el único mapa de fuera de pistas de Las Leñas, en 1994.
"Ese fue la base para el que estamos preparando, sólo que los nombres casuales serán reemplazados por otros, autóctonos o que tengan que ver con la mitología griega, siguiendo el estilo del valle", destaca Coco Torres, gerente de Montaña.
El mapa será útil para los esquiadores, como la evolución de los esquíes. Porque la gente pone garra, técnica, pero los los nuevos esquíes FAT, con mayor base de sustentación, hicieron que el fuera de pista sume seguidores.
Esquiadores de lo imposible
Los primeros y también los mejores esquiadores extremos son los pisteros socorristas. Primeros porque empezaron antes de que se pusiera de moda y mejores porque están el día entero en la montaña. No importa si llueve o nieva o hay avalanchas, ellos ponen el cuerpo. De hecho, ahora mismo, hace una semana que están encerrados en Bora Bora, el puesto de socorro más alto de la montaña, a 3430 metros. Hace días que hay tormenta de nieve y ellos se encargan de detonar explosivos para provocar avalanchas (declanchamientos).
Andan de rojo de pies a cabeza. Si fueran gordos uno podría compararlos con Papá Noel, pero son flacos y más ágiles que el Correcaminos. Su trabajo consiste en meterse por donde la montaña no los deja. Ellos revisan los fuera de pista cada mañana y deciden si los cierran o no. Ellos son 32 pisteros, más Eduardo Reges, médico especializado en medicina de montaña, y Tyson y Titlis, dos perros entrenados en buscar gente en avalanchas.
Desde Bora Bora, muy cerca de donde comienza Extreme Expedition, parten al menos 20 fuera de pista que si bien no están categorizados tienen nombres de hecho.
Gabriel Chiguay es el jefe de pistas y uno de los hombres más ocupados de Las Leñas. "La montaña es un espacio de libertad, pero nosotros no podemos estar ajenos al fenómeno de los fuera de pista. Lo acompañamos, por eso se está trabajando en un completo mapa que estará listo el próximo año."
Como estrategia de preservación, los deportes de riesgo necesitan un marco de seguridad. O dejarían de existir. Quizá por eso, el mayor porcentaje de accidentes ocurre en la pista y no en bajadas alternativas. Los esquiadores extremos o free riders deberían salir siempre acompañados y llevar una mochila con lo básico: casco, pala, linterna, silbato, ARBA -aparato que sirve para buscar víctimas en avalanchas-, sonda y caña plegable de metal para buscar cuerpos atrapados.
Datos útiles
Ski weeks
Si va durante este mes, todo es más caro y seguramente habrá cola en los medios. La ventaja es que verá el lugar en su máximo esplendor, con actividades especiales, desfile de modelos y buen after ski en Ufo Point.
Durante este mes de temporada alta puede conseguir paquetes (alojamiento, medios de elevación y coordinación en el valle) desde 1300 pesos por persona si se hospeda en un apart. Si prefiere un hotel, el Aires parte de los 1800 y el Virgo, de los 3200, por persona con media pensión. Los precios son en base cuádruple.
Opción Cinco estrellas
Un ski week (7 noches) en el hotel Piscis, cinco estrellas, cuesta desde 3800 pesos por persona, con desayuno y cena, en temporada especial (5/8 al 8/9).
Experiencia extrema
La propuesta Extreme Expedition es exclusiva para esquiadores expertos, que practican o quieren iniciarse en el fuera de pista. Incluye instructor y equipamiento básico, y cuesta entre 200 y 450 pesos, según la cantidad de horas (hay opciones de medio día y día completo).
Novedades
A las 28 pistas de Las Leñas, este año se sumaron dos nuevas: Talía, una bajada roja (difícil) que bordea el filo y por la que uno esquía mirando el valle, y Clío, una pista fácil, entre Venus y Eros, perfecta para los que quieren cruzar la línea de fácil a intermedio.
Si bien en Las Leñas el mayor porcentaje de pistas son para esquiadores avanzados y expertos, también hay un gran número de pistas para los que recién comienzan.
Como desde hace tres años, esta temporada también funcionará Minerva, una pista intermedia, perfecta para esquiar a la hora de tomar el té (de 17 a 19.30).
Chivito malargüino
El restaurante La Cima es un mirador para hacer un corte de mediodía, si es con sol mejor porque hay terraza (importante: no olvidar el protector). Siempre hay plato del día: arroz con albóndigas, por ejemplo, cuesta 20 pesos.
Por las noches, el restaurante prepara un riquísimo chivito al asador. Basta reservar y algún empleado del lugar lo pasará a buscar por su hotel y lo llevará de vuelta.
En Internet
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
