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Las máquinas de fabricar nieve

La innivación artificial, gran ayuda para vestir de blanco las pistas cuando el clima no colabora




Los cañones de nieve son dispositivos que permiten la inducción de minúsculos cristales de hielo a partir de agua y aire presurizados a baja temperatura. Se utilizan para innivar artificialmente las pistas cuando no se producen precipitaciones suficientes de nieve natural y, en muchos casos, para estirar un poco más la diversión hacia el final de temporada.
En el mundo, la fabricación de nieve artificial ha aumentado exponencialmente, en gran medida empujada por el calentamiento global y la disminución paulatina de las nevadas. Los principales centros de esquí advirtieron que si no fabricaban nieve, la apertura de sus pistas corría un riesgo cada vez mayor. Incluso, hoy los esquiadores profesionales buscan pistas con esas características para sus entrenamientos, ya que las competiciones internacionales se realizan usualmente sobre este tipo de superficies.
Expertos de las principales estaciones locales explican cómo funcionan estos dispositivos y hasta qué punto son capaces de salvar una pista cuando la nieve natural brilla por su ausencia.
"Los cañones son máquinas para fabricar nieve mediante la pulverización del agua en el aire bajo condiciones de muy baja temperatura. El concepto básico que se utiliza es la pulverización de agua y aire a altas presiones, con picos de salida muy finos –explica Ronan Seltzer, gerente de infraestructura de Las Leñas–. Es lo mismo que ocurre cuando se utiliza un desodorante en aerosol. Este concepto, sumado a las bajas temperaturas del ambiente y un tiempo de caída suficiente, hace que se formen pequeños cristales de nieve", sintetiza.
Por lo pronto existen dos tipos de cañones de nieve o snowguns: las denominadas lanzas y los cañones de turbinas. "Las lanzas son caños largos y los cañones de turbinas son como ventiladores. La diferencia es la capacidad de fabricación que tiene cada uno. La turbina, con mayor volumen, se adapta mejor al viento. Las lanzas hacen menos nieve y si bien son más económicas, cuando hay viento no funcionan bien", advierte por su parte Gastón Begue, presidente y director operativo de Cerro Castor. Además, la temperatura de arranque tiene que ser más baja que en los cañones de turbinas. Es decir tiene que hacer más frío para que arranquen.

Estirar la temporada

En los últimos tiempos, la fabricación de nieve se ha convertido en un factor clave de esta industria, hasta el punto de que algunas estaciones dependen en gran medida de los cañones para culminar con éxito la temporada. El momento de fabricación generalmente es a la noche, cuando se observan las temperaturas más bajas.
"Hace varios años que gracias a la producción que se ha realizado podemos llegar esquiando a la base de nuestro complejo. Esto es importante ya que la cota de nieve natural está marcada en los 1500 metros sobre el nivel del mar y nuestra base está a 1250 metros", advierte Miguel Righetti, jefe de Pistas de Chapelco. "Cada año es importante hacer un buen trabajo de producción, ya que tener nieve hasta la base beneficia a la comodidad de los esquiadores y reduce al máximo la demora en las colas de los medios."
Por su parte, Gastón Begue asegura que si el sistema está bien dimensionado se puede abrir una pista completamente artificial. "Se tienen que dar ciertas condiciones y un tiempo determinado para fabricar. Pero uno puede no tener nieve natural y contar con una pista armada solamente con nieve fabricada."
Los cañones de nieve fueron inventados por los ingenieros norteamericanos Art Hunt, Dave Richey y Wayne Pierce en 1950. Las primeras pruebas se llevaron a cabo en una estación de esquí del estado de Nueva York, aunque la innivación artificial empezó a utilizarse a escala comercial a principios de los 70. Desde entonces la tecnología de los cañones ha ido mejorando y adaptándose a las peculiaridades climáticas de las diferentes cadenas montañosas. Actualmente, las instalaciones son muy comunes en casi todas las grandes estaciones de esquí de Europa, América del Norte y Australia, una tendencia que también desembarcó por estas latitudes en los últimos años.
Uno de los pioneros en traer estos equipos al país fue Catedral Alta Patagonia. Su primer proyecto para el uso de cañones de nieve se remonta a 1997. "Los importaron de Estados Unidos, pero era una tecnología que sólo funcionaba en lugares muy fríos y no tuvo tan buen resultado. Hoy se logró un cambio, con la compra de cañones en Techno Alpin, que es una de las empresas más destacadas por haber logrado fabricar con temperaturas marginales", asegura Patrick Peintner, el snow man de Catedral Alta Patagonia.
Respecto de las características de la nieve artificial, los especialistas coinciden en que existen diferencias con la nieve natural, aunque muchos esquiadores la prefieren a la hora de lanzarse a las pistas.
"La calidad de la nieve no es igual, porque la nieve fabricada tiene una densidad mayor y se necesitan 24 horas para que cure, es decir, que el agua drene y escurra. También se puede acelerar el proceso con máquinas pisanieve, pero cuando está recién fabricada no se puede esquiar. La nieve es más compacta y cuando está lista, la sensación es distinta", asegura Roberto Thostrup, director de montaña de Cerro Bayo.
"La diferencia surge de la forma del copo. La nieve artificial tiene mucho menos aire, es mucha más compacta. Uno puede fabricar también nieve bien seca, con lo cual no se nota casi diferencia entre una pista preparada artificialmente con una natural. Se obtiene menos volumen, pero de mejor calidad", concluye Gastón Begue, de Cerro Castor.
En cualquier caso, la nieve fabricada llegó para quedarse. Para atestiguarlo, basta un dato de la realidad. En la actualidad, el 90% de las competencias por la copa del mundo se corre sobre nieve artificial. "Sí o sí, la nieve artificial es necesaria", aseguran.

Inversión en infraestructura

CERRO CASTOR. Cuenta con 14 cañones de turbina y 3 lanzas. "Comenzamos a utilizar cañones en 2004. Nuestro sistema de nieve artificial comprende 17 cañones y 3000 m de red. Contó con una inversión de 2,5 millones de dólares", dice Gastón Begue.
LAS LEÑAS. La fabricación comenzó cerca de 2000, cuando ya estaba bastante avanzado el sistema en los países del Norte. Se propuso como solución a la falta de nieve. Hoy tiene 31 cañones de turbinas y una lanza. "Nuestro sistema cuenta con una infraestructura que ronda los 14 millones de pesos en cañerías de agua y cables para cubrir 7 km de extensión. A eso se suman los 32 cañones, a razón de 25.000 dólares cada uno", explica Ronan Seltzer, gerente de Infraestructura de Las Leñas.
CHAPELCO. "La producción en una temporada completa con ocho cañones puede estar entre los 45.000 a 50.000 m3 de nieve. Se comenzaron a usar en 2008, y se decidió hacer la inversión porque en todos los centros del mundo ya se utilizaban", dice Miguel Righetti, jefe de pistas de Chapelco.
CERRO CATEDRAL. "El primero proyecto para el uso de cañones de nieve en Catedral Alta Patagonia fue en 1997. La inversión de este año fue cercana al millón de dólares", cuenta Patrick Peintner, snow man de Catedral.
CERRO BAYO. "Tenemos como proyecto construir una instalación de fabricación de nieve desde la base hasta la cota 1600, comprendiendo la zona de principiantes", explica Roberto Thostrup, director de montaña.

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